Meng Wanzhou pasea, con elegancia, su pulsera telemática

  • La heredera de Huawei luce una pulsera de geolocalización desde que le fuera concedida la libertad condicional en Canadá.
  • A sus 47 años, superó un cáncer de tiroides y es madre de cuatro hijos.

    Meng Wanzhou vive una auténtica pesadilla. A sus 47 años, la heredera del gigante tecnológico Huawei vio cómo su vida daba un cambio radical el pasado diciembre cuando fue detenida en Canadá. El motivo fue la acusación por parte de Estados Unidos de, supuestamente, vulnerar el embargo que el país de Trump le había impuesto a Irán transfiriéndole equipos de tecnología a través de filiales de la compañía china. Desde finales de 2018, y a pesar de la petición de extradición por parte de China, Meng no puede salir de Vancouver y ahora, ha saltado a la palestra por lucir, como nadie, la tobillera que la mantiene geolocalizada desde que le concedieran la libertad condicional

    A propios y extraños le ha llamado la atención cómo la directora financiera y presidenta de Huawei combina sus zapatos de marca y vestidos y modelos de firma con una pulsera telemática. En vez de esconderla bajo pantalones y faldas largas, Meng la luce sin complejos.

    Wanzhou interpuso una demanda contra las autoridades canadienses porque entiende que, en el momento de su detención, menoscabaron sus derechos. Mientras se resuelvan sus problemas judiciales, Meng debe permanecer en Canadá.

    Madre de cuatro hijo, superó un cáncer de tiroides

    Hasta el momento de su detención, poco se sabía de Meng Wanzhou. Heredera del imperio tecnológico Huawei, es directora financiera y presidenta de la compañía china. Fue la 12 ejecutiva china más poderosa según la revista ‘Forbes’ y, con 16 años, decidió adoptar el apellido materno. Conocida como Meng, Cathy o Sabrina, se ha casado dos veces y tiene cuatro hijos cuyas edades van de los diez a los veinte años.

    Su salud era lo que más quebraderos de cabeza la había dado. Superó un cáncer de tiroides pero padece hipertensión y problemas de sueño. Su fortuna es incalculable. Solo sus dos casas de Vancouver están valoradas en más de 17 millones de euros.

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