“Mi encargo más duro fue retratar a Estefanía de Mónaco domando a sus elefantes”Jorge Monedero, fotógrafo de ‘royals’ y estrellas

La galería TJ Boulting está en Fitzrovia, uno de los mejores barrios para vivir en Londres y el lugar por donde pasearon, crearon y le dieron al mundo parte de sus obras Virginia Woolf o Arthur Rimbaud. Pero también es el sitio en el que un personaje del colorín se encargó en el siglo XIX de captar las virtudes y las miserias de la alta sociedad a la que él también pertenecía: el columnista de cotilleo, Tom Driberg, que en sus artículos del Daily Express, dio testimonio de una vida licenciosa y a veces pendenciera que él empleaba como metáfora del mundo. Ese don de moverse entre dos aguas y sacar petróleo de las gentes, sus gestos y sus vivencias también lo tiene Jorge Monedero y por eso no hay mejor lugar para abrir su primera exposición en solitario. La ha llamado “Unconditionally I Love You”, se inaugura hoy y se puede visitar hasta el 18 de diciembre.

La idea surgió hace seis años, cuando falleció su abuela: “Cuando llegué a Peñafiel, solo quedaba una caja de hojalata llena de fotos de toda su vida y nadie la quería. Estaba ahí toda la historia de la familia, pero a nadie parecía interesarle toda esa memoria”. Fue entonces cuando el hombre que se ha codeado con marajás, royals europeos, supermodelos y las personas más influyentes de todas las esferas hizo un viaje hacia dentro para indagar en el modo en que se disuelve la memoria. “La gente que ve mi trabajo cree que yo vivo en esos ambientes glamourosos que fotografio, pero mi origen es humilde y no me avergüenzo de él”, dice Monedero, que vive en la capital británica desde que hace veinte años llegara para estudiar en el London College of Communication.

Desde entonces, ha publicado portadas en las principales cabeceras del mundo, Vanity Fair incluida. Aquí ha hecho algunas tan destacadas como la de James Middleton y es en esta revista donde publicó el que considera su trabajo más difícil: "Mi encargo más duro fue retratar a Estefanía de Mónaco domando a sus elefantes”, confiesa aunque las complicaciones no las produjo la protagonista sino la situación. “Ella fue encantadora, divina, pero imagina la escena: dos elefantes bajando por una colina, poniéndose a dos patas y ella domándolos como si estuviera en el circo”, cuenta riendo.

Italia es una fiesta

En ese mundo de brillos, las fiestas son fuentes de información de anécdotas suculentas. Monedero tiene claro cuáles han sido sus favoritas. Una es la que organizó Chanel para presentar la línea de maquillaje “Neapolis”, creada por Lucia Pica. “Fue en Nápoles, en una villa palazzo de la zona de Posilipo, a orillas del Mediterráneo con vistas a Capri y el Vesuvio. Cuando se fue toda la gente, nos quedamos unos pocos amigos de Lucía tomando la ultima copa, saboreando toda esa belleza. Fue un sueño.”

No es el único gozo que le ha proporcionado Italia. También destaca el evento que organizó Giorgio Armani donde cantó Beyoncé. En la fiesta, Leonardo di Caprio, Elle Mcpherson, Bono o Brian Ferry. “Todo el mundo muy tranquilito, hasta que Beyoncé interpretó “Crazy In Love”. ¡Yo fui el primero en saltar de la mesa y ponerme a bailar como un loco!” Luego me siguió mucha gente, pero el total look de Louis Vuitton que me habían dejado fue directo al tinte. ¡Imaginate!”

Entre dos mundos

Monedero tiene ángel. Y una facilidad innata para hacer fácil la sesión más complicada. O para transitar del mundo de los flashes al de la austeridad que se respira en el Valle del Esgueva, donde tomó algunas de las fotos de su actual muestra. Por eso Fitzrovia es un sitio perfecto, un lugar en el que se cruzan los dos mundos que lo conforman del mismo modo que un día alternaron en esas calles el hedonismo más divertido con la profundidad de novelas y poemas que pasarían a la Historia.

Esa inquietud también la tiene él, que un día se dio cuenta de que no podía expresar todo lo que quería con la fotografía de moda y puso sus fuerzas en el retrato. “La técnica es la misma para una celebrity que para una persona anónima: dejar que se relajen, que te cuenten con su gesto lo que quieran, no forzar. Para esta exposición, los rostros han sido un puerta de entrada al pasado, para incidir en el diálogo entre generaciones, para mantener la memoria y fomentar el diálogo y el entendimiento”.

Pasado y presente, unidos

A reforzar ese mensaje que quiere transmitir en "Unconditionally I Love You" le ha ayudado la escritora Silvia Terrón. Como él, lleva viviendo casi dos décadas fuera de España, en su caso en París. “Este proyecto lo concebimos como una combinación de texto e imagen para contar una historia, la de quiénes éramos y quiénes somos”. Es, dice, una conexión con las raíces de dos personas que hace muchos tiempo que viven lejos de casa y de su país porque como dice quien también es impulsora del “Spain NOW!”, – temporada anual de arte y cultura de España en Londres que celebra este año su décima edición– “cada persona es un lugar”.

Esa idea de contactar con los orígenes y con otras generaciones es un intento del autor de anular el tiempo. Pero también tiene el efecto de ejercer de puente entras esas personas que retrata en los campos castellanos con, por ejemplo, John Galliano, el personaje que más ha impactado a Monedero. “Es un hombre maravilloso, guapísimo, amable. Me impactó su energía, antes de hacerle la foto yo ya sabe cómo iba a quedar. Estuvimos hablando en español, entre otras cosas, ¡de Lola Flores!”. También recuerda el día que retrató a Tikka, príncipe de Kappurthala, bisnieto de Jagatjit Singh, que fue pareja de la actriz española Anita Delgado. “Fue maravilloso, ocho días en India para captar toda esa saga y esa historia para Time Magazine”, explica el fotógrafo, que entendió hasta dónde podía llegar con su trabajo cuando trabajó con Claudia Schiffer.

Fue en una campaña para Unicef: “Ahí empecé a darme cuenta de la dimensión que puede tener la fotografía. Ya no iba de retratar a alguien conocido y que se viesen mis fotos en todo el mundo, sino de que mis fotos podían recaudar millones para ayudar a niños en situaciones muy desfavorecidas. Eso es algo muy grande”. Otro de esos instantes lo vivió en Sudáfrica, donde retrató a un grupo de enfermeras que luchaban contra el sida: “Vi la realidad de la pandemia cara a cara, fue muy duro, tanto niños como abuelos afectados por el virus. La fortaleza y buen hacer de esas mujeres era de otro mundo”.

Cuentas pendientes

Los dos intereses de Monedero beben de influencias distintas. Por eso, si para la fotografía comercial tiene en mente a grandes como Avedon y Peter Lindbergh, para sus proyectos personales cita a Nan Goldin, Wolfgang Tillmans y Sarah Moon, otra “tiradora” que hizo grandes tomas para cabeceras como Vogue a la que, como a Monedero, también le interesó indagar en la importancia de la memoria.

Con dos décadas de "disparos" sus espaldas, es momento de hacer la lista de cuentas pendientes. ¿Quién le ha quedado en este tiempo por retratar a Monedero? “Isabel II y Barack Obama, responde sin dudar. Igual de rápido aporta sus razones: “Me encantaría captarlo a él porque supuso el cambio en América, un efecto dominó, el primer presidente negro. Y a Isabel II… ¡Porque es la reina!”, dice a carcajadas un hombre que vuelve hacia adentro para elegir la toma que más le ha conmovido. “Me he emocionado muchas veces, pero diría que es la última foto que le hice a mi abuelo. Yo no podía volver a España en varios meses, sabía que no le volvería a ver con vida y quise capturar ese momento”. También eso es memoria, la que pretende recuperar Monedero en su exposición, de la que habla con una pasión que denota la ilusión de ser la primera, pero también augura que no será la última.

Fuente: Leer Artículo Completo