¿Por qué engordamos más en invierno? La ciencia tiene la respuesta

Que la pereza nos venza el pulso para salir de casa e ir al gimnasio, que las tardes de peli y manta hagan estragos o que nos pongamos ciegas en las cenas navideñas… Ninguno de estos motivos es el culpable —al menos no el principal—, de que engordemos más en invierno. Un estudio ha resuelto este enigma, ¿el motivo? No tomamos tanto el sol como en verano.

La investigación ha sido llevada a cabo por la Universidad de Alberta (Canadá) y dirigida por el Doctor Peter Light, profesor de Farmacología. Se ha demostrado que la piel no almacena tanta grasa cuando la luz solar penetra en ella. Para demostrarlo, el equipo de científicos colocó algunas células grasas bajo la luz de lámparas azules (que emulan los rayos del sol) durante cuatro horas y lo compararon con otras células que se mantuvieron en la oscuridad.

¿El resultado? Las células de grasa tratadas con luz azul tenían menos gotas de lípidos (orgánulos que almacenan grasa) que las células que no recibieron luz.

Por tanto, durante el invierno, cuando la luz del día es corta, el organismo está programado para almacenar grasa. Pero en verano ocurre lo contrario: el cuerpo la quema.

Eso sí, esto no quiere decir que para perder peso baste con pasar más horas tomando el sol. Y tampoco esta es la respuesta definitiva al aumento de peso en invierno. A ella debemos sumarle las tardes de sofá y palomitas, los banquetes festivos o el hecho de que el frío y la falta de luz nos convierte en personas menos activas.

Para evitar ganar peso en invierno no hay truco científico que valga: ejercicio y alimentación saludable son las claves para lograrlo.

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