Lleva apenas un par de meses en la escena mediática y su nombre suena día sí y día también. A nadie se le escapa que Ana Soria es un filón para las marcas. Porque su relación con Enrique Ponce le ha permitido que sus ‘followers’ se multipliquen como los panes y los peces, y eso se traduce en un escaparate goloso para las firmas, que ya le han empezado a echar el ojo.
Un movimiento que le permitiría cumplir uno de sus sueños (al menos, así lo aseguraban desde su entorno cuando la prensa empezó a escarbar para conocer un poco más de su carácter y su biografía): ser ‘influencer’. Un compañero de carrera, sostenía que sus intenciones pasaban por convertirse en una suerte de Paula Echevarría en Instagram.
Y se le habría presentado la oportunidad de poner la primera piedra en ese cometido. Es Capote, una marca ligada al mundo taurino y que tiene en Bertín Osborne a su imagen masculina, ya le habría puesto sobre la mesa una oferta a Ana para que juegue ese papel en la línea femenina.
Han sido sus creadores, Rafael Dona Vega y Carolina López, quienes así lo han confirmado en EsRadio, donde ella, además, no ha dudado en reconocer que sus creaciones le sientan a la joven almeriense como un guante, que está «guapísima y divina» con unas prendas de las que puede convertirse en embajadora a cambio de un dinero con el que comenzar a rentabilizar esa fama meteórica que está experimentando.
Ahora está en sus manos seguir ese camino o esperar. Lo cierto es que, a pesar de cómo ha visto crecer el contador de ‘followers’, las publicaciones que realiza, al menos en ‘post’ fijo, son escasas. Eso le daría un valor añadido a las marcas que quieran contar con sus servicios.
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