Las mujeres son las que pueden hacer caer a Lukashenko, el último dictador de Europa

Parece un ‘thriller’ de acción, pero es real y a ningún guionista se le hubiese ocurrido un argumento semejante. El lunes, la opositora bielorrusa María Kolésnikova se encontraba en una calle del centro de Minsk, la capital del país, cuando un grupo de encapuchados la abordó y la introdujo a la fuerza en un minibús. No se supo nada de ella durante casi un día hasta que hoy los medios han informado de que Kolésnikova ha sido arrestada en la frontera de Bielorrusia con Ucrania por intentar abandonar ilegalmente el país.

Esa es la versión oficial del Gobierno, que asegura que la opositora y dos de sus compañeros intentaron saltarse, a toda velocidad, un control policial con su coche para pasar a Ucrania. Sin embargo, en el entorno de Kolésnikova explican que todo se trata de un montaje de la KGB (sí, los servicios secretos de Bielorrusia aún mantienen el nombre soviético) para poner fuera de juego a la opositora. Kolésnikova no tenía, dicen, ninguna intención de abandonar el país.

María Kolésnikova es uno de los miembros de la alianza de mujeres que está poniendo en jaque el régimen de Alexandr Lukashenko. El último dictador de Europa, como algunos le denominan, lleva en el poder casi tres décadas, ejerciendo una férrea represión contra la oposición. Sin embargo, desde las elecciones del 9 de agosto, que muchos consideran amañadas, Lukashenko ve cómo su futuro en el poder no está nada claro. Las protestas se suceden en la calle mientras una oposición liderada por mujeres lucha para conseguir una transición democrática en el país. Lukashenko, uno de los viejos ‘dinosaurios’ que quedan de la Guerra Fría, ha llegado a decir que «Bielorrusia no está preparada para tener una mujer presidenta». Pero nombres como Svetlana Tikhanóvskaya, Verónika Tsepkalo y la propia María Kolésnikova no están dispuestas a dar la batalla por perdida. A pesar de que están intentando silenciar su voz de todas las maneras posibles.

Una recién llegada contra Lukashenko

Svetlana Tikhanóvskaya es la cara más visible de la lucha contra Lukashenko. Su marido, el influencer Serguéi Tikhanovski, se había convertido, con sus 243.000 suscriptores en YouTube y sus críticas al régimen, en un personaje incómodo. En mayo, Tikhanovski anunció que se presentaba a las elecciones presidenciales, pero nunca llegó a hacerlo: fue arrestado dos días después. Según el Gobierno, había instigado desórdenes públicos. Así que Svetlana decidió tomar el lugar de su marido como candidata a las elecciones.

Una de las cosas que más sorprende de Tikhanóvskaya es que, hasta ese momento, era una profesora de inglés y ama de casa de 37 años sin ninguna experiencia política. Aún así, recibió el apoyo de la oposición, de muchos ciudadanos y de numerosos intelectuales del país. Entre ellos, la premio Nobel de Literatura bielorrusa Svetlana Alexievich.

Durante la campaña electoral, Tikhanóvskaya contó también con el apoyo público de otras dos mujeres muy conocidas en Bielorrusia: Verónika Tsepkalo y María Kolésnikova. La primera es la esposa del político opositor Valeri Tsepkalo, que también ha tenido que exiliarse de Bielorrusia. La segunda es una concertista de flauta, directora de orquesta y activista. Y, también, la persona de confianza del banquero Victor Babariko, que también había decidido presentarse a las elecciones contra Lukashenko y que (sí, ya te lo imaginas) también ha sido encarcelado. Las tres, denominadas la ‘troika’ por los medios, se convirtieron en el símbolo de la oposición a Lukashenko. «Pobres chicas, no saben lo que dicen ni lo que hacen», dijo el gobernante, refiriéndose a ellas.

Por supuesto, tras presentar su candidatura, las presiones hacia Tikhanóvskaya por parte del entorno de Lukashenko no se hicieron esperar y, con el fin de protegerlos, Svetlana decidió enviar al extranjero a sus hijos, de 5 y 10 años, mientras durase la campaña electoral en Bielorrusia.

La sombra del ‘pucherazo’

Los comicios se celebraron el 9 de agosto y el resultado fue, cuanto menos, sorprendente: Lukashenko consiguió más del 80% de los votos, mientras que Tikhanóvskaya no llegó ni al 10% a pesar del apoyo en la calle. La sombra de un ‘pucherazo’ corrió como la pólvora entre los ciudadanos y la comunidad internacional, hasta tal punto que algunos países se han negado a reconocer los resultados. A la vez, comenzó una oleada de protestas en la calle que aún continúan.

Tras la jornada electoral, el 9 de agosto, se perdió la pista de Svetlana Tikhanóvskaya durante horas. No se supo nada de ella desde que entró en el edificio de la Comisión Electoral. Reapareció el lunes 11 de agosto en Lituania: la candidata denuncia que fue presionada para que abandonase Bielorrusia y se marchó al país báltico a reencontrarse con sus hijos. También Verónika Tsepkalo abandonó el país en agosto. María Kolésnikova es la única del ‘trío de mujeres’ que permanece en Bielorrusia, aunque detenida.

A los pocos días, en una declaración por vídeo, Tikhanóvskaya denunciaba la falsificación de las elecciones y anunciaba la creación de un Consejo de Coordinación para hacer una transición democrática en Bielorrusia.

¿Qué va a pasar ahora? El viernes 11 de septiembre, Svetlana Tikhanóvskaya cumplirá 38 años en el exilio. Toda la oposición está fuera del país o en la cárcel. Las protestas en la calle son cada vez más fuertes. Lukashenko se atrinchera en el poder, con el apoyo exterior de Rusia y la enemistad de la Unión Europea. En la antigua república soviética, el otoño se presenta caliente.

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