La web oficial del Real Madrid, el club de fútbol en el que jugó el malagueño Fernando Hierro (Vélez, 1968) entre 1989 y 2003 arroja las siguientes cifras del centrocampista: 601 partidos disputados y 127 goles. Además, en otros 89 encuentros defendió la camiseta de la Selección Española que subastará este martes en la puja benéfica que Ansorena ha organizado de forma telemática a beneficio de Cáritas. "En cuanto me propusieron ejercer de embajador, no lo dudé ni un segundo", dice Hierro al teléfono. "Según los datos que se manejan hay un 60% más de gente que necesita asistencia, comida. Es el momento oportuno para apoyar este tipo de iniciativas", sostiene el que fuera seleccionador nacional durante el Mundial de Rusia quien, se nota, está habituado a escuchar discursos oficiales. "Es una satisfacción y un orgullo que como Ansorena organice una subasta de esa magnitud. Y quiero expresar el máximo agradecimiento a los 33 artistas que han donado sus obras". Entre ellos, nombres como Rafael Canogar, Luis Gordillo, Isabel Muñoz o Evelyn Lauder.
Naturalmente, ni el palmarés ni sus años en la élite del fútbol le han librado de pasar tres meses confinado, "solo" en su casa de Madrid. Y, como casi todos, Hierro ha aprovechado para perfeccinar sus dotes culinarias y hacer deporte. "He hecho cosas que hace tres o cuatro meses habrían sido impensables. Por ejemplo, cocinar. Nada demasiado elaborado, ensaladas, verduras… Preocuparme por mi casa. Leer más, ver series. Me he reencontrado un poco conmigo mismo. Ha sido muy duro, pero he tratado de sacar las mejores conclusiones posibles. Tenemos que quedarnos con el lado humano de la pandemia: la unidad de las familias ante la dificultad, cómo nos hemos ayudado y procurado que el día a día fuese saludable". Con todo, admite que ha vivido momentos de gran preocupación, incluso de "pánico" al no poder ver a su familia, especialmente a sus padres. "Para los españoles el confinamiento ha sido especialmente duro porque somos un país muy de piel. De besarnos y abrazarnos", sostiene. Últimamente también aprovecha para ver algún encuentro en la tele, pero admite que no es lo mismo. "A los partidos de fútbol sin público les falta la salsa. Lo mejor de este deporte es precisamente la afición. El fútbol es de la gente, ver un partido sin esa tensión es raro. Pero habrá que acostumbrarse".
Hace justo año el popular mediocampista sorprendió al acudir solo a la boda de su amigo Sergio Ramos con Pilar Rubio, que se ofició en la Catedral de Sevilla. Según recogieron varios medios se acababa de separar de su mujer, Sonia, tras casi 30 años de matrimonio y dos hijos: Álvaro, experto en márketing deportivo y tertuliano, y Claudia, una estrella de las redes sociales que cuenta con miles de seguidores en Instagram. "Sigo su cuenta por amigos, le dejo mucha libertad", dice Hierro sin poder disimular su orgullo. "Tanto a ella como a su hermano, Álvaro. Soy un padre poco vigilante, confío en ellos. Son unos chicos extraordinarios y gente sensata".
Además de con su familia, Hierro ha hablado a menudo con su íntimo Luis Figo, aunque no se ha animado a acompañarle a ninguna cacerolada. "Luis es mi amigo del alma. Lo quiero, lo adoro. Yo soy más apolítico que él, pero también es verdad que no tengo redes sociales. En estos tiempos se suele hablar con frecuencia de la libertad de expresión, pero lo cierto es que no siempre se puede opinar libremente. Y eso es injusto. A mí me encanta la gente que opina libremente".
–¿Hace falta ganar de nuevo un Mundial o una Eurocopa, para que acabe la llamada crispación?
–Sinceramente, no puede ser que la gente que representa a todos los españoles esté utilizando determinadas situaciones para llevar a este país al límite. Creo en el diálogo, en trabajar juntos a pesar de que pensemos de forma diferente. Sin perder ni el respeto ni la educación. La crispación no es buena para nuestro país. Y España es un gran país. Necesitamos trabajar juntos para salir de esta situación. No va a ser fácil.
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