- Yara es el nuevo drama criminal que triunfa en Netflix.
- Se trata de una película italiana basada en el caso real del asesinato de Yara Gambirasio.
Es sorprendente cómo los hechos reales atrapan a la audiencia, en ocasiones, por encima de las ficciones. Son muy llamativos los ejemplos de los true crimes recientes como ¿Dónde está Marta?, El caso Alcàsser o Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof, que además de conmover a los espectadores, han tenido buenas audiencias. Netflix ha sabido ver las posibilidades de una ficción que se basa en un crimen real. Se trata de Yara, el último éxito de la plataforma que, tras su estreno el pasado viernes 5 de noviembre se ha colocado en el Top 10 de los contenidos más vistos.
La película, dirigida por Marco Tullio Giordana,es un drama criminal italiano que relata una historia que dejó al país entero en estado de shock hace algo más de una década. Una fiscal se obsesiona con resolver el caso de una niña de 13 años que desaparece sin dejar rastro y más tarde es encontrada muerta, lo que hace que pase de ser un intento por encontrarla, a una cacería para atrapar a su asesino.
El caso real en el que se basa Yara
La película refleja la desaparición real en noviembre de 2010 de Yara Gambirasio, una niña italiana de 13 años tras su salida de un centro deportivo en Bergamo. La pequeña no volvió a su casa, pese a la corta distancia entre los dos edificios, por lo que se considera que en ese trayecto es donde se le perdió la pista.
A partir de ese momento se inició una investigación que acabó alargándose varios años. La organización de batidas de búsqueda, con autoridades, voluntarios y familiares de los primeros días fue infructuosa y tuvieron que pasar 3 meses para que la peor noticia llegase. El cuerpo de Yara fue encontrado, a unos 10 km. del polideportivo, con señales de violencia.
Precisamente, la brutalidad del caso y la edad de la víctima son lo que movieron a la fiscal Letizia Ruggeri, en la película encarnada por Isabella Ragonese, para encontrar implicarse tanto con la investigación. Sin embargo, esta no estuvo exenta de presiones y escollos, dificultades a las que se añadió el seguimiento mediático masivo, complicando aún más la tarea.
La investigación dio con un primer sospechoso, un hombre de Marruecos que fue arrestado después de un error de traducción en un comentario que había hecho, pero rápidamente fue exonerado, debido a que se encontraron rastros de ADN en la ropa de Yara. Esto demostró que el sospechoso no era culpable y llevó a la policía a centrar su búsqueda en la persona que coincidiera con lo que encontraron. Precisamente el ADN fue la clave del caso, que tras 18000 pruebas a vecinos de la localidad la fiscal pudo llevar ante la justicia al culpable de asesinato.
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