Tras seis décadas de matrimonio, Alberto II de Bélgica, padre del actual monarca belga, y su consorte, la reina Paola, han modificado sus capitulaciones matrimoniales para separar completamente sus patrimonios. Según adelantaba este fin de semana el diario belga Het Nieuwsblad, los antiguos reyes de Bélgica ya optaron por un régimen de separación de bienes hace cinco años, pero conservaron una “comunidad limitada” de bienes que ahora han decidido dividir también.
La razón del cambio parece obvia. En 2015, el matrimonio tenía tres hijos: el actual rey Felipe I, la princesa Astrid y el príncipe Lorenzo. Sin embargo, desde este año Alberto II tiene oficialmente una cuarta hija: la artista belga Delphine Boël, quien tras una larga batalla judicial consiguió que el rey la reconociera. Apellidada hoy Sajonia Coburgo, Delphine consiguió además el título de Princesa de Bélgica y, como hija de Alberto II, tendrá derecho a una parte de la herencia de este al igual que sus hermanos, razón por la que el antiguo Jefe del Estado habría buscado una forma de que su parte sea menor a la de sus otros hijos.
Precisamente, separar del todo sus bienes de los de su consorte es una manera de conseguirlo. “La ley no dice en ninguna parte que la separación tenga que ser al 50% y al 50%”, explica un juez de familia belga al diario Sud Info. “Puede hacerse de manera que un cónyuge reciba un 80% de los bienes y el otro solamente un 20%, asegurándose así de que uno de los dos se lleve la máxima cantidad posible”.
En efecto, mientras que Felipe I,Astrid y Lorenzo heredarán tanto de su padre como de su madre, Delphine solo recibirá una parte de Alberto II, por lo que si el matrimonio ha separado su patrimonio de manera que la mayor parte corresponda a Paola de Bélgica, Delphine no recibirá tanto como sus tres hermanos.
Dejando aparte esta cuestión económica, la princesa Delphine parece haber conseguido ser aceptada por la familia real belga. A finales del pasado octubre, tanto Alberto II como la reina Paola la recibieron en el castillo del Belvedere, donde el rey y su hija posaron por primera vez juntos. “Después de la confusión, el sufrimiento y las heridas, llega el momento del perdón, la curación y la reconciliación. Será difícil y se necesitará paciencia, pero hemos decidido emprender juntos este nuevo camino”, decía el comunicado de la casa real.
Desde entonces, la nueva princesa belga ha llevado a cabo varios actos institucionales como miembro de la familia real. Hace solo unas semanas, por ejemplo, Delphine asumió la presidencia de honor del fondo de un hospital belga destinado a recaudar fondos para integrar las iniciativas artísticas en los cuidados sanitarios.
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