En un conato por devolvernos la comodidad que nunca debió ni desaparecer ni subestimarse, Miuccia Prada coló, como cuela siempre en sus colecciones de Miu Miu, varios looks (el 5, el 23, el 26, el 27…) en el el desfile de la colección Ready to wear de esta primavera que si bien dibujaban mujeres sobrias con estlismos propios de oficinistas de los años 50, algunas habían cambiado los tacones que (supuestamente) las empoderaban por otros zapatos más naïf, más planos pero igualmente potentes ya marca de la casa. Pasó lo mismo hace años con sus bailarinas de cintas vichy al tobillo, y en 2020 la hazaña perdura gracias a ella.
Popularizadas en el siglo anterior por una Audrey Hepburn que no perdía oacasión de lucir las suyas de Ferragamo con pantalones capri y una pose inocente e irremediablemente sexy, por Kate Moss y Amy Winehouse, y principalmente por todas las danzarinas de ballet clásico que con punteras o sin ellas repiten frente a un espejo imperturbables las cinco posiciones básicas que ninguna puede fallar, las bailarinas tiene ese magnetismo del que ni siquiera Gucci en su última colección de otoño 2020 escapaba.
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Pero mientras la Pope de la moda, y la que va por delante de las tendencias antes de que estas se materialicen, imaginaba en 2019 que en la primavera de 2020 las mujeres lucirían pantalones de tiro alto cortados por el tobillo con las bailarinas más clásicas y más planas, el precursor del barroquismo más bello, Alessandro Michele, las mezclaba con looks más propios de la escolar que todas ahora quisimos ser añadiéndoles joyas y detalles inconfundibles de la casa italiana.
Comodidad inneglable aparte, las bailarinas parecen tan inocentes como las sandalias minimalistas con dos tiras en forma de T también de Prada, y aunque existen tantos modelos como marcas en el mercado, clásicas, sencillas y adornadas únicamente por un cordel terminado en lazo que da la vuelta al perímetro del pie y que en origen servía para ceñirlas lo máximo posible, no tantas.
Alexa Chung, siempre impecable.© Getty Images
Tan planas como las que dicen que hizo diseñar en los años cuarenta Manolete y de donde derivó el nombre español de manoletinas, tan elegantes e hipnóticas como un plie apoyado en una barra de madera e innegablemente cómodas, estas de Prada, Loewe, Repetto, Miu Miu… forman nuestro decálogo de bailarinas, bailarinas. Empezarás llevándolas un día y acabarás luciéndolas una eternidad. Como Miuccia, como Audrey y como todas las mujeres que de moda saben latín.
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