El embarazo de Eda continuó adelante bajo la atenta mirada de Serkan, que no quiere perderse ni un solo minuto de estos intensos nueve meses. La pareja prepara la llegada del bebé con mucho entusiasmo, pero pronto aparecieron las primeras discusiones, como decidir si quieren saber el sexo de su futuro hijo o hija, o qué nombre le pondrían. A Eda le gustó Shin, pero su marido no estuvo muy de acuerdo.

La sobreprotección hizo nacer ciertos celos en Kiraz, que si antes deseaba atener un hermanito, ya no lo tenía tan claro. “¿Quién me va a leer cuentos cuando nazca?”, preguntó la niña. Pasaron los días y Bolat ideó con Engin un plan para descubrir el sexo del bebé.

Mientras tanto, Kiran organizaba su boda infantil en una juguetería con Can. Este robó el anillo de Aydan para regalárselo a su pequeña prometida.

Erdem, el nuevo cómplice de Serkan

Eda se enteró de que su marido intentó saber el sexo de su futuro retoño a escondidas y se molestó mucho con él. Pero todo se pasó cuando el pequeño dio su primera patada en el vientre de su madre. Kiraz, de nuevo celosa, pegó a su padre en la espinilla: “Yo también sé dar patadas, no sé qué veis de especial”. Horas más tarde, recibieron la llamada del médico que les confirmó que tendrán ¡un niño!

Otra cuestión importante fue la del trabajo de Eda. Ella se sintió bien y en forma, por lo que no pensó en cambiar su rutina.“Estoy embarazada, no enferma y puedo hacer una vida normal”, le comentó a su marido.

Pero él, fiel al su estilo autoritario, se mostró preocupado y le pidió que trabajase desde casa. Para lograr su objetivo, hizo la vida imposible a su mujer en la oficina con ayuda se Erdem.

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