Han pasado 25 años desde que debutara como presentadora en las campanadas de 1994 junto a Joaquín Prat y ahora ha vuelto a la pequeña pantalla con un propósito más grande que todos los vestidos de Cristina Pedroche para Nochevieja (vestidos que, al parecer, tienen mucho de la propia Ana Obregón). Y lo ha hecho elegantísima, sobria y manteniendo el aplomo hasta el final en su año más difícil tras la pérdida de su hijo Aless. Porque no, no ha llorado al despedir el 2020 como se esperaba, pero media España sí lo ha hecho con ella.
Con un vestido blanco «luto», Ana ha cumplido sus varios propósitos para terminar el año más odiado de la historia moderna: agradecer el apoyo recibido estos meses, pedir más investigación en ciencia para la cura de enfermedades, pero especialmente para el cáncer, responsabilidad ante el Covid-19 y sobre todo, lanzar un beso al cielo para su hijo como hizo cada año de los cuatro que dio las campanadas en TVE.
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«Quiero mandar un mensaje de esperanza, yo sé que muchas personas han tenido un año muy difícil. Se identifican conmigo. Ellas también han perdido a un ser querido. Así que esta noche cuando suenen las doce campanadas, sé que vamos a recordarles, vamos a mirar hacia el futuro con la convicción de que juntos saldremos de este túnel. También vamos a recordar a todas las personas que desgraciadamente nos han dejado. Por ellos, por los que han luchado hasta el final y nos han abandonado, por los que siguen luchando, voy apedir un aplauso. Un aplauso tan fuerte que llegue hasta el cielo», comenzaba Ana.
Un vestido sin brillos, sin excesos y sin transparencias
Incluso después de estas palabras, la presentadora ha sacado fuerzas para mandar un beso a su Aless, que la veía desde casa siempre: «Este año no puede ser y con vuestro permiso, se lo mando al cielo» y ha proseguido tras el apoyo de su compañera Anne Igartiburu: «Yo quería estar aquí para que la gente viera que aún siendo una madre que ha perdido a su hijo, estoy mandando un mensaje de esperanza para toda España. Quiero decirles que sé que todo el mundo lo está pasando mal y que solo depende de nosotros acabar con esta pandemia».
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Su vestido, un vestido made in Spain diseñado por Alejandro de Miguel, ha acompañado la ocasión casi como si fuese una segunda piel para Ana: «Ni qué decir tiene, que podéis imaginaros lo que significaría para mi crear un traje para Ana García Obregón para dar las campanadas en TVE en un año normal, pero ha tenido que ser precisamente para finalizar este difícil año 2020 y dar el primer paso de bienvenida al 2021. Me he dejado llevar por su pálpito, por el latido de su corazón. Por eso supe que no brillos, no transparencias, no excesos. Le he dedicado muchas horas a pensar en la tela, en el diseño y abrigar, como si de una segunda piel se tratase, a una gran profesional como es Ana, respetando y acariciando su piel, la piel de una madre rota de dolor y fortaleza aún tiempo. Por eso el color lo tuvimos claro, blanco realizado en crepe pesante de seda natural«, ha explicado el diseñador en Instagram.
«El diseño, sacándole todo el partido a su feminidad, por eso el escote barco y hombros descubiertos le iban a sentar de maravilla, como la manga con volumen en parte superior. Igual que el drapeado icónico de mi firma y la abertura lateral. Esta creación exclusiva la he realizado en mi taller de Miguél Esteban, Toledo, contando con el primor de las manos de mis costureras. Pensé abrazar por la cintura a Ana, en un año sin abrazos, con un broche de cristal de estrellas que ella entendería. Cuando uno crea un traje tan especial, nunca se pregunta por las horas que se le dedica, pero en esta ocasión más de 200 horas serían ajustadas a la realidad. Para mi significa un sueño vestir a Ana y desearle amor, salud y fortaleza». ha sentenciado.
Unas campanadas históricas al ser las primeras de la historias presentadas por dos mujeres y por no haber nadie en la Puerta del Solpor primera vez en 100 años. Un 2020 que quedará apra siempre en nuestro recuerdo.
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