El equipo de Mujerhoy sigue trabajando desde casa. Cada uno con nuestras circunstancias, viviendo, como todos vosotros, una situación excepcional. Así las cosas, queremos acercarnos mucho más a todos vosotros, y compartir, cada día, una recomendación de la redacción de Mujerhoy. Esa serie a la que nunca le hubieras prestado un minímo de atención en tu día a día, ese hobby que considerabas perdido, junto a tu primer amor de parvulario, en el colegio de un pueblo granadino o incluso una nueva disciplina fitness..
#MujerHoyEnCasa va a acompañarte estos días como siempre lo ha hecho, pero con más fuerza que nunca.
Estamos con vosotros.
Hoy recomienda: Alicia Miranda, responsable del departameto audiovisual
Lo confieso, ¡soy culpable! Culpable de no ser una de esas personas a las que se les cae la casa encima, de esas que aprovechan cualquier envase de plástico finiquitado para dar un paseo hasta el contenedor o que beben más café que de costumbre para poder hacer una escapada al súper y disfrutar durante 10 minutos de la libertad privada por el arresto domiciliario.
Pues no. Yo no. Y me declaro aquí, delante de vosotras: soy casera. La verdad es que me puedo pasar días sin salir a la calle. De hecho, era algo que ya hacía antes del confinamiento ¡Y eso que mi hogar es un espacio bastante concurrido de 70 metros cuadrados sin balcón! Un piso que comparto con dos compañeras humanas, dos compañeras no humanas con pelos y bigotes y otras tantas cohabitantes con nombres como doña Úrsula, doña Cinta o doña Gertrudis: mis plantas.
Supongo que el hecho de tener buena luz, haberme creado un espacio acogedor y ser forofa de la música y del cine (así como de las plantas y los gatos) hace que no envidie a quien tiene cientos de planes fuera del calor del hogar.
Me entretengo como siempre: con música. Desde que me levanto suenan notas musicales en esta casa. Ahora mismo estoy redescubriendo a una virtuosa de las cuerdas vocales -y de guitarra-: Tori Kelly, una estadounidense que tiene una facilidad para cantar y tocar que resulta insultante; la canción ‘Coffee’ se ha convertido en la banda sonora de mis atardeceres y ha conseguido, incluso, que desenfunde mi vieja guitarra acústica y desempolve mi repertorio de canciones para principiantes.
Por otra parte, y aunque parece que las redes sociales son casi obligatorias en estos días y la gente se ofende si no contestas porque, “¿qué otra cosa podrías estar haciendo si no es mirar el móvil?”, intento prescindir de ellas cuando acaba mi jornada laboral. Y lo hago más motivada aún gracias a Matt Haig y su libro ‘Apuntes sobre un planeta estresado’, una reflexión sobre la ansiedad que la vida moderna nos provoca, acrecentada por las continuas conexiones con el mundo exterior que vibran dentro de nuestro bolsillo.
Como practicar mindfulness para calmar mi ansiedad dispara mis niveles de ansiedad por las nubes, hace tiempo tuve que buscarme una alternativa que me funcionase, y descubrí el mundo de las plantas. Siempre he sido ese tipo de persona a la que se le morían los cactus, incluso el junco de Ikea (ni yo misma entiendo cómo pudo pasar). Adoro las plantas y creo que dan ese toque de vida que te hace querer llegar a casa y acurrucarte en el sofá con un té calentito. Así que decidí proponerme el reto de conseguir que alguna viviera. Desde hace unos meses sigo cuentas como @infojardineria, @verdopolis o @enabrilhojasmil que con sus vídeos y consejos me han enseñado todo lo que sé de ellas.
Aprovechando que hemos entrado en la primavera y este tiempo extra que tenemos, me he puesto al día con todas. Y, sorprendentemente, he descubierto que regarlas, cortarles las hojitas secas, trasplantarlas, sacar esquejes, pulverizarlas… tiene en mí un efecto relajante asombroso. Orgullosa de mí misma (después de mis antecedentes), cuento ya con una colección bastante importante de macetas, a pesar de que más de una se ha quedado en el camino, como era de esperar. Porque de lo primero que te advierten es de que eso sucederá y no pasa nada.Y es que, a veces, las cosas no salen como esperamos. Y no por falta de voluntad, interés o dedicación. Simplemente hay momentos en la vida en que, como las plantas, las cosas no se dan, por circunstancias que se nos escapan. Por eso hay que aceptarlo sin sentirse culpable. Lo verdaderamente importante es disfrutar de todos los momentos que vivimos antes de que ocurra lo que tenga que pasar.
Y como la cosa va de confesiones… lo confieso: jamás pensé que unas plantas fueran a darme una lección tan importante.
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