Llevar el cesto de mimbre que Jane Birkin incluso se atrevió a pasear por la alfombra roja del Festival de Cannes no te convierte en Jane Birkin. Puedes copiar estilo, puedes copiar la idea, pero nunca te acercarás a la verdad. Siempre serás la copia de una copia. ¿Será el pelo entonces? Alguien formuló esta pregunta en algún momento a principios de los dos mil y después hordas de mujeres decidieron dejarse una melena más o menos larga con flequillo desfilado sobre las cejas. Tampoco funcionó. El corte de pelo Birkin se pedía y pedía en las peluquerías de medio mundo con idéntico resultado: ninguno era el de Jane Birkin. Una obviedad, sí, pero a veces hay que recordar que el agua es incolora, inodora e insípida y que el cielo es azul, como el mar y los ojos de Alain Delon, para analizar las cosas e incluso a una misma con perspectiva.
¿Qué debe copiarse entonces de los iconos de estilo? ¿Qué puede acercarte a ellos sin olvidarte de quién eres? Pues precisamente, la respuesta tiene que ver con el corte de pelo, pero no con llevar el mismo de quien se admira, sino con emular su capacidad para identificar cuál te sienta bien y por lo tanto deberías llevar siempre.
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Las hay que como Jane Birkin han tenido la suerte de saber qué estilo les favorece desde muy pronto, mientras que otras han ido de un flequillo insalvable a unas mechas horrorosas casi desde que tuvieron edad para ir solas a la peluquería. Bien es cierto que las primeras no tienen ni una foto de la adolescencia mala ni un look del que arrepentirse, pero las segundas se lo han pasado infinitamente mejor –es lo que tiene fallar y equivocarse, que es mucho más divertido–. En cualquier caso, hay un momento en la vida de una chica en el que la verdad sobre los grandes iconos de estilo se revela con claridad: un momento. No era el cesto, no era el flequillo, no era el corte de pelo. Era, simplemente, que Jane Birkin se conocía mucho.
A estas alturas de la primavera-verano 2020 ya sabemos qué vestidos están de moda y qué cortes de pelo también. Y una vez vistos y analizados, toca practicar la lección recién aprendida, que pasa por recordar que no hay tendencia mala, sino chica que no ha sabido ver que no era para ella; no hay vestido feo ni corte de pelo poco favorecedor, sino chica que no ha sabido combinar uno y otro como debe y según su propio criterio –esa suerte de voz interior que en algún momento te dice "que sí, que Jane Birkin era increíble, pero tú no eres Jane Birkin, eres algo incluso mejor: tú misma"–.
Como el cambio podría estar a punto de producirse y nos encanta ayudar, aquí tienes qué tendencia de vestido 2020 le corresponde al corte de pelo que llevas y (asumimos) mejor te queda.
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