Del ramo de Sofía de Wessex al velo de Meghan Markle: así influyó el vestido de novia de Diana de Gales

Todo en el vestido de novia de la princesa Diana fue a lo grande. Desde la cola, la más larga que se ha visto nunca en una boda real, hasta el ramo de grandes proporciones a base de lirios del valle, fresias blancas, rosas doradas y orquídeas. Según la revista Time el de Diana de Gales ha sido “el vestido de novia más influyente de la historia”. Sus creadores, David y Elizabeth Emanuel, declararon que cuando diseñaron el vestido de novia de Lady Di se inspiraron en los de los grandes cuentos de princesas y que buscaban un diseño con el que hacer historia. Desde primeros de junio el impactante vestido puede apreciarse de nuevo (se expone una vez cada cinco años para preservar su estado) en la exposición “Royal Style in the Making”, en el palacio de Kensington, coincidiendo con el año en el que se cumplen cuarenta años de aquel día, un 29 de julio, en el que más de 700 millones de personas se paraban frente al televisor para observar la boda del siglo. Eran los años 80 y la moda tan excesiva como extravagante, rasgos que sin duda influyeron en el diseño del vestido de novia de Diana de Gales y en parte el motivo por el que nunca hemos vuelto a ver un vestido de novia similar. Sin embargo, encontramos en bodas posteriores pequeños guiños a aquel vestido que marcó un antes y un después, es la innegable influencia que ha tenido Diana de Gales en las novias reales de la historia y que repasamos aquí.

A rostro cubierto y con la tiara a mitad de cabeza

Es la imagen típica que todos visualizamos cuando nos imaginamos una boda: una novia llegando con el rostro cubierto por un delicado velo. Las yernas de Diana de Gales, quién sabe si en un guiño a la que hubiera sido su suegra, eligieron las dos el mismo modo de salir de la iglesia y se colocaron una tiara muy parecida y al mismo estilo que Lady Di. Las fotos de Kate Middleton y Meghan Markle llegando en el carruaje con el rostro cubierto y a la salida ya con el velo retirado y saludando sonrientes nos trasladan a aquel día de finales de julio de 1981.

El tejido regio y pesado

El tejido con el que se confecciona el vestido de novia marcará todo el diseño y nos dará un estilo completamente diferente según el que elijamos. El de Diana de Gales, el tafetán, es brillante y de un acabado regio y con cuerpo. Perfecto para la teatralidad que buscaban sus diseñadores y para estar a la altura de lo que se esperaba de aquella boda. Un material que no todas las novias eligen, precisamente por sus atributos.

En los últimos tiempos prefieren materiales que se adapten al cuerpo o que tengan más caída y permitan la libertad de movimientos. Mary de Dinamarca, debió de ser una de las novias a las que el tafetán les conquistó y eligió un acabado muy similar para su boda con el príncipe Frederik en 2004.

El tono blanco roto o marfil

En el caso de Diana de Gales no se cumplió del todo aquello de ‘Blanca y radiante va la novia’ pues el tono de su vestido fue un color marfil que le daba un aire vintage a su diseño de novia. Mientras que el blanco puro da mucha más luz, este blanco roto puede resultar más cálido. Una tonalidad parecida a la que eligió la ahora reina Letizia.

Su diseño de Manuel Pertegaz también tenía ese aire regio y “pesado” gracias a la seda natural con la que se confeccionó el de doña Letizia.

La cola interminable

La cola del vestido de Diana de Gales medía más de 7 metros. Un diseño de proporciones descomunales que obligó a los diseñadores a trasladarse al palacio de Buckingham para terminar su trabajo. Si bien ninguna novia se ha atrevido a emular semejante hazaña, el velo de Meghan Markle es lo más parecido, en longitud, que hemos visto recientemente.

Uno confeccionado en organza de cinco metros. La misma longitud que tenía la cola del vestido de novia de Charlène de Monaco, firmado por Giorgio Armani y que la sitúa como otra de las posibles admiradoras de aquel excesivo vestido de 1981.

El ramo, en cascada y de tamaño XL

Para compensar lo excesivo del vestido, los volúmenes, los bordados y los metros y metros de tela, quizá lo apropiado habría sido apostar por un ramo de novia discreto. Pero, por otro lado, el impactante diseño se habría “comido” cualquier accesorio que no tuviera la suficiente entidad. Esto último fue lo que llevó a crear un ramo de flores a la altura de las circunstancias, es decir, enorme. Con un diseño en cascada, estaba compuesto por algunas de las flores favoritas de Diana de Gales como los lirios, las rosas doradas o las fresias y las orquídeas.

El de cascada es un tipo de ramo muy de los 80 que ha inspirado, sin embargo, a muchas novias después. Una de ellas fue Sofía de Wessex quien once años después se casaba con el príncipe Eduardo con un ramo inspirado en el que llevó la princesa Diana.

En imágenes

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