El final de la serie ‘Las de la última fila’: ¿Quién tiene cáncer?

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    Las de la última fila trata de un grupo de cinco amigas que se van de viaje para recoger nuevas experiencias y superar sus peores miedos. A una de ellas le diagnostican cáncer, por lo que todo el grupo se afeita la cabeza en solidaridad. Alma, Olga, Leo, Carol y Sara eran las mejores amigas de la infancia. Los profesores de la escuela las llamaban a menudo «las de la última fila». Aunque viajaban obligatoriamente juntas una vez al año, esta vez se trataba de un viaje emocional. El grupo estableció una regla: no hablarían del cáncer ni revelarían nunca quién lo padecía. El plan era no dejar que la enfermedad se convirtiera en el centro de atención y disfrutar de la vida como lo hacían cada año.

    Alma, Olga, Leo, Carol y Sara eran muy diferentes entre sí, pero su vínculo era sólido como una roca. Alma era una influencer de las redes sociales; documentaba su vida cotidiana y se ganaba la vida con ello. La vida como lesbiana nunca fue fácil para ella, y a menudo tenía que depender de los antidepresivos para aliviar su mente. A Olga sólo le importaba ser independiente. Temía la codependencia y se mantenía alejada de los compromisos serios. Leo bromeaba sobre sus complejidades y nunca endulzaba los hechos. Era autocrítica y a menudo acababa siendo su peor enemigo. Carol era una fanática del control; no le gustaba demasiado experimentar en la vida. Aunque era manipulada por su marido, lo negaba. Sara siempre intentaba ser perfecta. Daba prioridad a los demás por encima de sus intereses.

    Antes de salir de viaje, las cinco habían hecho una lista de las cosas que querían hacer en grupo. Tras iniciar el viaje, desplegaron la primera nota, en la que se decía que todos los miembros del grupo debían tener una experiencia lésbica. Carol se opuso rotundamente. Se negó a participar. Leo tampoco estaba muy por la labor, pero el resto convenció a las dos para que asumieran el reto con valentía. Tras superar el primer reto, las chicas empezaron a abrirse y dejaron de temer lo desconocido. La segunda nota decía que el grupo tenía que drogarse juntos. La tercera les pedía que cometieran un delito. La cuarta nota las retaba a superar un asunto pendiente, y la quinta les ordenaba decir sólo la verdad durante todo un día.

    Cada día, el grupo asumía un nuevo reto que les ayudaba a aprender y aceptarse a sí mismas. Tuvieron que enfrentarse a sus peores miedos y aceptar verdades que habían negado durante años. El viaje les ayudó a enfrentarse a sus problemas, aunque actuar sobre ellos fue una elección personal.

    El final de ‘Las de la última fila’: ¿Quién tiene cáncer?

    El viaje llegó a su fin y tuvieron que enfrentarse al mundo real. Antes de irse, encontraron otra nota que tenía escrito «Esto también pasará». Todas las amigas habían actuado en una obra escolar titulada «Esto también pasará». Era un recuerdo entrañable del pasado y del presente. Se hicieron tatuajes a juego de «esto también pasará» como homenaje a su amistad y a las dificultades que iban a superar juntas. La relación de Leo con su madre había mejorado. Su madre accedió a cuidar de su padre cuando tuvo que marcharse para recibir quimioterapia. El primer día de tratamiento, todas sus amigas acudieron al hospital para apoyarla.

    Las amigas confesaron que todos los deseos que habían escrito eran algo que Leo había querido hacer en algún momento de su vida. El reto consistía en que hiciera todas las locuras que pensaba hacer. Aunque la vida no había cambiado drásticamente, Leo se alegraba de tener a sus amigas a su lado. Eran su vida y, en cierto modo, se alegraba de que fuera ella la que tuviera cáncer y no una de sus amigas. Los buenos recuerdos del viaje eran lo que Leo quería conservar.

    Tras volver al mundo real, Alma y Sara se dieron cuenta de que escapar de la realidad no era una solución. No podían huir siempre que quisieran; tenían que encontrar la paz en el lugar en el que se encontraban. Sara tenía una hija y Alma sabía lo mucho que necesitaba a su madre. Sara había construido una vida para sí misma a lo largo de los años, y abandonarla no parecía ser la opción correcta. Además, Alma era la mejor amiga de Sara, y una relación con ella sería una gran apuesta. Con la esperanza del amor, podrían perder su hermosa amistad, y estaban de acuerdo en que no era algo que quisieran hacer. Sara tenía que volver con su familia y Alma con sus amigos virtuales. Nada había cambiado mucho externamente, pero al menos se enfrentaron a la verdad y la aceptaron.

    Olga volvió con sus gatos a su casa. Se preparó un sándwich de ajo y lo disfrutó en su sofá. Una parte de ella podría haber querido compartir el bocadillo con David, pero su lado dominante sabía que era mejor mantenerse alejada del compromiso. Carol tenía que volver con su marido, pero ahora se daba cuenta de lo infeliz que era realmente en el matrimonio. Si va a actuar o no en consecuencia es una decisión que tiene que tomar. Sus vidas no habían cambiado; eran las mismas que antes. Pero sí habían cambiado como individuos; habían aprendido sobre sí mismas en el viaje. Aunque no pudieran cambiar su realidad, al menos se arriesgaron en los pocos días que estuvieron fuera de casa.

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