QUÉ HA PASADO
• Guillermo propone a Cris ser su topo en la agencia.
• Manolita anima a su hijo.
• Lorenzo pide a Benigna que acepte casarse con él.
• Sergio da un paso más en su relación con Maica.
Marcelino y Manolita no piensan quedarse quietos tras haberperdido el juicio contra Martín-Cuesta. Cuando descubren que Rafa está trabajando en una zona cercana al barrio, ella va avisitarlo.
La mujer sabe que es peligroso verse con él a plena luz del día, ya que puede exponerla ante el asesino de Marisol.
Por su parte, Benigna sigue encantada con la idea de casarse con Lorenzo. En un alarde de generosidad, se planta en mitad de la plaza de los Frutos e invita a todos los habitantes de la zona a lo que promete ser el bodorrio del año.
“Tendréis la mejor comida que podáis imaginaros y habrá bebida para todos. Quiero que compartáis este día tan especial conmigo”. Quintero, viendo lo ilusionada que está su amiga con el enlace, habla nuevamente con Bravo.
“Si tú no pones fin a esta locura, seré yo quien le cuente todo y te juro que no te haré quedar bien”, lo amenaza el abogado.
Antes de cumplir su palabra es la propia Benigna quien decide romper el compromiso para sorpresa de sus amigos. No obstante, no lo hace de la manera, ni por los motivos, que Justo pensaba.
Maica está abrumada por su boda con Sergio. La intensidad de su prometido y su condición de reconocer al bebé como suyo para casarse con ella hacen que dé marcha atrás y le devuelva el anillo:“No puedo jurar ante Dios ni ante nadie que te amo”
Horas más tarde, se sincera con Gorka y le cuenta que está esperando un hijo suyo, noticia que reconcilia a la pareja. El exsacerdote le promete que podrán formar la familia que siempre soñaron.
“Tú y nuestro hijo sois lo más importante de mi vida”. Luego, sellan su relación delante de sus vecinos con un apasionado beso.
Todos se alegran por ellos, menos Sergio, que resentido piensa en vengarse.
Al día siguiente, Beltrán cambia el lugar del atentado a última hora. “Será en el centro cívico”, revela a Montero. De esta manera espera acabar de una vez con quienes considera sus enemigos, en especial, con Abel y Estefanía, pues ha descubierto que son espías.
Ambos, ajenos a la desgracia, disfrutan de su reconciliación y hacen planes de futuro.
Esa tarde, en un instante, todo se vuelve caótico y gris. Lo único que se sabe es que hay heridos y la más perjudicada es Virginia, que ha quedado atrapada bajo una viga.
Fabián, asustado le declara su amor: “Te quiero, no puedes morirte y dejarme aquí solo”.
En cuanto a Guillermo, no le queda más remedio que enfrentarse al pasado al reencontrarse con Lourdes.
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