Maria Ressa, la periodista perseguida que es amiga de los Clooney

Filipinas no es un buen lugar para ser periodista. Desde que subió al poder en 2016, el presidente Rodrigo Duterte ha emprendido una cruzada sin cuartel contra los medios de comunicación libres y 16 periodistas han sido asesinados en el país asiático.

Maria Ressa sabe muy bien lo que es estar en el punto de mira de Duterte. Esta mujer menuda de 56 años es el mayor quebradero de cabeza del siniestro mandatario, cuyos exabruptos –en 2016 llamó “hijo de puta” a Barack Obama– y sus métodos para acabar con el narcotráfico en su país escandalizan a la comunidad internacional por sus continuos ataques a los derechos humanos.

¿Quién es?:

  • Maria Ressa nació en Manila (Filipinas) en 1963. Estudió en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos y durante dos décadas fue corresponsal de la cadena CNN en el Sudeste Asiático. En 2012 fundó el medio on line Ripple, uno de los más seguidos de Filipinas.
  • En 2018, fue nombrada una de las personas del año por la revista Time, por su defensa de la libertad de prensa en Filipinas.
  • ¿Por qué nos inquieta? Un tribunal filipino acaba de condenarla por ciberdifamación, pero aún le queda pendiente una larga batalla en los tribunales acusada de otros delitos.

Desde su medio online Ripple, Ressa lleva cuatro años denunciando la gestión del presidente filipino. Por su parte, el régimen contraataca con un ejército de acosadores y cuentas falsas y, también, en los tribunales. El 15 de junio, Ressa fue condenada hasta a seis años de prisión por difamación tras acusar a un empresario cercano a Duterte de tener contactos con el narcotráfico. La periodista recurrirá, pero le quedan otros nueve procesos pendientes por otros tantos delitos, cuyas penas podrían sumar 100 años de cárcel.

Al menos, ella aún tiene una tabla a la que agarrarse: la fama. Empezando por la de su abogada, Amal Clooney, la mediática esposa del actor George Clooney, que está llevando su defensa. Además, Hillary Clinton y Madeleine Albright, ex secretarias de estado de EE.UU., ya han protestado contra su condena.

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