Vistas las semanas de la moda, vistas las 10 tendencias que estarán por todas partes esta primavera-verano 2020

Si Prada es el futuro y en la primera fila de su último desfile convivieron en perfecta armonía Nicole Kidman, Asap Rocky, Wes Anderson y Anna Wintour, la primavera 2020 promete ser un caos. Sin embargo, sobre la pasarela se sucedieron estilismos que a pesar de los detalles y adornos extraños que Miuccia suele añadir aquí y allá rindieron un nuevo homenaje al minimalismo modernista e incomprensible de la firma. No es que nos guste apiñar adjetivos poco definitorios, es que con Prada cuesta explicarse. Uno tiene la sensación de no haber visto nada y ha visto todo. Y en lo que se refiere a la próxima primavera-verano, Miuccia ha trazado un nuevo círculo para volver al mismo punto donde empezó: el uniforme moderno.

Gigi Hadid en el desfile de Prada primavera-verano 2020.©GettyImages.

La moda se liberó a medida que avanzaba el siglo veinte para incorporar más tejidos, colores, texturas y estampados, y ahora pretende mezclar ese caos absoluto en el que cualquier tendencia del presente, pasado y futuro tiene cabida con una serie de prendas sencillas de exquisita factura en las que solo los ojos muy entrenados repararían. Lujo silencioso lo llaman algunos, uniforme de colegio o de oficina otros. El caos mágico de la colecciones primaverales de Gucci, Simone Rocha, Dries Van Noten, Marc Jacobs o Louis Vuitton se encontrará por el camino con el uniforme ‘pradesco’ o ‘celiniano’.

La prenda que mejor ejemplifica este inspirador enfrentamiento es el vestido o la única pieza con la que Prada, como muchas otras firmas, se ha permitido experimentar y que gracias a la irrupción de tendencias tan complejas como la estética victoriana, amish o neobucólica se ha convertido en lo que no quería ser de inicio: una prenda que no pretende embellecer a quien la lleva sino mostrar su complejidad interior. Pequeñas grandes firmas como Batsheva o Vampires Wife han allanado el camino en esta dirección. El vestido es ahora el juguete favorito de las nuevas soñadoras, de las buscadoras insaciables de referencias, de las que ven películas de Godard o capítulos de Euphoria con el ojo derecho y con el izquierdo hacen capturas de pantalla de fotos de David Bowie. Y mientras ellas hacen todo eso y más, faldas, camisas, americanas y pantalones se han rendido a la practicidad que plantea el concepto de uniforme, aunque detrás del mismo también resida cierta dosis de misterio.

© Ilustración: Mar Lorenzo / Fotografías: Gorunway.com.

Desde que el mundo es mundo, el uniforme ha habitado espacios donde la libertad brillaba por su ausencia: desde las primeras fábricas que aparecieron tras la Revolución Industrial a los internados más exclusivos de Suiza. El trabajo duro y la pérdida del yo como requisito indispensable para el pleno rendimiento fueron cosidos a esta prenda con un hilo indestructible y solo la industria de la moda y algunos de sus más recientes genios han sido capaces de deshacer las costuras. En la primavera de 2020 el uniforme será por lo tanto una opción y no una imposición, y puede que quienes escojan llevarlo no lo hagan por falta de ideas, sino porque tienen las cosas demasiado claras. Lucir un traje de Prada, una americana de Celine o unos zapatos de The Row dista mucho de llevar algo por llevarlo y se acerca más a un objetivo intelectual en el que la sencillez esconde conocimiento y profundidad.

© Ilustración: Mar Lorenzo / Fotografías: Gorunway.com.

Cuestiones filosóficas aparte, esta interesante batalla que se está librando en el campo de las tendencias primaverales podría finalizar sin un claro ganador. Quizá pase un tiempo hasta que sepamos si queremos llevar los complejos vestidos que empezaron siendo los niños raritos de la clase y ahora son masivos o los trajes que antes cerraban puertas y ahora abren ventanas a nuevos universos intelectuales. Quizá esta explosión de caos mágico sea el canto de cisne de la moda tal y como la conocemos o quizá esta nueva obsesión con los uniformes sea el camino a seguir de las próximas generaciones, que posiblemente consideren el mimetismo estético como el único camino a la diferenciación intelectual. De momento, estas dos corrientes opuestas tendrán que aprender a convivir y lo intentarán la próxima primavera de la mano de 10 tendencias que no dejarán de ser una mera transición. Y del futuro, hablamos luego.

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