Pocas veces una película impacta tanto como logró hacer Sam Mendes en su último trabajo, 1917, favorita a arrasar en los Oscar si no llega a ser por el fenómeno en el que se convirtió Parásitos. Acabó con tres estatuillas técnicas que son complicadas de rebatir: Fotografía, Sonido y Efectos Visuales. Amazon Prime Video ya tiene disponible en su catálogo para todos los suscriptores esta película, considerada la cinta bélica definitiva y la mejor desde Salvar al soldado Ryan.
VER PELÍCULA
En el frente occidental, el general británico Erinmore (Colin Firth) encomienda a los cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman), dos jóvenes soldados británicos, una misión estrictamente imposible. Deberán entregar un mensaje urgente y decisivo al coronel MacKenzie (Benedict Cumberbatch). Para realizar esta misión deberán abandonar la trinchera a plena luz del día y avanzar por el campo francés ocupado por los alemanes.
Sin respiro, en una carrera a contrarreloj, los dos soldados atraviesan angostas trincheras, alambradas y campo a través en un entorno de muerte y destrucción, rodeado de cadáveres de hombres y animales. Solo disponen de unas pocas horas para cumplir su cometido y evitar a toda costa un violento ataque. Si no llegan a tiempo, 1.600 soldados perderán la vida, entre ellos el hermano de uno de los dos jóvenes soldados.
A la puerta del Oscar
1917 recibió un total de 10 nominaciones a los Premios Oscar, aunque solo pudo lograr tres. Mejor suerte tuvo en los Globos de oro, donde se alzó con Mejor Película y Mejor director para un Sam Mendes que rodó la película en un único plano secuencia espectacular –aunque hay varios cortes imposibles de ver para el ojo del espectador–. También se hizo con 7 Premios Bafta.
Todo parece poco para reconocer el increíble trabajo técnico que hay detrás de la película. El nivel de precisión requerido para dar forma tanto a las maquetas como a su traslación a escala real puede verse reflejado en detalles como sus dimensiones finales, calculadas meticulosamente una vez se había cronometrado la duración de las tomas que se rodarían. Hasta que no se conociese ese detalle no se podía edificar el decorado, ya que el tiempo del plano secuencia debía coincidir con lo que tardasen los protagonistas en atravesar el set.
Además de todo esto, los pueblos y estructuras derruidas o el kilómetro y medio de trincheras excavado para la ocasión debían estar adaptados al trabajo de cámara tanto en lo que respecta a sus medidas como a la hora de incluir atajos y componentes —como ventanales o paredes desmontables— que favoreciesen la transición entre escenarios y permitiesen a la maquinaria y los operadores trabajar de forma invisible respetando el realismo de los movimientos.
Fuente: Leer Artículo Completo