Apenas había terminado de instalarse cuando estalló la pandemia. Pero según la nueva presidenta de Hispasat, Rosario Martínez (Burgos, 1959), los rigores de la crisis sanitaria les han enseñado otra manera de trabajar y ser más eficientes. Y apenas les ha pasado factura. Su proyecto estrella solo sufrirá un pequeño retraso. “Nuestro nuevo satélite, Amazonas Nexus, va a conectar todo el corredor del Atlántico e incluso Groenlandia. Ya está en proceso de fabricación y a finales de 2022 estará ocupando su posición orbital, a 36.000 km de la Tierra”, explica.
No es ingeniera, pero se nota que ha hecho los deberes. Economista de formación y con plaza en el Cuerpo de Interventores y Auditores del Estado, fue directora de la Oficina Nacional de Contabilidad del Ministerio de Hacienda y compagina su cargo en la empresa de telecomunicaciones con el de directora de Participadas II de la SEPI, que engloba las empresas aeroespaciales y de defensa. Nos recibe en su despacho, por videoconferencia y con mascarilla, para hablar del futuro de los satélites, pero también de liderazgo femenino.
Mujerhoy Llevaba seis meses en el puesto cuando empezó la crisis sanitaria. ¿Cómo ha sido su aterrizaje en medio de una situación tan excepcional?
Rosario Martínez Somos una empresa tecnológica y eso ha facilitado el trabajo. De hecho, ha sido una experiencia muy enriquecedora. Las reuniones por videoconferencia nos han enseñado a funcionar de otra manera. Y hemos comprobado que trabajar desde casa no significa ser menos productivo. Todo lo contrario. Ahora, tenemos que avanzar hacia un modelo mixto.
M.H. Treinta años después de su fundación, ¿cuáles son los retos que afronta hoy Hispasat?
R. Martínez El sector está en plena transformación, porque hay que adaptar la tecnología a las nuevas necesidades y porque la fibra óptica representa una gran competencia. Pero las redes terrestres no llegan a todas partes y es ahí donde el satélite será fundamental: para mejorar la conectividad en aviones, barcos y trenes, y para llegar a áreas más remotas.
M.H. ¿Qué han hecho los satélites por nosotros durante el confinamiento?
R. Martínez Nos han mantenido conectados. Allí adonde no llega la fibra, llegan los satélites. Y esa conectividad va a ser clave si queremos evitar, por ejemplo, la despoblación del medio rural y que jóvenes empresarios puedan desarrollar allí su actividad. El satélite nos permite pagar con tarjeta en una gasolinera en mitad de la nada o que un médico atienda, a través de videoconferencia, a los vecinos de un pueblo remoto.
Los satélites van a ser clave para evitar la despoblación rural».
M.H. ¿Y qué van a ser capaces de hacer por nosotros en el futuro?
R. Martínez Puede sonar a ciencia ficción, pero si se reinician los viajes a la Luna, la comunicación será vía satélite. Lo mismo pasará con la futura minería espacial o la instalación de servidores de datos en el espacio, que permitirá reducir exponencialmente el consumo energético. Y para los ordenadores cuánticos, que necesitan sistemas de seguridad criptográfica muy sofisticada.
M.H. Ahora que todo el mundo habla de la reconstrucción verde, ¿cómo puede contribuir el sector a ese desarrollo sostenible?
R. Martínez Los satélites tienen mucho que aportar: desde la prevención y control de incendios hasta la vigilancia de las mareas o de la calidad del aire. O la digitalización de las explotaciones agrarias, que permitirá incrementar la productividad de los cultivos, reduciendo el impacto ambiental.
M.H. Es la tercera mujer que preside Hispasat de forma consecutiva, y la cuarta en su historia. ¿En qué se nota ese liderazgo femenino?
R. Martínez En que las decisiones son compartidas, que no se impone el “porque lo digo yo”. Además, aunque solo el 17% de las ingenieras son mujeres, en Hispasat somos el 34% de la plantilla.
M.H. Y sin embargo, son minoría en el Consejo de Administración…
R. Martínez Somos cinco de 13, el 38,5%. No hemos conseguido la paridad, pero estamos por encima del 30% que recomienda la CNMV.
M.H. ¿Está a favor de las cuotas?
R. Martínez No me gustan, pero todavía me parecen necesarias porque nos visibilizan, normalizan nuestra presencia en órganos directivos.
M.H. ¿Qué características cree que tiene el liderazgo femenino?
R. Martínez Creemos más en la coordinación de equipos y en el compromiso que en la autoridad. Pero hay algo más importante: nos ha costado mucho tiempo y esfuerzo llegar aquí y ese compromiso nos ha hecho más fuertes. Y eso se refleja en las organizaciones.
M.H. ¿Usted tuvo que hacer ese esfuerzo extra?
R. Martínez Cuando terminé la carrera con 22 años y quise incorporarme al mercado laboral, llegaron a decirme: “Queremos hombres y con la mili hecha”. Esa era la realidad. Por eso, decidí opositar. Eran ocho exámenes, pero sabía que si aprobaba, daría igual que fuera mujer. Fue la forma que encontré de evitar esa discriminación.
M.H. Los estudios dicen que el interés de las niñas por las materias técnicas se diluye en la adolescencia. Por eso la presencia de mujeres en esas carreras es menor. ¿Cómo reparamos la brecha?
R. Martínez Las niñas necesitan referentes. Tenemos que conseguir que las ingenieras sean visibles. Y existe la idea de que estas son carreras difíciles y quizá haya miedo al fracaso, pero hay que desterrarlo.
M.H. Ahora que estrenamos nueva normalidad, ¿qué cree que deberíamos desechar de la vieja?
R. Martínez La idea trasnochada de que las mujeres estamos más enfocadas o capacitadas para un tipo concreto de profesiones.
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