Pregúntale a Pepa (L)

[E, email]

Buenos días, me llamo E y voy a intentar resumirte un poco de mi historia.

Me voy a remontar a los tres últimos años. Llevo con mi marido desde que éramos adolescentes, y casados treinta años.

Llevo varios años encadenando diversas enfermedades, ninguna de morir pero si de sufrimiento diario. Tengo mareos/vértigos y es muy duro porque me incapacita para todo. Durante un año los médicos me hacían constantemente pruebas, rehabilitación…

Vivo en un pueblo a mucha distancia de la capital y como no podía conducir por los mareos, tenía que desplazarme en autobús (por cierto, prehistóricos) para poder ir a los médicos, hospitales, etc…

En 2017 me pude reincorporar a mi puesto de trabajo, que está a 45 km de donde vivo, no puedo conducir y dependo de una compañera que me hace el favor de llevarme.

Además de los mareos, hace un año me diagnosticaron artritis reumatoide, para lo que he tenido que seguir con nuevos médicos, pruebas, tratamientos… El primer tratamiento me produjo muchos efectos secundarios, lo que provocó nuevas dolencias.

Bueno esto es para ponerte un poco en situación para que tengas una visión general de mi vida.

A casi todas mis andaduras de médicos y pruebas médicas, recogida de resultados, etc, he ido sola, buscándome la vida para poder llegar a las visitas una vez terminada mi jornada de trabajo. Unas veces pidiendo favores a mis compañeros para que me llevarán hasta la ciudad y otras con medios de transporte de lo más cutre y sin encontrarme bien.

He estado sola durante estos tres años… sola, porque mi marido nunca se ha ofrecido a acompañarme en esos momentos, salvo en contadas ocasiones porque necesitaban anestesiarme.

En casa tampoco me ayudaba casi nada.

Yo he llevado todo hacia delante, mi casa, mis hijos, mi trabajo, mis médicos,…mis enfermedades. Mi mantra era : yo puedo, yo puedo, yo puedo.

En cuanto a nuestras relaciones sexuales, te puedes imaginar que no eran habituales debido a que yo no estaba bien y sin apoyo ni ayuda por su parte, yo no tenía ganas, ni energía, no estaba para eso…. Estaba sobreviviendo.

Lo mejor es que la semana antes de Navidad le pillé en el móvil que ha estado durante todo el año visitando putas. Él me ha confesado que han sido en varias ocasiones. Muchas de ellas coincidían con las veces en las que me tenía que buscar la vida para ir de un lado a otro a los médicos, las pruebas… en definitiva para sobrevivir, ¡¡y él estaba de putas!!

Ah, y si pasaba por la puerta de mi lugar de trabajo, pasaba de largo dejándome a la aventura, sin importarle si yo necesitaba ir a algún sitio o simplemente comer conmigo y llevarme después a casa. Él pasaba de largo y se dirigía a su lugar de citas.

Yo lo veo como una película en la que proyectas dos escenas diferentes y ves qué están ocurriendo de forma simultánea en lugares distintos. Yo me veo como te he descrito, luchando, y a él de putas.

Ahora me encuentro perdida, mi marido no es el que yo creía que era. Tenía confianza plena en él. Es como si hubiera muerto y ahora tuviera delante otra persona.

Ya sé que con lo sola que he estado te preguntarás que hacía con él, si no me cuidaba ni me atendía en mis peores momentos. Pero yo le quería a pesar de todo. Pocas veces le pedí ayuda porque creía que tenía que salir de él y si no era así, yo sola podía hacerlo. A él le suponía mucho esfuerzo, se le hacía una montaña ir a la capital, por eso no le pedía que me acompañara. ¡Pero para ir de putas son los mismos kilómetros! ¡Eso no le suponía ningún esfuerzo!

Ahora estoy mucho peor de mis enfermedades, llevo todo este tiempo sin casi comer ni dormir, con ataques de ira, mucha pena, llanto, autoestima por los suelos. He perdido muchos kilos. Ahora peso 46 kg. Tengo mucho sufrimiento.

Solo como porque él me hace la comida y me insiste en que me alimente. El médico me ha dado la baja. Así que estoy en casa.

Estoy muy débil para tomar una decisión en estos momentos. Estoy en una montaña rusa y muy perdida…

Él ahora está muy arrepentido (la verdad es que no lo está pasando bien tampoco, algunas veces me da pena) solo quiere cuidarme y sacarme del pozo dónde me encuentro. Ahora son todo bondades, me dice que yo soy lo que más quiere. Que siempre me ha querido pero no ha sabido quererme… que nunca más voy a estar sola y nunca más va a volver a ir a esos sitios. Que lo quiere olvidar. Quiere que le perdone y lo intentemos superar.

De momento me voy a quedar en casa y voy a intentar recuperarme físicamente.

Me está costando una salud que ya no tenía y no sé si voy a salir de esta. Mi mantra ya no me sale, el Yo puedo, Yo puedo… ya no está.

Te estoy escribiendo porque he leído lo que ha escrito una chica sobre cómo la ayudaste. Igual me puedes ayudar a mi también.

Necesito un poco de luz!!

Muchas gracias

Saludos

Hola, E.

Lamento muchísimo todo esto que estás pasando, no solo la enfermedad (que ya es suficiente motivo para estar así), sino la enorme decepción que te has llevado con tu marido.

No tiene excusa, puede darte mil explicaciones y justificarse de todas las maneras posibles, pero es inexcusable lo que ha hecho, cómo te ha abandonado a tu suerte. Esto no se le hace a nadie, menos aún a la persona que quieres, como tú bien dices.

Sé que entre la debilidad que tienes y la pena no le ves salida al pozo en el que estás, pero tienes que curarte, de la enfermedad, pero sobre todo de la pena.

Porque no tengo a tu marido delante, o me iba a oír. Qué impresentable, qué bajeza, qué falta de calidad humana.

Estás enferma y necesitas que todos te apoyen. No puedes hacerlo sola. Si no sale de él (que no sale, nunca sale «trabajar»), se lo dices: haz esto y haz lo otro. Elabora una lista de tareas y repártela. No me hablas de tus hijos ¿son mayores o pequeños aún? Si tienen edad para echar una mano, que lo hagan también.

Nos empeñamos en tirar del carro, pensando que algún día nos lo agradecerán: no seas tan inocente, nadie nos agradece el esfuerzo, porque tenemos/tienen asumido que es nuestra labor. Pero nosotras también petamos. Tú has petado, tu cuerpo ha dicho basta ya.

Si tienes familiares que puedan echar una mano (hermanos o hermanas, primos, quién sea), implícales también. Por no pedir te ves en esta situación, comiéndote tú sola el problema.

Come, por favor, ponte fuerte, porque necesitas empezar a pedir, a exigir, que te ayuden, te apoyen y te quieran de verdad. Y si el matrimonio se ha ido a la porra por el comportamiento de tu marido, pues mira, tal día hizo un año. Pero LO PRIMERO ERES TÚ, que no se te olvide.

En cuanto puedas, porque esto no se resuelve solo, necesitas ir al servicio de Mediación Familiar de tu ayuntamiento. No me dices exactamente dónde vives, pero seguro que lo hay. Que no te de apuro ni vergüenza alguna, porque ESTÁN PARA ESTOS CASOS, y la confidencialidad es su norma.

Piensa que todos esos pequeños males son la somatización de todos tus problemas, de la carga mental, de la ausencia de apoyo. Necesitas que te ayuden, no te dejes ir, por favor. Ni él ni nadie lo merece.

Un beso enorme. Escríbeme siempre que quieras, que aquí estoy.

Pepa.

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[S, email]

Hola querida Pepa

Vengo a hacerte una consulta no sobre amor, sino cómo hacer a alguien recuperar la confianza.

Para intentar abreviar muchísimo mi empresa trabaja a la par que otra y compartimos personal en el mismo espacio. Estamos hablando de Uk. Bueno, pues uno de los trabajadores de la otra empresa, con menor rango que nosotras, después de trabajar juntos por tres años, de la noche a la mañana empezó a ser racista y a hacernos bullying. Trabajadores nuestras británicas se echaron las manos a la cabeza y salieron a defendernos. Este periplo empezó en agosto, aún seguimos a vueltas con declaraciones, entrevistas y reportes.

Este trabajador de la otra empresa de la noche a la mañana ha hilado una sarta de mentiras sobre mi,de las cuales las únicas que se es que soy homófoba y que no soy profesional. Y le ha mandado un mail a recursos humanos de mi empresa alegando un montón de cosas sobre mi. Entre ellas que mi jefe (que lleva más de 15 años en la empresa y yo solo tres tiene un mote de carácter sexual, polla juguetona). Yo no lo he inventado pero me hicieron conocedora de él las compañeras el día que me comunicaron que sería mi nuevo jefe.

El tío es un jefe estupendo. De esos que puedes tratar de tu a tu. Siempre he tenido una relación estupenda con el y jamás ha sido irrespetuoso conmigo o ha ido más lejos de lo q debería, jamas.

El tema es que el jueves hablamos por teléfono sobre la queja que este trabajador ha puesto sobre mi, y le noté triste, muy triste. Y le pregunté directamente si pasaba algo. Pues sin saberlo abrí la caja de Pandora.

Yo, que en teoría no estoy autorizada todavía a saber que alegaciones hay contra mi empezó a decirme que yo le había puesto un mote y nos burlábamos de él.

Estaba dolido! Muchísimo!

Le expliqué tranquilamente (lo que pude), que si, que el mote está ahí. Pero que yo no lo creé. Que nunca nos hemos reído de él, que si se ha mencionado ha sido de forma cariñosa pues de verdad que es un tío magnífico. El estaba dolido, mucho! Diría que lloró en los 45 min que estuvimos hablando, pero no estoy segura.

Al final de la conversación dijo que estábamos bien, pero yo no lo estoy. Siento que aunque ha entendido que no salió de mi y jura y perjura que estamos bien, no lo estamos.

El miércoles voy a reunirme con el cerca de donde vive. Quiero la oportunidad de explicarme cara a cara.

Pepa, ayúdame. Como puedo hacer que vuelva a recuperar la confianza que perdió en mi???

Un abrazo

Hola, S.

Perdona que me sorprenda un poco, lo mismo es que en mi círculo profesional mantenemos las distancias con los jefes. A no ser que sea una celebración de la empresa o la comida de Navidad, con los jefes no se queda después del trabajo.

Creo que deberías defenderte, por supuesto, de las acusaciones por los canales adecuados (comité de empresa, sindicatos, rrhh) pero no creo que sea conveniente ni oportuno quedar con tu jefe fuera del horario de trabajo ni fuera de las instalaciones de la empresa. Eso solo va a dar pie a más rumorología.

¿Y él está de acuerdo en esa cita fuera de horas? Mira, niña, me hace sospechar.

No me fío. No vayas sola. Hazme caso.

Besos,

Pepa.

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[A, email]

Hola Pepa,

En realidad no sé si te llamas así, creo que por las horas que son ( 2.44 am ) y la bajona que llevo encima ni eso he alcanzado a leer bien…

He podido leer la carta que te escribió una chica apodada como «C.» sobre su relación amorosa.

Me he sentido identificada con su pena. He roto hace unos meses una relación intermitente (con muchas idas y venidas) de 8 años.

Me siento totalmente perdida y no tengo ni fuerzas para hablar más sobre el tema con nadie de mi entorno.

Estoy totalmente vacía, han sido 8 años muy intensos y ahora me lo veo tan feliz con otra en Facebook (tiene algunas cosas públicas).

He sentido como una puñalada en pecho. Ha estado llorando por mí meses diciendo que era el amor de su vida, escribiéndome de madrugada, llamadas, llantos y más llantos… y ahora resulta que me escribe por última vez el 4 de noviembre para decirme que mataría a cualquiera que me hiciese daño y el 15 ya está novio… Lo flipo muchísimo y me hace sentir absurda y poca cosa y más absurda me siento por sentirme mal yo.

No sabes de verdad todo lo que he dado por esta relación. Mi vida entera, me mudé hasta de país y me aislé de todo por estar con él.

Me dejó por primera vez en 2014, yo enfermé de ansiedad y volví a España. Me volvió a buscar y yo siempre volvía, así hasta ahora.

Lo que más me jode de todo esto es llorar yo por un cabronazo que se ha ido con la primera falda que le ha cuadrado, porque claro, ahora ésta es guapa y entonces nos encaja… Anteriormente siempre me dejaba y volvía porque se iba con «Cocos»

Soy imbécil de verdad.

El día 2 de enero le escribí un mail porque necesitaba decirle toda la mierda que me ha hecho sentir y que es un mentiroso y un sinfín de cosas para desahogarme…. No podía más y no puedo más.

Me respondió el 9 de enero con mil llamadas al móvil y con un mensaje «espero que te vaya bien, yo sí te deseo lo mejor»

¿Cómo se puede ser tan hijo de puta? ¿Ni siquiera se ha preocupado por saber si estoy bien, si necesito algo en este tiempo y me llama a las 1 de la madrugada solamente para limpiar su conciencia?

Es patético….

En teoría se que es una persona que no me merece y todo el rollo que viene, pero la práctica es difícil. Tengo la daga atravesada en el estómago y lo que más rabia me da de todo es que al final, siempre acabe llorando yo.

Gracias por leerme, necesitaba hablar con alguien.

A.

Hola, A.

No sabes cuántas mujeres me traéis a la memoria la carta de C, y eso que nunca publiqué la primera, esa en la que me contaba su historia. Se ha convertido en un símbolo, se lo tengo que decir.

Querida niña, me sabe mal decírtelo, pero no te creas esas lágrimas y esos aspavientos de pena, y ese dolor expuesto en redes. El que hace eso tarda menos de un segundo en cambiar el chip, en cuanto se le pone la oportunidad delańte (da igual si guapa o fea, que los de ese palo no son melindres).

Me dices que te enfermaste de ansiedad, ya me lo dices todo. No te va a agradecer NUNCA lo que hiciste por él, ni los 8 años, ni cambiarte de país… olvídate. No busques reconocimiento, no lo vas a tener.

Yo entiendo por lo que estás pasando, estás en un tiempo de duelo. Pero ya está, se acabó. Ni él ni nadie merece que tengas el corazón roto. Mira que estás en el momento justo de encontrarte con un buen tío (que los hay, te lo prometo) o con varios.

Hazte un mariekondo emocional. Di basta. Hasta aquí. Que lo aguante otra. Sácale de tu móvil, de tus redes (que dejes de mirarle el Facebook, hostia), y de tu vida. Y repite conmigo “andaalamierda”.

Tanta paz lleve como descanso deja.

No llores más, que es malísimo pal contorno de ojos.

Besos mil,

Pepa.

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[C, email]

– Hola buenas noches necesito un consejo. Mi ex me lastima con sus palabras. De puta y arrastrada no me baja. Aún así, con sus humillaciones, aún lo busco y le digo que lo amo y solo me humilla más y más. No hay día que no recuerde sus palabras que se me clavan como espinas en mi corazón. Y he llegado a pensar que no valgo nada.

– Buenas noches, C.

El único consejo que te puedo dar es que dejes a ese hombre. Eres la única persona que puede terminar con este maltrato. No puedes amar a alguien que te hace esto. Necesitas ayuda profesional. Borra sus teléfonos, sácalo de tu vida y ve al psicólogo, porque lo necesitas.

– Si lo sé pero no tengo el valor de dejarlo, ni de borrar todo lo que tenga que ver con él. Me siento muy desesperada la verdad. Solo dime Pepa por qué me hace tanto daño si yo lo único que hago es amarlo tanto.

– Ay, pero vamos a ver ¿por qué persigues a un tipo que te trata como la mierda? ¿No ves que te trata como el culo para que le dejes en paz? ¿Qué más tiene que decirte?

Que no te quiere, chica, que le caes mal, que te humilla porque no te respeta.

Empieza por respetarte tú y manda a la porra a ese tipo. No estés con alguien que te desprecia. Es un callejón sin salida.

Bórralo todo, hazme caso. Hazme caso YA.

Besos.

Pepa.

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PREGÚNTALE A PEPA
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