Por el nuevo ministro; ‘Acacias 38’

QUÉ HA PASADO

• La familia Olmedo se va de Acacias para siempre.

• Natalia tiene unas terribles pesadillas con Bacigalupe.

• Alodia piensa que puede estar esperando un hijo.

En su casa, Antoñito está abrumado por la invitación que el presidente Eduardo Dato le ha hecho. “Quiere que vaya a verlo a su despacho inmediatamente, la verdad es que no sé qué será tan urgente”, comenta a su familia. Al llegar a la oficina del mandatario, este ofrece un puesto a Palacios como ministro en su gabinete. Obviamente, el joven diputado acepta el ascenso.

De regreso a su hogar, comunica la buena noticia a sus allegados: “Esto demuestra que no me equivoqué iniciando mi andadura en la política. Me siento muy dichoso”. Lolia se siente orgullosa de su marido y también feliz por ver que, poco a poco, va logrando lo que siempre se propuso: “Tanto Monchito como yo vamos a apoyarte en todo lo que necesites”.

Horas más tarde, la celebración queda empañada cuando Antoñito encuentra un paquete en el descansillo dirigido a él. En el remitente se lee el nombre de Fausto y dentro de la caja solo hay un reloj de arena. Ninguno de los miembros del clan entiende el significado del extraño objeto.

Por otro lado, ahora que los Olmedo se han marchado para siempre Carmen propone a Ramón comprar el restaurante. “Podría ser una buena inversión”, comenta la señora. Y lo empuja a oficializar los trámites lo antes posible: “Me gustaría ser propietaria de un negocio”.

Lo que no sabe es que Rosina también está tratando de convencer a Liberto para adquirir el local: “Es cierto que nos va muy bien con el alquiler de casas, pero un bar es un éxito asegurado”. Parece que una nueva guerra entre las amigas se avecina.

Lejos de allí, Marcos descubre que Méndez está vivo, apaleado y recuperándose en el hospital. El hombre no duda un segundo en ir a verlo, pues necesita saber de una vez quién fue el asesino de Felicia. “No voy a descansar hasta acabar con la persona que me la arrebató”, piensa al dirigirse a la clínica.

Soledad escucha los planes de su señor y pide a Fausto que remate al policía, antes de que sea demasiado tarde: “Si ese moribundo abre finalmente la boca, estoy completamente perdida”

Dicho y hecho, durante la tarde, una cómplice del anarquista acude a la habitación del agente disfrazada de enfermera. A punto está de inyectarle una dosis de veneno cuando el comisario Belda, amigo y compañero del paciente, entra en la estancia y detiene a la agresora.

En la cárcel, Natalia recibe la visita de Genoveva. La todavía esposa de Felipe no piensa abandonar a su pupila en tan duros momentos y se las apaña para pasar la noche con ella en la celda: “Tranquila, yo estaré aquí para cuidarte. Puedes sentirte segura”.

En ese momento de confidencias, la reclusa confiesa a su amiga que Bacigalupe abusó de ella: “Fue en México y por eso le tengo tanto miedo. Cada vez que se acerca no lo soporto”. Mientras, el protagonista de la conversación se cita con Pierre Carson e idean un plan para evitar que Quesada salga pronto de la prisión.

Ajeno a todo, Jacinto observa cómo Fabiana y Servando discuten cual pareja de enamorados y le comenta a Casilda la posibilidad de que entre ambos exista algo más que una amistad: “Quizá se quieren y ni se han dado cuenta”.

A su vez, José encara a Ignacio y lo tacha de delincuente delante de Bellita: “Sé que vendes cadáveres a estudiantes de Medicina”. El muchacho decide irse del piso de los Domínguez.

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