Intensa semana en la Agenda oficial de los Reyes. El martes 15, en el Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, Felipe VI y Doña Letizia presidieron la recepción al presidente de la República de Corea, Moon Jae-In, y su mujer, la primera dama, Kim Jung-sook.Desde 2019 no se producía una visita de Estado de estas características, como consecuencia de la larga pandemia de 2020.
A las 17:00 los Reyes daban la bienvenida al presidente y a la primera dama con una recepción reducida, en formato COVID, adaptada a las medidas sanitarias. En la ceremonia los guardias reales desfilaron guardando el metro y medio de distancia de seguridad, por lo quesu número se rebajó de los 370 habituales a 130. Los Monarcas y sus invitados ocuparon la tribuna de honor. Sonaron los dos himnos nacionales, el de Corea y el de España. Y se oyó la salva de 21 cañonazos. El jefe del Estado y el presidente de la República de Corea pasaron revista al batallón de honores de la Guardia Real.
Caía una tarde plomiza en Madrid. Cielo nublado y gris. Hacía mucho calor. Se levantó un viento inesperado, fuerte y caliente, que despeinó a la Reina. Doña Letizia escogió lucir la melena suelta. Bien. Sin embargo, había un posado de fotos oficial. Era un acto al aire libre, en una tarde de viento. Lo que parecía una opción sencilla se convirtió en arriesgada. La melena de Doña Letizia se alborotó. La Reina actuó con naturalidad y manejó el viento y la melena con sencillez. Yo hubiera optado por un moño pulido (anti-viento).
Para este acto de día, Doña Letizia escogió un vestido de color rosa empolvado de Felipe Varela, de cuerpo sin mangas y falda de tul bordada de inspiración bailarina. Un diseño, que cuando lo estrenó en 2018, ya me pareció un vestido diez. Tengo yo debilidad por el rosa empolvado. Me parece sutil y delicado. Creo que debería poner rosa empolvado en mi armario.
Esa misma noche, también en el Palacio Real, los Reyes ofrecieron al presidente coreano y su esposa una cena de Estado. La recepción previa a la cena tuvo lugar en el Salón del Trono. Asistieron al acto el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez; la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, la presidenta del Senano, Pilar Llop; y demás autoridades.
Letizia recuperó un vestido en jacquard de Dries Van Noten, de flores orientales en dorado sobre fondo negro. Los brillos del vestido son puro glamour. Igual que los salones de Magrit, con detalles metalizados. Máxima sofisticación, en un look marcado por la ausencia de joyas. Una ausencia de joyería y de tiara que interpreto como una muestra de discreción. Como una respuesta de estilo en un contexto pandémico y una realidad de crisis global por la COVID.
Al día siguiente, Letizia y Kim Jung-Sook visitaron la sede de la Fundación ONCE, en Madrid, un modelo de inclusión social y laboral para personas con discapacidad. Ambas recorrieron la exposición de arte y fotografía. También visitaron la zona Espacia. A la salida, la primera dama y Letizia charlaron con un cuponero de la ONCE y le compraron unos cupones. Fue la anécdota de la jornada.
La primera dama lució un vestido de lino en un tono verde intenso muy favorecedor. Letizia repitió un Massimo Dutti que siempre que le funciona muy bien. Es discreto, pero no es un “total black”, que a mí me resulta demasiado sobrio para un acto de día. Como apunte final de esta visita, de los tres conjuntos que lució la Reina, me quedo con el primero. Sobresaliente para Varela.
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