Cuando Charles Spencer llegó al mundo, en 1964, su hermana Diana, la futura princesa de Gales, solo tenía tres años. Ellos son los hijos pequeños del octavo conde Spencer, John Spencer, y Frances Ruth Roche, hija de Maurice Roche, cuarto barón Fermoy y Ruth Roche, baronesa Fermoy, nacidos después de una de las grandes tragedias que han marcado a esta familia, el fallecimiento en 1960 de su tercer hijo John, poco después de su alumbramiento.
Cinco años después de que esto sucediera Frances Ruth Roche decidió irse de casa con su amante, el rico empresario Peter Shand Kydd. Sus hijas mayores, Sarah y Jane, estudiaban en un internado, y eso forjó un vínculo muy especial entre Charles y Diana, de tres y seis años respectivamente, en una infancia bastante poco feliz para ambos. La marcha de su madre, que según el propio Charles Spencer ha reconocido no estaba hecha para la maternidad, ha supuesto para él varias décadas de terapia. Hace poco contó en The Sunday Times que su madre le prometió a Diana que volvería a casa a verla y que Diana esperaba en la puerta su regreso, cosa que nunca sucedió.
El otro gran trauma es más que conocido, el accidente de Diana de Gales en París con solo 36 años solo un año después de que se hiciera oficial su divorcio del príncipe Carlos. Mucho ha escrito y hablado sobre su querida Diana. En su última y más larga lucha relacionada con su hermana trata de aclarar si el periodista de la BBC Martin Bashir manipuló con engaños supuestamente a la princesa para que le concediera la conocida como "entrevista de la venganza" de la que este 2020 se han cumplido 25 años y que la Corte Suprema británica investiga ahora.
La familia Spencer y los Windsor siempre estuvieron muy unidos. De hecho, la reina Isabel II, que asistió a la boda de sus padres en 1954, es su madrina de bautismo. Una familia que a pesar de las circunstancias dio a sus hijos una educación digna de la élite. Estudió Historia en Eton y Oxford. Entre mediados de los 80 y los 90 trabajó como periodista para la NBC. En 1992, cuando murió su padre, Charles, con 27 años, se convirtió en el noveno conde Spencer y heredó parte de la fortuna familiar y Althorp, la casa familiar donde creció junto a sus hermanas, Sarah (1955), Jane (1956) y Diana (1961), y donde se cree que allí es donde reposan los restos de la princesa, algo que no está del todo claro y por lo que se ha acusado a Charles de intentar rentabilizar la muerte de la princesa.
Ya llevaba más de dos años casado con Victoria Lockwood, con quien decidiría mudarse a Sudáfrica tratando de alejarse del foco mediático, superar las infidelidades de él y las adicciones de ella. En 1997 decidieron divorciarse. Con ella tuvo a Kitty Spencer, quizá la sobrina más mediática de Diana que recientemente ha anunciado su compromiso con el empresario Michael Lewis; las gemelas Eliza Victoria y Amelia, que este verano se ha comprometido con su pareja Greg Mallet; y Louis Frederick John Spencer, vizconde Althorp y heredero del título de su padre.
Insistente en el amor, volvió a casarse en 2001 con Caroline Hutton a quien dio dos hijos: Edmund Charles y Lara Caroline Spencer. La pareja se separó cuando su hija pequeña solo tenía un año de edad, en 2007. El aristócrata volvió a probar suerte cuatro años después con Karen Villeneuve, modelo y filántropa canadiense. La tercera boda del conde Spencer fue en Althorp y, por el momento, parece que es la definitiva.
Ella también se había divorciado, del productor de cine y televisión estadounidense Mark Gordon y era madre de dos hijas, cuando dio el ‘sí, quiero’ al hermano de Diana en 2011. Juntos tienen una hija, Charlotte Diana. Haberle dado el nombre de la princesa de Gales a su hija pequeña, que ahora tiene ocho años, es signo de la madre de Harry y Guillermo es una persona muy importante en la vida de Charles.
Hace un año la pareja se instaló en Althorp tras una década entre el Reino Unido y los Ángeles mientras las hijas de Karen terminaban la escuela Secundaria. Villeneuve está incluso dispuesta cambiar algunas cosas en la histórica residencia Spencer, ese lugar propiedad de la familia desde 1508, en cuyo vestíbulo Diana y el príncipe Carlos se vieron por primera vez y que los productores de The Crown han tenido que recrear porque Charles dijo ‘no’ a la posibilidad de rodar en su interior decidido a seguir protegiendo a su hermana, honrar su memoria y su legado. Él, que todavía se sorprende de lo difícil que le resulta el 31 de agosto cada año aunque hayan pasado ya 23 años de aquel día en que Diana murió en un túnel de París, también ha criticado la visión que de Diana ofrece la serie de Netflix.
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