Tenemos que darles las gracias: en este confinamiento del coronavirus, nos vienen genial las sonrisas que se nos escapan ante algunas fotos y vídeos que las influencers están compartiendo estos días. ¿Se imaginarán lo mucho que nos gusta comprobar que también saben reírse de sí mismas, mostrarse con la máxima naturalidad posible o incluso hacer el ridículo sin problemas? Esta vertiente sincera y payasa nos reconcilia, y mucho, con el universo de la influencia de moda, a veces acusado de frivolidad o obsesión con lo comercial. Además, el sentido del humor es infinitamente más difícil de llevar a la práctica que las tendencias de moda. Como producto, es muchísimo más lujoso que cualquier inalcanzable bolso. Por eso no nos reímos de ninguna de ellas, sino con ellas. ¡Gracias!
En nuestro número uno incontestable tiene que estar Dulceida, con dos fotografías impagables. La primera tiene mucho mérito, porque se atreve a imitar a esa diva del yoga que es Cristina Pedroche, con un resultado que pichí pichá. No podemos evitar imaginarnos cómo o quién puede estar sujetando la cabezaa. ¿Seguro que Alba no estaría por ahí? La segunda es, directamente, una genialidad. Con un cojín y un cinturón, consigue la silueta línea A de Christian Dior que revolucionó la moda el siglo pasado. Duda: ¿llevará otro cojín a la espalda o es un look para mostrar de frente?
Miranda Makaroff destaca por sus cuidadas fotografías, casi siempre muy calculadas en cuanto a color, la puesta en escena y, en general, eso que se llama «concepto». No cabe duda de que la influencer tiene aspiraciones artísticas, pero quizá aquí se le ha ido un poco la mano con el producto estrella de este confinamiento: el papel higiénico. Ella nos propone este look como atuendo para los festivales de verano, pero no sabemos si funcionaría. En los baños portátiles jamás suele haber papel, con lo que…
Nueve de cada deiz parejas de influencers jamás hubieran subido este vídeo a Instagram, pero María Pombo y su novio Pablo se han coronado como los reyes del sentido del humor gracias a este clip. En él vemos cómo tratan de realizar la típica pirueta del rock’n’roll de los años 50, con resultado final tráfico: ella se pega una galleta considerable sobre la espalda por él resbala con la alfombra. Son geniales.
Esta fotografía de la influencer italiana Alizee Gamberini nos parece la imagen que mejor representa lo que nos está pasando en este confinamiento: una mezcla de aburrimiento y locura absoluta. Tenemos que agradecerle el descubrimiento de esta divertida mujer a Gala González, que es la que ha reposteado algunas de sus fotos en superfil de Instagram.
Este fotón también es un hallazgo de Gala González, y nos sugiere una manera posible (aunque pelín arriesgada) de aprovechar los rayos del sol si no tenemos la más mínima terracita. Se trata de una fotografía del neoyorquino Riley Harper a otra influencer de la Gran Manzana: Micha Wissen. Precaución al imitarlo en casa.
Atención a este selfie de Bella Hadid, tomado a la hora de la comida o de la merienda. Probablemente ha ido de visita a casa de alguna amiga, porque se ha llevado el bocata envuelto en papel albal. Su amiga le ha dicho: ponte cómoda, como si estuvieras en tu casa. Y este es el resultado.
Esta fotografía de cómo Mery Turiel se manda mensajes disuasorios a través de su nevera nos ha recordado que las influencers son población vulnerable en esta crisis del coronavirus. Puede que no sea población de riesgo de cara a la pandemia, pero el confinamiento pone en peligro su medio de vida. Si les da por comer de todo como a todas, ¿cómo les va a entrar la talla de muestrario que envían, sí o sí, las marcas? ¿A que ahora ten dan más lástima?
El vídeo en el que Giorgina Rodríguez le rapa el pelo a Cristiano Ronaldo no tiene precio por varios motivos. Primero, porque la española tiene que decirle que relaje sus nervios y se deje llevar (como si fuera a amputarle un miembro al pobre futbolista). Segundo, porque ella lleva el look más inenarrable de todo su instagram: sudadera con la capucha puesta y metida por dentro de los joggers. ¿Qué se le pasaba por la cabeza?
Para animar a todos sus followers a quedarse encasa y teletrabajar, Victoria Beckham ha colgado un foto recuerdo en la que la vemos veinteañera y frente a un ordenador vintage. No es eso lo importante, sino que la fotografía la muestra sonriendo, con lo que podemos dar por cerrada la narrativa alrededor de la fobia que la diseñadora tiene a su sonrisa y que explica que la veamos, casi siempre, de lo más seria. Felicitémosla: el mejor antídoto contra los complejos es el sentido del humor
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