Cuando los aspirantes de ‘Masterchef’ entran en las cocinas cada noche no saben qué les espera en esa jornada de cocinados y anécdotas, pero sí que será una experiencia para recordar. Por eso, es normal que vivan altibajos a lo largo de cada programa. Eso es lo que debió pensar Eneko durante el programa 23 de su edición, la undécima. Desde que entró al formato ha destacado por ser uno de los que más simpatías ha generado entre sus compañeros y el público, por su disposición y buen trato hacia todos los implicados en ‘Masterchef 11’. Pero es que también ha ido abriéndose hueco hacia la final con cocinados con buen gusto y atención a las elaboraciones. Así es como el exfutbolista ha conseguido evolucionar hasta el evidente salto de calidad que vimos en la emisión del lunes 12 de junio.

Cuando presentó su plato lo llamó «Falces» en honor a su pueblo, ya que tenía una clara conexión con su tierra. «Estos productos de huerta me hacen recordar los veranos que paso allí», explicó el aspirante. Las valoraciones fueron muy positivas y, por ello, acabó convirtiéndose en el señalado como mejor cocinero de la primera prueba. Sin embargo, aunque ya se veía tranquilo en la galería librándose de la eliminatoria de la jornada y, por tanto, clasificándose como semifinalista, aún hubo tiempo para que Eneko volviese a ser protagonista del programa 23, aunque por motivos extraculinarios.

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