Pablo Rivero: “Me perturba mucho la sobreexposición en las redes sociales”

Llevamos dos décadas viéndole crecer como actor gracias a su personaje de Toni Alcántara en Cuéntame cómo pasó y Pablo Rivero siente que este papel ha sido (y sigue siendo) toda una experiencia de vida para él. El actor, que acaba de cumplir los 40, ha lanzado al mercado su tercera novela, Las niñas que soñaban con ser vistas, que en apenas una semana ya va por su segunda edición. “Yo tengo ese enganche al escribir y la gente me cuenta que se lo está leyendo en un día. Si consigues que te enganche a ti, eso se transmite”, cuenta a Vanity Fair después de toda una jornada de rodaje que no le impide hablar de manera enérgica de su nuevo proyecto y de su vida familiar, quizá la faceta más importante desde que nació su hijo. “Si no es por trabajo, no me separo de él. No quiero perderme nada”, explica. Hablamos con Pablo Rivero de su novela, un thriller que promete mantener al lector en tensión constante desde la primera página, de su paso por la serie más longeva de la televisión y de sus nuevos retos y algunos sueños que aún le gustaría cumplir.

Esta es tu tercer novela, ¿por qué crees que vamos a engancharnos a Las niñas que soñaban con ser vistas?
Lo tienes que leer si te gusta la novela negra, el thriller, que no te da respiro y que todo es un rompecabezas para llegar a un final muy apoteósico. Es muy bestia. Tiene una temática muy noventera, se habla de snuff movies, de canibalismo, de las altas esferas metidas en crímenes terribles, el peligro de las redes sociales y la fragilidad de las adolescentes que no saben quién las está viendo y con qué intenciones. Y todo esto en un clima muy de El Código Da Vinci, con Bilbao como escenario, el Guggenheim… es muy novelón. De mis tres libros, es el más novelón. Es muy frenética y muy salvaje.

¿Tiene algo en común con las otras dos, Penitencia y No volveré a tener miedo?A mis tres novelas les pasa lo mismo: la sinopsis parece que cuenta mucho, pero lo bueno que tienen es que no es nada predecible, por mucho que cuentes, al final la trama es muchísimo más compleja y es muy guay la sorpresa de lo que vas descubriendo. Son un rompecabezas. Como yo leo mucho y veo mucho cine y entonces intento hacer historias que no te esperes, muy extrañas y muy sorprendentes.

Has encontrado tu estilo como escritor en el thriller, la novela negra… ¿por qué te lanzaste con este género?
Porque es lo que yo he consumido desde pequeño. Yo al final cuando escribes o creas tienes que hacerlo a partir de cosas que te muevan, que te obsesionen o que te impacten, ya mí desde pequeño me impactaban Twin Peaks, Psicosis, los true crimes, todas las cosas que pasaban en los noventa, A sangre fría de Truman Capote… Y a partir de ahí, siempre a partir de lo que me pasa o lo que me interese, desarrollo las tramas y los personajes de forma muy elaborada.

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Dices que desde niño te gusta el género de terror, ¿qué te atrae de pasar miedo?
Al final es algo que está presente en todas mis novelas que es el morbo y el punto voyeur. En Las niñas que soñaban con ser vistas hay mucha snuff movie, mucha gente que paga para ver vídeos… Se trata al final de ese miedo morboso de las cosas como al límite. Y de pequeño a mí me pasaba que me daban mucho miedo los vampiros, no me dormía por la noche pero estaba todo el rato mirando a la ventana por si veía uno. O con las ratas, las odio pero si hay una, la veo, no quito la mirada. Y de esto van estos libros. Si te gusta el género, hay algo que atrae de ‘pasarlo mal’.

Tu libro se adentra también en los peligros que pueden conllevar las redes o una sobreexposición en ellas, ¿cómo llevas tú esa relación con las redes sociales?
Estoy obsesionado con la repercusión de las redes sociales y con quién te ve y cómo la gente joven lo tiene tan introducido. Y cuando tienes 14 años, como la protagonista, la niña que desaparece en el libro, tú no tienes la maldad o la perspicacia para saber las intenciones de quien te está viendo. Tienes followers pero no sabes a qué precio. En el libro hay mucho de niñas que quieren anunciar marcas para tener seguidores y no se dan cuenta de que ellas al final son el producto anunciado. Eso me perturba mucho, la sobreexposición.

Investigaste para escribir algunos casos de los noventa muy terribles, ¿cómo fue ese proceso y qué descubriste para escribir la novela?
Hice una investigación muy fuerte sobre la deep web y la internet profunda de todo lo que se comercializa de una manera ilegal pero que todo el mundo sabe que existe, todo tipo de vídeos, de tráfico de órganos… Es terrible. Fueron muchas horas, muchas noches, de cosas que me impactaron de pequeño y de ir metiéndome en foros y en páginas que empiezan a relacionar determinados casos muy llamativos con altas esferas y cómo supuestamente repercutía en España. Yo no digo que eso fuera cierto, claro, pero me parecía todo muy novelesco. De hecho, me dio tanto miedo que la trama la traje a 2014, al mundo de las redes sociales, una agencia de publicidad, lo he distanciado porque me de verdad que me daba mucho miedo. Y sobre todo por el respeto a los familiares de las víctimas y las propias víctimas, que a veces no se les tiene en cuenta, es un caso más, y no es así. Lo primero es el respeto.

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“Escribí la novela durante el confinamiento”

¿Qué escritores son los que suelen estar en tu mesilla de noche?Me gusta mucho Emmanuel Carrère o Pierre Lemaitre, que son dos escritores franceses, y me gusta muchísimo Truman Capote. Son los que sigo cada vez que sacan un libro, Capote no, claro, pero lo festejo.

¿Qué películas de miedo o thrillers recomendarías?
Hay una que se titula Al interior, que es francesa, y una española que me flipa que se llama Secuestrados, aunque es muy bestia porque es hiperrealista e impacta mucho, da mucho miedo. Y luego La Bruja de Blair me encanta.

¿Te gustaría ver alguna de tus novelas llevadas al cine o a la televisión en forma de serie?
¡Ojalá! Tuve una oferta para la primera novela, la segunda tengo pretendientes… La primera, No volveré a tener miedo, el problema es que no me quiero desprender, quiero formar parte y me gustaría dirigirla. Es que es la más sencilla, pero precisamente por eso es la más compleja porque es la más psicológica, bueno esta última también. Pero es como muy de personajes, muy indie, no es solo terror.

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Son las ocho de la noche y acabas de salir de grabar, ahora estás haciendo esta entrevista… Con ese ritmo, ¿de dónde sacas tiempo para escribir?
Esta la escribí durante el confinamiento. Siempre tengo en la recámara tres o cuatro ideas. Al final cuando quieres hacer carrera en esto, supongo que como vosotros los periodistas, siempre estoy receptivo, me guardo noticias, frases, historias que me dan miedo, y luego cuando quiero ampliar o enriquecer historias, pues tiro de ellas. Esta ya la tenía en la recámara y cuando nos enteramos de que nos encerraban mínimo unos meses, el rodaje de la serie se retrasó, dije: “Esta es la mía, o lo hago ahora, o nada”. Y fíjate que estábamos en casa con mi hijo que al final no tenía colegio e imagínate el ritmo, pero me quedaba de madrugada… Al final esto te engancha mucho y por eso creo que funciona. Yo tengo ese enganche y la gente me cuenta que se lo está leyendo en un día. Yo sé que eso pasa, porque al corregirlo, aunque me lo haya leído quince veces, te engancha igual. Si consigues que te enganche a ti, eso se transmite.

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“De adolescente me gustaba hacer del agente Cooper… y de Pepe Navarro”

Hablando de tu faceta como actor, sé que cuando solo tenías tres o cuatro años ya te gustaba hacer personajes de Tiburón y ¡hasta imitabas a Pepe Navarro!
Sí, sí, Tiburón, El coloso en llamas, King Kong… Todas las de catástrofes (risas). Me ponía en la cama y hacía como que el tiburón estaba debajo y me tiraba encima… Y lo de Pepe Navarro es que tuve una época de adolescente que con una grabadora imitaba al agente Cooper de Twin Peaks que era muy fan, era la época del Mississippi… y con la cámara de video de mi padre, me sentaba y hacía de Pepe o como que presentaba el Telediario. Y fíjate que luego estudié dos años de Periodismo y en las prácticas me moría de la vergüenza. Pero ahora ya con la edad y después de la serie, no me daría ninguna cosa hacerlo.

En dos semanas termina la temporada 21 de Cuéntame cómo pasó, después de veinte años como Toni Alcántara, echando la vista atrás, ¿qué te llevas de ese personaje?
¡Imagínate! Es una experiencia de vida, casi. Me ha dado la escuela para aprender y además de la mano de los mejores, de actores de toda la vida como Fernando Fernan Gómez, Agustín González, Toni Leblanc, Imanol Arias, María Galiana… He trabajado desde muy joven con gente muy buena. Y luego la oportunidad de tener un trabajo a tan largo tiempo, te permite también poner en práctica lo que vas aprendiendo fuera de ahí. Yo he estado con teatro, con cine… al final aprendo un personaje distinto en teatro y lo aplico a Toni. Por ejemplo esta temporada he hecho El Sirviente en Teatro Español con Eusebio Poncela, he aprendido mucho y lo meto en el personaje. Y la gente me dice que se nota. Y luego la independencia y la estabilidad económica, que para un actor es un lujo y que me permite poder seleccionar y cuando no ruedo, pues poder dedicarme a escribir cinco o seis meses.

Dices que Toni es el mejor personaje de Cuéntame, ¿por qué?
Es que lo creo (risas). Pienso que en una serie como esta que es histórica, el personaje más rico es Toni en el sentido de que es el trae la historia de primera mano, no se ve en la tele, sino que él actúa e interactúa en las situaciones reales. Yo estoy en la revolución de los claveles, en la caída del Muro de Berlín, en el 23F… Estoy ahí todo el rato. No es solo el folletín sino el interactuar con la época que se está contando. Y además creo que tiene mucho color, no es ni bueno ni malo, no es un pastelón el personaje.

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“En casa somos un equipazo. No quiero perderme nada de mi hijo”

Volviendo a tu novela y la relación con las redes, hace unos meses diste un paso importante para mucha gente al hablar de tu familia, pero he leído que hubo titulares que tergiversaron ese paso o esa naturalidad que quisiste dar a algo tan bonito [el medio decía que "confesaba que era gay"]. ¿Cómo lo viviste personalmente?Gracias por tu comentario. Lo viví súper nervioso porque al final, es una cosa muy absurda. Yo he ido con mi hijo al centro, hemos ido toda la familia, a todos los lados, voy a un rodaje de publicidad con él, a su colegio… y de repente te das cuenta de cómo impacta en el momento de darle a publicar esa foto. De repente ‘tum tum tum’, un montón de likes y comentarios y te das cuenta de cómo cambia tu vida realmente sin haber cambiado nada. A nivel periodístico es muy interesante porque al principio todos los titulares fueron super respetuosos, super neutros, en el sentido de ‘comparte su familia’…

Y luego hubo uno por desgracia que decía: “Confiesa que es gay”, y no sé qué. Y es como: ni he confesado, ni he dicho que sea gay o bisexual, no he dicho si es mi marido, si es mi novio, es como que no se ha entendido nada, eres periodista y no sabes leer. Y a partir de ahí muchos se copian y retoman tituales. Y piensas en cómo alguien puede manipular un post así y te da pena porque de una noticia que se había respetado mucho y dando la información neutra, que es lo que tiene que hacer un periodista, entras a valorar algo como si fuera informativo y cambias la mitad de los titulares. Dices: “Qué feo”. Yo no puedo obligar que a nadie le parezca bien o mal, pero tú informas y no entras a valorar. Yo no he confesado nada. Es absurdo.

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Eres actor, escritor, padre, te gustaría dirigir… siempre se pregunta a las mujeres cómo hacen para conciliar vida personal y laboral, ¿cómo lo haces?
Es que en casa somos un equipazo. Somos los dos igual de perfeccionistas y volcados en lo que hacemos y nuestro hijo es lo primero y siempre tenemos todo bien organizado. Luego tenemos la suerte de que el niño tiene a sus cuatro abuelos y tenemos ayuda en casa. Y al niño le hemos acostumbrado a estar siempre con gente y por suerte no tiene esta cosa de ‘papitis’ así que si te tienes que separar, es un gusto saber que está bien. Por suerte tenemos mucha ayuda. Pero vamos que yo no me separo de mi hijo. Yo he estado dos años sin ir al gimnasio porque pensaba que para estar ahí, prefería estar con mi hijo. Si no es por trabajo, me cuesta separarme de él. No me quiero perder nada.

Para terminar, has cumplido 40 años, un número redondo, ¿qué sueños te quedan por cumplir?
Bueno, ya voy a por los 41 en octubre (risas). Es como que tengo en la mente que ya los he cumplido (risas). ¿Sueños? Ampliar la familia, ojalá, y seguir escribiendo y seguir haciendo proyectos propios, o producir la serie, o rodar la peli, escribir más… seguir creciendo.

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