"Sí y un millón de veces sí". Con estas palabras (y el emoji de un anillo), Jennifer K. Gates revelaba en su Instagram que su noviazgo con el jinete Nayel Nassar había alcanzado su forma final: el compromiso. Gates y Nassar son pareja desde hace cuatro años, cuando ambos eran estudiantes en Stanford -ella de Biología Humana, él de Económicas- y jinetes de fin de semana.
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Ahora, el joven egipció de 28 años y la hija mayor de los muy milmillonarios Bill y Melinda Gates han anunciado en las redes su compromiso. Es un año muy especial para ambos: él, que compite profesionalmente en un equipo gestionado por Jennifer,se ha convertido en jinete olímpico al clasificar a su país para Tokio 2020 hace unos meses; y ella ha empezado en Nueva York sus estudios de Medicina. Una relación que ha prosperado mucho desde que, en 2016, la joven amazona confesase a una revista ecuestre que "hay alguien que no es mi padre que se encarga de arreglarme el ordenador. [A Bill Gates] no se le dan bien esas cosas".
Ese alguien, Nassar, también comparte con Jennifer Gates el mayor amor de su vida: los caballos. Ella lleva compitiendo desde que tenía seis años de forma amateur, aunque en los últimos dos años había dado el salto a torneos de cinco estrellas, como el Concurso Hípico de Montecarlo. Y, aunque sus padres han dejado muy claro que su herencia no será gran cosa (Bill Gates ha llegado a decir que cada una de sus tres hijas recibirá 10 millones de dólares), a Jennifer no le han faltado medios para cumplir su sueño: desde una mansión con 20 establos en Florida valorados en casi de siete millones de euros, hasta el apartamento de lujo de 222 metros en Nueva York (cerca de la Facultad del Hospital Monte Sinaí) valorado en más de cinco millones que sus padres le compraron hace poco más de dos años a modo de piso de estudiantes.
Pero su prioridad son los caballos: aunque Jennifer Gates se graduó en 2018 en Stanford, se tomó un año sabático para dirigir su propio equipo hípico, los Paris Panthers, con los que ha competido internacionalmente durante un año, con su novio Nayel Nassar como una de las estrellas del equipo. Jennifer Gates tampoco ha descartado seguir los pasos de sus padres y dedicarse a la filantropía en un futuro, posiblemente al frente de la Fundación Bill y Melinda Gates, que tendrá que gestionar más del 99% de la herencia de los Gates, valorada hoy en más de 90.000.000.000 euros
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