Cuando pensamos que Ernesto de Hannover no puede sorprendernos más, lo hace. Sus polémicas se cuentan por decenas, pero la última, sin duda, se encuentra en el Top 5 de las historias más surrealistas de todas las que componen su biografía. Porque una llamada de él mismo a la policía pidiendo auxilio, ha terminado con el exmarido de Carolina de Mónaco ingresado en un psiquiátrico.
Pero vayamos por partes, explicando la cronología de este suceso que bien podrían rifarse las productoras de Hollywood. En la madrugada del pasado martes al miércoles, poco después de la 1, Ernesto llamaba a la policía austriaca pidiendo auxilio. Aseguraba estar tendido en el suelo y muy mal. Sin embargo, cuando los agentes llegaron al punto que se les había indicado, él no estaba. Sí un matrimonio que les condujo hasta la casa de caza de Ernesto, en Grünau im Almtal, en plenos Alpes.
Efectivamente, en el interior se encontraba. No en muy buenas condiciones. Y la sorpresa de las autoridades fue mayúscula cuando este, que había reclamado su presencia para ayudarles, abrió la puerta en una actitud muy violenta e instando a todos a que salieran de su propiedad.
La policía intentó que se calmara y, a duras penas, según la versión oficial de los agentes, les explicó que esa pareja que les había llevado hasta su escondite habían intentado asesinarle en varias ocasiones, la última, negándole sus medicamentos. La policía, que trataba de sosegar a Ernesto, se encontró con la violencia física de este: primero, con puñetazos en sus cabezas; un poco después, entró en el inmueble y salió con un cuchillo de 30 centímetros con el que les amenazó.
Ahí se acabó la cordialidad (y quizás también la paciencia). Uno de los agentes le dio una patada con la que le tumbo y le redujeron. Cuando parecía más calmado, le dejaron incorporarse. Su reacción, volver a usar los puños contra ellos. Ante esta situación, tomaron la determinación de detenerle y llevarle directo a la sección de Psiquiatría de la clínica de Vöcklabruck, donde quedó ingresado. Y sin cargos.
La versión con la que se defiende
Pero Ernesto decidió que esto no iba a quedar así y, en un intento de limpiar su imagen tras este escándalo, una vez se le dio el alta cuando consiguieron que volviera a su ser, contactó directamente con el ‘Krönen Zeitung’. En ese diario, al que facilitaba una foto en la que se pueden ver una herida en uno de sus brazos, relataba que «un policía me golpeó sin ningún motivo».
Creo que estaban borrachos»
ernesto de hannover
Y atentos, porque apunta directamente a que la policia no llegó en condiciones óptimas para ejercer su trabajo, lo que le puede meter en un lío aún mayor: «Un policía me golpeó sin ningún motivo. Creo que estaban borrachos, al menos dieron es impresión. Luego me encadenaron a una ambulancia. No me dejaron salir de allí durante cinco horas. Querían llevarme a una habitación para torturarme…».
También difiere mucho el motivo que el alega que llevó a que realizara la llamada: lo hizo por un ataque de hipo que le impedía respirar, y por lo que les pidió que se dieran prisa. La pregunta, en esta punto, es si no hubiese sido más práctico llamar, en ese caso, a los servicios sanitarios y no a los agentes del orden.
«En lugar de ayudarme, cuando llegaron comenzaron a golpearme porque sí«, sigue vertiendo graves acusaciones sobre la policía, antes de quejarse con amargura: «Encima de todo dicen que fui yo el culpable… ¡Claro está!, echarme a mí la culpa es para ellos lo más sencillo, pero soy inocente».
Veremos en qué queda la cosa, pero lo cierto es que, efectivamente, con él nunca se pierde la capacidad de sorpresa.
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