La conocimos en el papel de Meryem, la tía de Kerim (Engin Akyürek) en la novela Fatmagül y ahora regresa convertida en Songül, la madre de Lale (Demet Özdemir) en Habitación 309, recién estrenada en Divinity. Pero ser actriz no es lo primero que deseaba esta turca de 59 años, separada y madre de un chico de 13. Tras un fugaz interés por la psicología y los perros, el teatro la cautivó “como un virus”, confiesa.
Has trabajado junto a los actores más deseados…
Coincido mucho con jóvenes y veo que los que respetan su trabajo tienen más éxito. Tanto Engin como Demet son estupendos. A él ya lo conocía antes de Fatmagül. Y con ella compartí muchas escenas.
¿Cómo viviste Habitación 309?
Me divertí mucho y cuando terminó todos seguimos muy unidos. Fue más cómodo queFatmagül por las condiciones y los horarios, aunque de esta me encantó su sólido guion y la lucha de una joven de la que abusan unos chicos.
¿Recuerdas alguna anécdota?
Un día grabábamos una escena donde bailábamos las tres hermanas y yo en el coche de Lale y tuvimos que parar porque la gente pensaba que era real y nos rodeaba (risas).
¿Te identificas más con Meryem o con Söngul?
Soy Libra y la justicia es muy importante para mí, por eso me parezco más a la primera, que además tiene un temperamento desafiante como yo. Pero las dos me encantaron. Doy lo mejor de mí en todos los proyectos.
Cuando estabais en antena fue una revolución ¿no?
Grabando Fatmagül siempre había admiradores, aunque hiciese mucho frío. Y con Habitación 309, hemos llegado a espectadores más jóvenes. Nos sonreían por la calle.
¿Esperabas llegar a España?
Desde niña he soñado con vuestro país; me enamoré de la música, los artistas… Era el primer lugar al que quería viajar y así fue: en 1984, cuando empezaba mi carrera, fui con un grupo de discapacitados auditivos a un festival de pantomima en Barcelona,representando a Turquía con un drama que yo dirigí. Además, ahí gané mi primer premio y el más preciado.
¿Prefieres drama o comedia?
Cuando haces reír, la energía que das a la gente es muy especial. Lo que más me interesa son los proyectos largos y que me dejen tiempo libre.
¿Cuándo supiste que deseabas dedicarte a la actuación?
A los 13 quería ser psicóloga; a los 14, peluquera de perros y ser actriz fue mi tercera opción, con 15. Al principio me costó. No aprobé los exámenes del Conservatorio de Ankara, pero seguí luchando y llegué a acabar Ópera y Teatro como estudiante especial.
¿Qué balance haces de tu carrera hasta hoy?
Positivo. Interpreto papeles muy importantes en cine y televisión en Turquía. Sin embargo, no diría que es una trayectoria de éxito, si no de lucha constante y búsqueda de la felicidad.
¿Es difícil ser actriz en tu país?
El arte como profesión es un camino duro. Si además eres mujer, la presión es mayor. Pero, pese a lo negativo que haya podido vivir, nunca pensé en tirar la toalla.
¿Cuál dirías que ha sido el momento más complicado?
Algunos accidentes, como un envenenamiento que sufrí actuando en el teatro. Bebí algo que se había mezclado con otra cosa. Tuve suerte pues se quedó solo en un susto.
¿Qué te gusta hacer?
Practico deporte, adoro la pintura, el diseño de ropa, la técnica del marmoleado y plantar árboles medicinales.
¿Trabajarías fuera de Turquía?
Sí, pero siempre cuento con regresar: mi tierra es la que está ligada al idioma.
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