Gustavo González y María Lapiedra hablan en exclusiva del mejor momento de su relación.

Gustavo González y María Lapiedra viven el momento más feliz de su relación. La pareja disfruta feliz de su embarazo. Y cuenta en Diez Minutos todos los detalles en exclusiva. En el mes de mayo la pareja por fin parecía cumplir su sueño. María estaba embarazada. Sin embargo, al mes sufrió un aborto que sumió a la pareja en una gran tristeza. Al ser un embarazo tan precoz no necesitaban esperar para intentar que María se quedase embarazada de nuevo y a finales de julio la pareja lo consiguió. María estaba embarazada pero lo llevaron en secreto por si no evolucionaba bien.

La noticia saltó cuando Kiko Hernández dio la enhorabuena en directo y por sorpresa a Gustavo en ‘Sálvame’. Por desgracia la prudencia y discreción de la pareja estaba justificada, ya que en una ecografía se detectó un problema: el «pliegue nucal» era tres veces mayor de lo normal, un parámetro que suele indicar problemas en el feto.

María se sometió a una delicada intervención para extraer muestras de la placenta (biopsia de corion) y tras unos días de angustia llegó el resultado: era satisfactorio. El cariotipo final en un 99% descartaba síndromes y malformaciones. La pesadilla había pasado. María y Gustavo cuentan cómo han vivido estos meses.

Habéis vivido con incertidumbre y preocupación el principio del embarazo…

María: hemos tenido un susto. Nos decían que podía tener malformaciones o algún síndrome. Te hace replantearte las cosas pero yo quería tener ese bebé, lo quería con el alma. Ahora ya estoy tranquila. Hoy mismo he hecho una ecografía y todo está bien. Cuando me llamaron para darme los resultados empecé a gritar de alegría.

Llevábamos días hablando y valorando qué hacer. Hay problemas que son incompatibles con la vida pero otros que valorábamos qué hacer. Teníamos que valorar todo con madurez.

«Mis hijas querían una hermanita para compartir juegos y ropita. Están muy ilusionadas»

Gustavo: Habíamos celebrado con intensidad la noticia en el mes de mayo. Era un sueño que se cumplía. Y cuando sufrimos el aborto estuvimos hundidos. Cuando en julio volvimos a tener la feliz noticia del embarazo preferimos ser prudentes. Hemos vivido con verdadera angustia los días de espera hasta que nos dijeron que todo estaba bien. Estas circunstancias te hacen pisar suelo. Un problema grave en el bebé te hace preguntarte muchas cosas. Si estoy en el límite de edad, tengo 53 años, para vivir y disfrutar muchas cosas al lado de mi futura hija, un síndrome o una malformación te hace replantear cosas desde la responsabilidad.

María, además de irradiar felicidad, estás muy delgada.

M.: Llevé la dieta Pronokal antes del embarazo y ahora me voy a seguir controlando gracias a ellos en un programa de embarazo. En los otros embarazos me pasé de peso y ahora me lo van a controlar y me ayudarán en otro programa postparto.

G.: yo la veo preciosa de cualquier modo y en cualquier circunstancia. Me hace mucha ilusión ver cómo va creciendo la tripa. También cuidarla. Será un embarazo especial.

Ambos queríais niña. ¿Qué dicen vuestros hijos?

M.: Mis nenas querían una hermanita para compartir juegos, ropita. Están muy ilusionadas. Abrazan la barriguita, la besan y la llaman “hermanita”. Ya nos han regalado ropita rosa y Martina que sólo tiene 6 años, me sorprendió. Como Mia aún no tiene habitación, ha hecho sitio en su armario para ir guardando la ropita de su hermana. Es muy entrañable verlo.

Carlota ha reservado los biberones que usaba y los chupetes para su hermanita.

G.: Yo solo puedo decir que mis hijos han estado al tanto de todo. Que me han sorprendido por la madurez con la que han respondido. Han estado en lo bueno y en lo malo. Siempre he creído que la hermanita significará un nexo. Me haría muy feliz ver a mis hijos al lado de su hermana. Los cuatro son tan niñeros como yo. Haré lo posible e imposible por cumplir ese sueño de vivir una familia numerosa.

¿Cómo lo han tomado vuestras familias?

M.: Muy contentos porque saben la ilusión que nos hacía. Están muy felices. Además, en Cataluña hay una bonita tradición familiar. Se nombran padrinos y en Semana Santa regalan a sus ahijados una mona de chocolate.

G.: Mis hijos no están bautizados. Prefiero que sean ellos los que decidan si quieren estarlo. Pero soy muy tradicional. Sinceramente, me encantaría que alguno de mis hijos fuera ‘padrinet’ de Mia. Ojalá quieran.

Es un embarazo especial, ¿distinto a los otros?

M.: Me marcó mucho el aborto y tenía miedo a repetir esa experiencia. Hicimos test de embarazo y aun así le decía a Gustavo que esperásemos al análisis y después a la primera ecografía y así sucesivamente, hasta pasar los tres meses de embarazo y por eso no lo queríamos decir. Pero ya estamos tranquilos… Tengo ganas de que llegue la semana 17, veremos por primera vez la carita de Mia y sabremos a quién se parece. Para mí es especial y bonito estar esperando un bebé de Gustavo. Nos hemos puesto una aplicación en la que seguimos el embarazo y vamos poniendo fotos y añadiendo notas. Yo quería y quiero este bebé y voy a disfrutar mucho del embarazo.

¿Cómo fue el momento en el que escuchasteis por primera vez el latido del corazón de Mia?

M.: Fue mágico porque una cosa es saber que estás embarazada y otra verlo y oírlo. Gustavo se emocionó mucho. Mis hijas también estaban y les encantó.

«Me haría mucha ilusión ver a mis hijos al lado de su hermana. Son tan niñeros como yo. Intentaré cumplir ese sueño»

G.: Para mí era muy especial. Tenía sólo unas semanas, el tamaño de una aceituna, y el latido parecía milagroso. Se me nublaron los ojos de lágrimas.

¿Quien ha elegido el nombre?

M.: A ver, Gustavo quería que empezara por G porque el nombre de todos sus hijos empieza por G. Nos gustaba Gala pero la perra de mi prima se llama Gala porque le encanta Dalí. A mí me encantaba Mia, es de origen anglosajón y es el diminutivo de María. A Gustavo le encantó. Me dijo mi madre hace poco que de pequeña yo decía que me llamaba Mia. Al final, habrá una Mia en casa. Estaba predestinado.

G.: Me gusta el nombre y además supone un bonito juego de palabras.

¿Cómo resolveréis lo del bautizo?

M.: No soy muy creyente pero mis hijas están bautizadas. Además, si pasara algo no podrían estar enterradas juntas. Hay que pensar en todo. No sé… me encantan esas celebraciones familiares. Soy partidaria de preguntarle cuando sea más mayor qué quiere hacer. Lo seguiremos hablando.

G.: Al margen de festividades, cada uno debe saber qué cree y en qué cree. No será conflicto ni motivo de discusión.

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