Múnich, 1972. La ciudad alemana acoge los Juegos de Verano. Silvia Renate Sommerlath se desempeña como azafata e intérprete, ya que la joven, hija de un empresario alemán, es políglota. Un detalle que su futuro tío político, el príncipe Bertil, no dudaría en destacar cuando, tres años más tarde, la prensa esperaba ansiosa que se hiciese oficial su noviazgo con el rey Carlos Gustavo de Suecia. "Silvia tiene todas las cualidades que necesita una buena reina. Es amigable, sabia y hermosa. Habla varios idiomas, entre ellos el sueco", declaró Bertil. Finalmente, el anuncio del compromiso se produjo el 15 de marzo de 1976, y la boda se celebró el 19 de junio de ese año, una ceremonia fastuosa que se ofició en la Catedral de San Nicolás, se festejó en el Palacio Real de Estocolmo y selló el, quizá, romance royal olímpico más famoso de la historia. Que no el único.
Juegos Olímpicos de Atlanta, julio de 1996. En un momento dado la infanta Cristina, que asiste a los JJOO como espectadora, pregunta: ¿Quién es ese rubio? Hay quien dice que coincidieron en la celebración de la medalla de oro que ganó la selección española de waterpolo, y que fue su portero, Jesús Rollán, fallecido en 2006, quien los presentó, y hay quien apunta que fue el jugador de balonmano Fernando Barbeito, su compañero en el Barça y en la Selección. Lo que es indiscutible es que la historia de amor entre doña Cristina e Iñaki Urdangarin empezó entonces. 25 años y cuatro hijos en común después siguen juntos contra viento y marea. El 18 de junio de 2918 el cuñado del rey Felipe ingresó en la prisión de Brieva (Ávila) para cumplir la condena a cinco años y 10 meses de cárcel por el Caso Nóos. El pasado mes de enero accedió al Tercer Grado y, desde hace un mes, está en régimen de semilibertad, viviendo en casa de su madre, Clare Liebaert, en Vitoria, y a la espera de poder pedir la libertad condicional en unos meses.
Menos complicada -y polémica- ha resultado la relación entre Federico, príncipe heredero de Dinamarca, y la ejecutiva de origen australiano Mary Donaldson que, como la infanta y Urdangarin, también se conocieron en unos Juegos: los de Sidney. Cuentan que se conocieron en un bar de la capital australiana, el Slip Inn. él se presentó como "Fred", y ella no tenía ni idea de con quien pasó más de media hora charlando hasta que alguien se lo advirtió: "Pero, ¿sabes quién es ese tipo?". Después de tres años de relación a distancia –14.405 kilómetros, para ser exactos– la reina Margarita dio el visto bueno a la relación y Federico y Mary se casaron en mayo de 2004, pocos días antes que los reyes Felipe y Letizia. Desde entonces, los príncipes daneses no se han perdido una Olimpiada. De hecho, Federico es miembro del Comité Olímpico Internacional desde 2009.
Y, para finalizar, una pareja que no pertenece a la realeza europea, pero sí a la de la moda: Ottavio y Rosita Missoni. Tai, como se le conocía familiarmente (Dubrovnik, Croacia, 1921-Sumirago, Italia, 2013), ganó el Campeonato de Italia de Atletismo en antes de participar –y ganar– los Juegos Mundiales de Estudiantes de 1939, un palmarés que amplió después de la Segunda Guerra Mundial en la categoría de los 400 metros valla, con la que ganó el Campeonato de Italia en 1947-48 y participó en los Juegos de Londres. Allí, Tai conoció a Rosita, con quien no solo formó una familia: en 1953 fundó Missoni, una de las marcas de moda más importantes de las últimas décadas, famosa mundialmente por sus prendas con motivos en zigzag, las favoritas de la jet set internacional. Para que se hagan una idea: según The Business of Fashion, son "el bolso de Vuitton o los mocasines de Gucci" del punto. Rosita y Tai estuvieron 60 años juntos, un ejemplo clarísimo de que lo que unen los Juegos no lo separa el hombre.
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