Con apenas 16 años reunió los 150 dólares que había ahorrado trabajando en una gasolinera de Elmira (Nueva York), su ciudad natal. Compró 20 pares de jeans, los customizó y los vendió a sus compañeros de clase. Todos experimentaron lo mismo que él: sentirse como una estrella del rock and roll. Thomas Jacob Hilfiger (70 años), el segundo de los nueve hijos de una familia irlandesa, era un muchacho disléxico y sensible que a menudo reñía con su padre. Abandonó los estudios de secundaria para emprender su negocio y, milagrosamente, a los 22 años se hizo rico. No duró mucho. A los dos años y medio su empresa entró en quiebra y se arruinó. Tommy sabía que un hippy creativo y emprendedor como él tendría que luchar para alcanzar el sueño americano. Y luchó. Recién cumplidos los 30, creaba su firma y conseguía el primer millón de dólares. El distintivo: una bandera con raíces náuticas: el Código Internacional de Señales que corresponden a las letras T, J y H del alfabeto marino, sus iniciales. Siempre quiso ser un Jimi Hendrix, David Bowie o un Rolling Stones de la moda; precisamente, ellos fueron quienes lo empujaron a reinventar el sportwear y glorificar esa cultura hecha de partidos de béisbol o fútbol americano, de los moteles fotografiados por Dennis Hopper y del mestizaje afrolatino de Harlem.
Hoy Hilfiger es el primer diseñador de la marca, propiedad desde 2010 de Phillips-Van Heusen Corporation, dueña también de otras potentes marcas como Calvin Klein y Arrow. A sus diseños, Hilfiger aporta diseño, visión e inclusión —su ropa llega a la talla 52—, y está reconocido como uno de los gurús de nuevos formatos de comunicación: desde el patrocinio de giras de los Stones o de Lenny Kravitz, a pedirle a sus amigos David Bowie e Imán que protagonizaran sus campañas. Ahora está embarcado en varios ambiciosos proyectos basados en la diversidad y la sostenibilidad junto al piloto Lewis Hamilton o la modelo y activista trans Indya Moore. Mick Jagger y Zendaya, amigos personales, afirman que para ellos Tommy es una continua inspiración.
¿Qué podría ir mal después de desafiar sus orígenes, recuperarse de una quiebra y triunfar globalmente, de divorciarse de su primera mujer, Susie Cirona (20 años juntos), y casarse con la modelo sueca Dee Ocleppo (54 años), hija de padre turco y madre inglesa, que durante años compartió agente con Paris Hilton?. Él aportó cuatro hijos al matrimonio: Alexandra, Richard (un conocido rapero), Elizabeth y Kathleen, quien padece autismo al igual que uno de los hijos de Dee: Alex. Hace 12 años fueron padres de Sebastian, que también se encuentra en el espectro autista. Su última colección, Adaptive, nace de su experiencia diaria para que las personas con discapacidades puedan vestirse como los otros.
“Cuando surgió la idea, me sorprendió que ni un solo diseñador en el mundo estuviera haciendo algo parecido. Y pensé: ‘Sin duda se trata de una audiencia olvidada’. A través de mis tres hijos autistas yo tenía muy presente sus deseos de verse y vestirse como sus hermanos, porque su atuendo los hacía sentirse excluidos e inseguros, con baja autoestima. Me involucré mucho en que se vistieran solos, aunque para ellos era muy difícil lidiar con los botones o las cremalleras. También hay otros niños que tienen prótesis u otras dificultades, por lo tanto necesitaban modificar su ropa. Así que diseñamos una colección entera para niños y tuvo tanto éxito que empezamos a hacerlo para adultos”, explica desde Nueva York para Vanity Fair España.
En mis encuentros anteriores con Tommy siempre vi a un hombre hiperactivo y poderoso, con su bronceado de San Bartolomé y sus manos pulcras. A su alrededor, todo parecía bajo control y en su despacho tenía guitarras y botas de los Rolling Stones, cuadros Andy Warhol, Tracey Emin, Basquiat o del gran publicista y colaborador George Lois. Nunca había hablado con detalle de sus hijos discapacitados.
¿Cree que muchas familias han experimentado la discapacidad de sus hijos como un tabú?
Sí, lo creo. Los miran con desprecio. Los ignoran. Pero quienes padecen discapacidad están muy al tanto de lo que pasa a su alrededor. No importa que no puedan hablar, caminar, tener contacto visual… Saben lo que está pasando. Y son muy sensibles. Cuando hablamos de inclusión, no debemos hablar solo de gente con diferente background sino también de la gente con discapacidad. En EE UU una de cada cinco familias la padece.
¿Cómo son sus hijos en el espectro autista?
El mayor, Alex, adora el tenis y conoce a todos los jugadores de la ATP, su favorito es Rafa Nadal. Tuvo la oportunidad de conocerlo y fue uno de los mejores días de su vida. Lo sabe todo sobre el tenis. Tiene 26 años y habla italiano, francés e inglés, pero no puede leer ni escribir. Mi hija Kathleen, de 25 años, puede leer pero no escribir. Y ahora estamos alfabetizando a Sebastian, mi hijo de 12 años, y para ello contamos con profesores especiales, terapeutas y doctores. Estos niños nunca pueden estar solos. El pequeño adora a los pilotos de avión, a los capitanes de barcos, los uniformes… Kathleen quiere llevar la misma ropa que sus hermanas. Por fin puede vestirse con prendas de Tommy porque es fácil de poner y quitar.
¿Han tenido que adaptar su forma de vivir a las necesidades de sus hijos?
Sí, siempre. En casi todo, la comida, los viajes, la casa. Algunas veces quieren ver la misma película miles de veces. Mi hijo de 12 años adora ver Solo en casa y Matilda. Se sabe cada palabra, cada canción. Todos tienen talentos especiales y gustos muy específicos. Son felices, a menudo están contentos, pero a veces también se ponen muy tristes.
Hilfiger no ha vivido esta experiencia como adversidad, asegura que siempre ha mirado hacia delante. “Es mejor tener pensamientos positivos, saber que todo lo malo se acabará”, y añade: “Cuando sufrí la quiebra no entendía de negocios. Aquello fue un despertar. También he aprendido que debes ser amable con los demás, da igual si barren el suelo o son el presidente de EE UU. Hay que tratar a todos por igual, con respeto. Por eso mi primera tienda se llamó People’s Place. Era el lugar de todos”. Hoy, en el contexto del debate acerca de la apropiación cultural, varias voces activistas lo han puesto de ejemplo por la credibilidad con la que siempre se dirigió a la comunidad negra. Hilfiger cree que el asesinato de George Floyd ha contribuido a cambiar la mentalidad de la gente.
Usted ha reivindicado la influencia de la moda deportiva afroamericana.
Si miras hacia atrás a los primeros años de la música, todo procedía del sur, y los afroamericanos fueron las primeras estrellas del rock. La manera en la que vestían era muy cool. Igual que hoy los jugadores de baloncesto. Yo fui el primer diseñador en hacer streetwear en los noventa. Y se me criticó por ello. Tuvo un impacto positivo sobre mi negocio, porque fue muy aceptado por la juventud, pero otros pensaban que era un look ofensivo, nada educado. Yo dije: “No me importa”. Ahora Gucci, Vuitton, Prada, todos hacen streetwear, pero yo fui el primero, aunque muchos me lo desaconsejaron. Hoy es un uniforme global. El mundo es casual.
¿De qué está más orgulloso, de su carrera o de su familia?
De mi vida personal. Somos una gran familia, nos queremos y nos importan los demás. Y estoy orgulloso de haber enseñado a mis hijos a ser respetuosos con todo el mundo, jóvenes y viejos, gais y heteros, blancos y negros… Nos da igual. Queremos paz y amor.
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