Ha sido Julián en El Ministerio del tiempo, Héctor en Mar de Plástico, Fernando II de Aragón en Isabel, El padre Ángel en La señora, Nico, el papel con el que se dio a conocer como actor, en Al salir de clase… Pero también en su vida, la ficción y la realidad se han unido para ser reconocido durante años como el hijo de Curro Jiménez. En su vida personal, su pareja es la también actriz Xenia Tostado, con quien coincidió en la película Cuba libre,y madre de su hija Jimena, que nació en 2015, aunque Rodolfo tuvo su primer hijo en 1994, cuando él sólo tenía 19 años.
Ahora, estrena un nuevo trabajo, Voces, una película de terror que llega a las salas el viernes 24 de julio.
En ‘Voces’ eres Daniel, un padre de familia que se dedica a rehabilitar casas…
Daniel es un padre de familia normal, con el que el espectador puede sentirse identificado, para crear ese abismo de contraste entre lo estrambótico de lo que ocurre en ese caserón que va a rehabilitar y la normalidad de un personaje. Ante fenómenos extraños, el espectador puede decir: «yo también reaccionaría así». Y más allá de una película de miedo, lo que se describe en Voces es la tragedia que vive mi personaje. El terror está en el guión, en los planos, en la iluminación, en la música… y yo me limito a crear un ser humano. Su objetivo es entender qué le ocurrió a su familia.
¿Tú eres amante del cine de terror?
Mucho y desde pequeñito. Le pedía a mis mayores que no me contaran chistes sino historias de miedo. A día de hoy todavía no lo comprendo, pero era así la cosa (risas).
¿Tu personaje cree en las voces que oye?
A mi personaje no le dan miedo las psicofonías, ni siquiera cree mucho en ellas. A mí me pasa lo mismo con las películas de terror: no me pego sustos ni creo en espíritus ni en monstruos. Lo que sí me da miedo es que algo controle tu mente. Por eso El resplandor es mi película favorita. Y también me encanta El escondite, donde la niña acaba diciendo: «Papá, Charlie eres tú…» (abre los ojos parodiando a ese personaje).
¿Ha pasado algo raro en el rodaje de esta película?
Sí. Escuchaba Voces: «¡Acción! ¡Silencio!» Sí, escuchaba voces todo el día (risas). Ahora en serio, te voy a contar una anécdota: la casa donde rodamos la película era una mansión inmensa, de tres plantas. Y la de arriba tenía la mitad tapiada. El director dejó una noche una grabadora funcionando y a día de hoy todavía no me ha contado si había algo o no.
¿Tú crees en las psicofonías?
No lo sé. De chaval en Galicia, en mitad del campo, con un silencio total y se oían risas….pero no sé si era efecto del viento que traía las voces del pueblo de al lado…
¿Has pasado miedo en este tiempo de confinamiento?
Sí. Por eso dejé de ver las noticias. Si te pasas el día oyendo continuamente noticias negativas durante dos meses, te provoca ansiedad y miedo. Sobre todo cuando tienes niños pequeños como es mi caso ya que mi hija Jimena tiene cinco años. En cualquier caso, el mayor miedo reside en la mente y estar todo el tiempo escuchando coronavirus, fallecidos… no es muy positivo. Todavía recuerdo cuando era un crío que crecía en medio de la guerra fría y nos habían inculcado que, en cualquier momento, alguien apretaría un botón rojo y se acabaría el mundo. Y había gente obsesionada que se construía búnkeres por si había una guerra nuclear… Era una paranoia que nos ha marcado a los de mi generación y a alguna posterior.
¿Dónde habéis pasado el estado de alarma toda la familia?
En Fuerteventura. Nos compramos una casa hace cinco años y vivimos allí por temporadas. Yo llevaba cinco meses en Madrid por el rodaje de El Ministerio del tiempo y de Voces pero nos fuimos el día antes de que nos confinaran. Me tocaba rodar el viernes 13 de marzo y me llamaron el día anterior y me dijeron: «Mañana no vengas porque no rodamos». Y mi mujer y yo decidimos comprar billetes para el sábado porque teníamos la sensación de que la situación se estaba enrareciendo. Nos fuimos el 14 de marzo. ¡Creo que fue el último avión que voló en España! (risas) Y, de verdad, que estos días han cobrado más sentido que nunca el habernos comprado la casa.
¿Has aprendido algo durante este tiempo?
No he hecho cosas nuevas. He visto muchas películas y muchas series. He disfrutado con The servant, también de terror, que está muy bien, aunque le quitaría dos capítulos y luego empecé a sufrir mucho viendo Unorthodox. Llevo muy mal ver el robo de la libertad y la gente que se complica la vida con la religión o con lo que sea. Vi los cuatro capítulos y al final dije: «Menos mal que ha acabado».Y después a Xenia se le ocurre empezar a ver El cuento de la criada, con toda esa secta que machaca a las mujeres… En fin, que no hay ni una alegría en las series que triunfan en estos momentos.
Tú, que eres padre de dos hijos de edades muy distintas, ¿te ha sido fácil trabajar con Lucas Blas, el que hace de hijo tuyo en la película.
Muy fácil. Parecía que había estudiado en el Actors Studio de lo natural que es su actuación y también de cosas técnicas, como preocuparse de mirar si funcionaba bien el suyo, de la luz que le iluminaba y le hacía sombras… ¡Increíble! Debe ser que cuando eres niño absorbes todo con facilidad. Y he utilizado recursos con él de mi experiencia como padre, con esa tendencia que tenemos de decir: «Ay, pobrecito», cuando nos referimos a los niños, sobre todo cuando al principio, cuando mi hijo de ficción oye voces, crees que le está pasando algo psicológico.
Daniel es un padre que se siente continuamente culpable…
Claro, porque él se dedica a restaurar casas, pero vive en ellas hasta que acaba el proceso y luego las vende. Y su mujer y su hijo van a vivir con él a esas casas, con lo que se convierten en una familia nómada, con el niño que cada año cambia de colegio, de amigos… Y cuando cree que su hijo tiene problemas psicológicos, él se siente muy culpable.
Ha acabado ‘El Ministerio del tiempo’ después de que te reincorporaras con el personaje de Julián Martínez en esta última temporada. ¿Te gustaría que continuase?
Esta cuarta temporada ha sido la mejor, muy especial porque hacía mucho que no se hacía aventura fantástica en España. Mi personaje ha sufrido un cambio súper divertido de interpretar porque cree que es otra persona. Trabajar esa bipolaridad a partir del capítulo 3 ha sido muy bonito y curiosamente, en el último capítulo se volvía a hablar de la pérdida de libertad y había ciertas similitudes con el confinamiento que hemos vivido. A mí personalmente me encanta, me parece que pega unos giros de guión geniales y tiene un lado de servicio público que hace que luego la gente busque en wikipedia a Lorca o a Lope de Vega. Al tiempo, es increíble que nunca se sepa si esta serie se va a renovar otra temporada o no. Desde el principio hacíamos una temporada y nunca se sabía si íbamos a hacer una segunda. Y en este caso pasa lo mismo, hemos podido rodar la cuarta y no tenemos ni idea de si vamos a hacer más o no.
-Si tuvieras que elegir un momento histórico, ¿con cuál te quedarías?
Hay muchos momentos históricos emocionantes. Pero en la serie reflejamos algún momento conflictivo, por eso a pesar de la situación que estamos viviendo, creo que en el presente se vive mejor que nunca en la historia. Una cosa es que me pueda gustar de repente estar en plena posguerra o en la Guerra Civil, como mero espectador, pero no lo cambiaría por mi vida de ahora.
En El secreto de Ibosim habéis trabajado juntos tú y Xenia Tostado. ¿Es fácil o difícil trabajar con tu pareja?
Es muy fácil. Los dos llevamos en la profesión muchos años y sabemos llegar a casa e irnos a cenar y hablar de otras cosas. Lo que más vergüenza me da a mí es que un familiar vea tu trabajo -me da igual lo que diga el resto de la humanidad, pero un familiar…- y pensaba: «a ver cómo va cuando digan ¡Acción!» . Pero todo fue muy fácil. Maravilloso.
Háblame de nuevos proyectos…
Tengo un proyecto de cine y otro de televisión, pero hasta que no esté firmado… De todas formas, en épocas como ésta cobra más sentido que nunca mi profesión, porque uno piensa a lo largo de su carrera: «¿A qué me dedico yo?». Pues a divertir a alguien. Y, de paso, poder contarle algo. Me regocija mucho saber que estamos ayudando a que la gente se distraiga del miedo.
¿Cómo ves la era post Covid-19 para tu profesión?
Por un lado me ha sorprendido la fragilidad del sistema sanitario en España. Nos jactamos continuamente de la maravillosa sanidad pública que tenemos, pero la realidad es que cuando llega un momento de urgencia, se ha colapsado. Al tiempo quiero creer que volveremos a retomar la normalidad en todos los sectores, poco a poco. Estoy convencido de que la gente seguirá encontrando placer en ir al cine y luego, al salir, tomarse un mojito. ¡Como toda la vida!
¿Vas a irte de vacaciones?
Me vuelvo a Fuerteventura y no nos vamos a mover de allí. Que tampoco es tan mal plan, la verdad.
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