La primera vez que María Sharapova (1987, Rusia) pisó una pista de tenis tenía 4 años. Su padre la alzó del suelo y sentó su pequeño cuerpo en un banco. Sus piernas colgaban en el vacío mientras observaba a su progenitor “jugar” para atizar a la pelota. A la hora, llegó su turno. “La raqueta era más grande que ella” y le costaba levantarla del suelo. Nadie nace sabiendo. Cuando cayó la tarde y volvieron a casa, la joven de Niagan estaba viviendo los primeros segundos de una larga relación con el tenis. Un tiempo ya pasado que ahora forma parte de la historia del deporte.
Ha pasado el confinamiento con su pareja, el millonario empresario Alexander Gilkes en su casa de Los Ángeles, aunque realizaron una escapada rural a Colorado y acudieron a una boda en Idaho. “Con respecto a la pandemia, obviamente ha sido un año extraño y un momento increíblemente desafiante para muchas personas. El deporte se enfrenta a un reto diferente, ya que los atletas tienen que adaptarse a circunstancias muy inestables y cambiantes.", nos cuenta por correo electrónico. "A nivel personal, es difícil determinar cómo será el futuro, pero he tratado de permanecer concentrada y positiva durante todo este tiempo. Además he aprovechado para pasar más tiempo con mis padres y ponerme al día con otros seres queridos".
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"Tuve la suerte de contar con mentores increíbles a lo largo de mi carrera y estoy feliz de asumir ese papel con algunos de los atletas jóvenes de hoy, animándolos a estar positivos y concentrados", añade. Hablar de los inicios de la tenista rusa es como observar el nacimiento de una estrella. En 2004, sin haber cumplido siquiera la mayoría de edad, se coronó campeona en Wimbledon frente la gigante del tenis Serena Williams. Se convirtió en la tercera mujer más joven en ganar el torneo y la segunda en la Era Open. A esta gran alegría le siguieron muchos otros premios. En 2006 el US Open, el Abierto de Australia en 2008 y dos veces el Roland Garros, en 2012 y 2014.
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Sharapova brillaba con luz propia. En 2016 su acelerado ascenso frenó en seco. Había dado positivo en las pruebas antidopaje en Meldomium. Esta sustancia, un medicamento antisquémico cardíaco, estaba permitida hasta enero de ese mismo año. “Asumo mi culpa porque cuando me mandaron la lista actualizada de productos dopantes, no la miré”, confesó a los medios con un rictus serio ante una sala repleta de flashes y micrófonos de periodistas. En 2017 habló por primera vez de aquel mal trago en Vanity Fair España en exclusiva mundial. “He jugado este deporte con tanta integridad y tanta pasión que al principio no era capaz de comprender cómo alguien podía creer, teniendo en cuenta la forma en la que compito y cómo me entreno, que yo tomaría el camino fácil”, explicó. Tras 15 meses de sanción, la estrella retomó su trayectoria aunque se encontró con un impedimento: las lesiones. En el Torneo de Tianjin, en 2017, María Sharapova levantaría su último trofeo, el número 36º. “Tenis: me despido", publicó en una carta en la revista Vanity Fair, el 26 de febrero de este año.
Ahora, la rusa ha cambiado de rumbo y, según nos confiesa, se ha lanzado de lleno al mundo de los negocios. Durante sus años en activo ya mostró interés por este sector. Ser la tenista mejor pagada la acercó al mundo empresarial con varios contratos con marcas de lujo como Porsche, Nike o Canon. Su 18º cumpleaños fue promocionado por Motorola. En 2018, estudió un curso de liderazgo y gestión empresarial en la Escuela de Negocios de Harvard. Tras ello, vio la oportunidad de lanzar un proyecto personal, una marca de dulces a la que llamó Sugarpova.
"La gente se sorprendía cuando escuchaba que una atleta profesional estaba creando una empresa de caramelos. Creo que en el equilibrio está la virtud. Los dulces siempre han sido una parte importante de mi vida. Representa una sensación de logro. A menudo solía recompensarme con un dulce para celebrar un día duro en la cancha", nos cuenta, "Mientras que trabajar con diferentes marcas a lo largo de mi carrera fue una experiencia muy valiosa, nada te prepara lo suficiente para estar en el asiento del conductor. El lanzamiento y crecimiento de Sugarpova fue un gran desafío. Tanto que me ha seguido impulsando y ha hecho crecer mi sentido comercial hasta el día de hoy".
Actualmente tiene 33 años y su portafolio ha crecido. Además de la línea de dulces, ha hecho inversiones en Ultimate Fighting Championship; el protector solar Supergoop y una app llamada Charly que permite que los usuarios manden mensajes a sus celebridades favoritas. Y también quiere intentar abarcar empresas relacionadas "con la arquitectura y el diseño". “Soy una persona muy curiosa. Me gusta conocer gente nueva y aprender cosas diferentes. Quiero abarcar nuevos proyectos y trabajar con empresas que estén a la vanguardia. Sobre todo con productos únicos en su campo".
Sharapova anunció a mediados de este mes que fichaba como inversora y asesora estratégica de Therabody, la firma líder mundial en tecnología de bienestar y terapia percusiva. Los productos de esta marca están pensados para masajear la musculatura y así incrementar la eficacia en el deporte de cada individuo y tratar las lesiones. Asunto que Sharapova conoce muy bien. “Como atleta profesional siempre le he dado mucha importancia a la recuperación tras los entrenamientos. Conocí la marca mientras seguía en activo y me ha encantado poder aportar mi granito de arena para hacerla crecer”.
La de Rusia nos explica que ha visto de primera mano cómo ha actuado la tecnología en el deporte y el fitness a lo largo de los años. “Ese área ha crecido mucho y ha ayudado a muchos atletas profesionales a ser mejor en su campo”. Y, aunque se ha retirado oficialmente de los campeonatos, no ha abandonado el deporte.
“Desde que paso tanto tiempo en casa, he intentado hacer tanto ejercicio como me ha sido posible. He hecho mucho senderismo o caminado por la playa. En esta nueva etapa de mi carrera me he centrado en practicar deportes que me ayuden a liberar tensiones. Esta semana, he practicado boxeo en la playa dos veces y lo he combinado con dos entrenamientos de yoga Vinyasa para mejorar la flexibilidad”.
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Cuando le preguntamos si ha utilizado los productos de Therabody y cómo lo hace, nos lo explica detalladamente. “Normalmente utilizo mi [pistola de masaje] Theragun antes y después de entrenar para relajar la musculatura. Y antes de dormir, otros 10 minutos. Me gusta porque tiene programas que ayudan a identificar los diferentes grupos de músculos. Es perfecto para preparar el cuerpo para el día siguiente”.
Gran parte de la mentalidad como empresaria de la que hoy presume se la debe al deporte. No sólo por conocer el sector y por haber trabajado con grandes marcas a lo largo de su carrera deportiva sino porque entiende los productos de sus inversores con una visión 360º. “Como atleta, emprendedora y usuaria”, asegura.
A pesar de la pasión que demuestra en cada momento, Sharapova se encuentra este año con dos grandes obstáculos: el tiempo y la covid-19. “Con lo primero, mi problema es que soy muy detallista. Trato de prestar atención a todos y cada uno de los detalles de cada proyecto que asumo. Se necesita mucha dedicación para profundizar en cada nueva empresa”.
“El trabajo duro, la perseverancia y la atención por el detalle son algunas de las similitudes que encuentro entre el mundo de los negocios y el tenis. Tanto en uno como en el otro, he aprendido la importancia de un liderazgo fuerte y de rodearte del mejor equipo. Como jugadora, siempre quise trabajar con expertos y personas que podrían impulsarme a crecer y crecer. Pues en el business, igual”.
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