A la hora de elegir el vestido de novia perfecto debemos tener en cuenta que la gran parte de las novias tienden a confundirse y cometer diversos errores que todavía dificultan más dicha elección. Dentro de esta larga lista de ‘errores’ podemos encontrar algunos de menor importancia y otros que pueden hacer que el día de la elección del que debe ser el vestido más bonito de tu vida, sea una odisea.
Y cuando finalmente apostamos por el que será nuestro vestido de boda, gran parte de las novias caen en las dudas sobre si su elección ha sido la correcta, o no. Debemos tener en cuenta que los nervios durante esos meses previos a uno de los días más importantes de tu vida no deben ser nada fáciles. Aquí podemos ver los 10 errores más habituales entre las futuras novias a la hora de comprar el diseño (perfecto) para la boda.
10 errores habituales al escoger el vestido de novia
Comprar demasiado tarde (o demasiado pronto)
El momento ideal para la compra debe ser 10 meses antes del día de la boda y en el caso del lugar, con una antelación de 6 o 7 meses. En el caso de los vestidos de novia por encargo, el proceso no comienza hasta que están todas las medidas perfectamente tomadas, y se haga el primer pago. Para esta ocasión aquellos pedidos inferiores a los 6 meses se consideran urgentes y lo normal es que añadan un plus adicional al precio establecido. Las prisas nunca fueron buenas.
Por otro lado nos encontramos aquellas mujeres que deciden hacer la compra con demasiada antelación. Ver un gran número de vestidos antes de ese día complica cerrar tu elección de forma segura. Lo normal es lanzar nuevas colecciones en dos plazos cada año, de manera estacional, en octubre y en abril, por lo que si eres de las que apuesta por las tendencias y quiere sumarse a las nuevas modas deberás tener esto en cuenta y planificar todo con más tiempo (por si surgen imprevistos).
Un entorno demasiado grande
Estamos seguras de que quieres a tus amigos pero a la hora de tomar este tipo de decisiones, como la compra del vestido de boda, el entorno debe ser pequeño e íntimo. Menos voces, menos diferencias, menos discusiones. Aquellas personas más cercanas, que son realmente honestas contigo y que cuentan con la confianza suficiente para decirte su opinión con el único objetivo de ayudarte, son quiénes deben acompañarte: tu mejor amiga, tu madre, tu abuela, tu suegra, etc.
Si por ejemplo, tú y algún miembro de tu familia (por ejemplo tu madre) tenéis una relación complicada quizás lo mejor es que ella permanezca en casa. Lo mejor es evitar problemas. Y tras solucionarlo puedes invitarle a tu primera prueba o a otros momentos importantes. Tú eres quién decide y lo mejor es disminuir la compañía para este tipo de pruebas. Además si los nervios y la indecisión comienzan a apoderarse de ti, contratar a un estilista no es algo de lo que avergonzarse, sino todo lo contrario.
Dar (mucho) poder a las personas cercanas a ti
Es muy simple, es tú día, tú eres quién debe tomar la decisión final. A la hora de elegir el vestido de novia sobre todo. Recuerda que aunque tengas en cuenta las opiniones de tus allegados, la decisión es tuya y debes seguir tus instintos.
Puedes preguntar segundas opiniones para asegurarte, pero finalmente deberás analizar en una balanza las razones y convencerte a ti misma antes de elegir. Tomar decisiones demasiado rápido no es bueno, pero demasiadas voces con poder a tu lado también puede dar lugar a confusiones.
No ser consciente de tu presupuesto real
Una de las claves es tener claro el presupuesto con el que cuentas y mantenerse dentro de él. No quiere decir que no podamos ser flexibles a la hora de mirar opciones pero siempre teniendo en cuenta donde esta el límite para no llevarnos luego las manos a la cabeza. ¿Todavía no tienes un presupuesto marcado? Empieza hacerlo ahora. Recuerda, la etiqueta no incluye cambios, ni los accesorios, ni un segundo diseño, ni el velo, el maquillaje, etc. Cosas a tener en cuenta cuando pensemos en el precio que queremos ponerle a nuestro futuro vestido de novia.
Compras a futuro
Entendemos que establecer metas antes del día más importante de tu vida (o uno de ellos por lo menos) es habitual, la pérdida de peso o la tonificación son las más repetidas pero no debemos basarnos en suposiciones futuras a la hora de la elección de nuestro vestido. Es un error total. Debes tenerlas en cuenta pero comprar un vestido con la esperanza que en varios meses nos quede a la perfección, es realmente peligroso.
Una mente muy abierta (o muy cerrada)
Si eres una apasionada de la moda, la búsqueda del vestido de novia perfecto llevará años rondándote por la cabeza. Pero realmente que nos guste un estilo o una pieza concreta no tiene porque ser beneficioso a la hora de tomar nuestra decisión, puede que lo que veamos en el papel no sea adecuado para nuestro cuerpo. O por el contrario el estilo que tengas en la cabeza no exista realmente y nunca llegues a encontrar esa pieza. Además este tipo de ideas puede provocar que nos alejemos realmente de la búsqueda del vestido perfecto.
Intenta entrar con la mente abierta en este proceso, pero sin excederte. Haz preguntas en alto para descartar opciones y enfocarte en lo que realmente te gusta: ¿Quiero falda larga? ¿Me gusta el encaje? ¿Mangas o tirantes?
No contextualizar
¿Dónde y cuándo va a tener lugar la boda? ¿Va a ser una boda civil o una boda religiosa? ¿Con qué diseños me siento más cómoda? Estas preguntas son claves para contextualizar nuestro escenario de boda ya que nos ayudarán a la hora de la elección. ¿El lugar es una masía? ¿Una catedral? Son datos relevantes debido a que una boda rústica, un viñedo o una finca en el campo son opciones diferentes y requieren estilismos distintos.
Optar por un diseño personalizado sin estar preparada
Un vestido personalizado es una elección muy importante y debemos tenerla clara antes de comenzar con un proceso largo que requiere paciencia y dinero. En primer lugar elige el vestido, consulta condiciones con el diseñador para que comience a crearlo. Tras ello deberás reunirte con él para hablar de presupuesto y concretar todavía más.
Después de esos primeros pasos, el diseñador realiza un boceto, y tras tomar las primeras decisiones se crea una maqueta del futuro vestido ajustando los posibles accesorios. Es un proceso largo, y requiere paciencia y comprensión y es probable que tu vestido final no este terminado hasta los días previos al enlace. Si no estás preparada para ello (no todas cuentan con la tranquilidad requerida) no optes por esta opción. Debe ser alguien con el que hayas trabajado y que cuente con tu confianza plena, sino el proceso no funcionará.
Comprar todo la primera vez
A la hora de ir a comprar el vestido de novia un asesor de imagen se pondrá a tu lado para incitarte a comprar. Te ayudará a pensar en accesorios para terminar tu look en cuestión de minutos: joyas, zapatos e incluso el peinado perfecto para darte una idea real del resultado final. No elijas todo en un primer momento, piénsalo bien y con calma.
Las probabilidades de que esos primeros accesorios sean los más adecuados para ti son muy bajas, quizás los cambios que necesita tu vestido requieran de complementos diferentes. Es una de las compras más importantes de tu vida, podrás elegir el vestido en ese momento, pero deja los complementos para más adelante sino quieres equivocarte.
Probarte demasiados vestidos
Podemos llegar a ese momento donde el abanico de opciones con el que contamos para elegir nuestro vestido se vuelva en nuestra contra. Cuando llegamos a ese punto, nuestra cabeza se bloquea y nos cegamos ante tantas propuestas.
Aquellas novias que se prueban un gran número de vestidos tienden a olvidar las cosas importantes de cada uno de ellos (la manga que más le favorece, el estilo perfecto para su cuerpo, o el escote ideal) y el proceso de elección se complica. Pruébate diferentes vestidos con un espacio de tiempo suficiente como para recordar los pequeños detalles. Esto te ayudará en la decisión final.
Vía: Harper’s BAZAAR US
Fuente: Leer Artículo Completo