La verdadera historia de ‘Agapimú’, la luminosa canción que Ana Belén ha recuperado cuando más la necesitábamos

Entras en mi cuerpo como la lluvia entra en mi huerto, Agapimú.

¿Cómo no va a convertirse en himno una canción que dice eso? En himno de qué, preguntarán ustedes. Y eso qué más da, les respondemos: el corazón tiene razones que la razón ignora. Carlos Areces y Aníbal Gómez, componentes del grupo subno-pop (la definición es suya, cuidado) Ojete Calor ha entrado en el huerto de nuestras redes sociales con un vídeo grabado desde el estricto confinamiento que ya es (o debería ser pronto) el auténtico oasis de pensamiento positivo para estos días complicados.

Con ustedes, la puesta al día de Agapimú:

https://youtube.com/watch?v=5x37mEL_PJY%3Frel%3D0

Hablamos de una canción que los más veteranos ya conocían de sobra. En 1979 se incluyó en el LP Ana, quinto álbum de Ana Belén, quien, en un inesperado giro de los acontecimientos, también participa en el vídeo (el cuarto intérprete del cover es un calcetín) para demostrar que una auténtica diva nunca lo es por casualidad. Hace falta mucha seguridad en una misma y mucho oficio, y también mucho de algo que no está claro lo que es pero con lo que posiblemente se nace, para hacer esto y salir maravillosamente bien parada. Brava, Ana Belén.

Carlos Areces es un fan de largo recorrido de la canción, y también de la cantante. En una pausa del rodaje de la serie de Televisión Española Diarios de la cuarentena donde interpreta al personaje de Richi, nos desvela por teléfono la génesis del proyecto: “Hace tiempo que estaba obsesionado con grabarla con Ana Belén, así que tramé todo un complot para convencerla con la complicidad de tres amigos comunes, Loles León, Antonio Resines y Santiago Segura. Le dimos todo tipo de opciones e incluso nos planteamos que solo interviniera el final, y para nuestra sorpresa accedió a cantarla entera con nosotros. Pero además, cuando le dijimos que como somos un grupo indi no podíamos pagar su caché sino algo simbólico, su respuesta fue que no nos cobraría nada. Y así ha sido”.

El tema terminó de grabarse una semana antes de la declaración de estado de alarma en nuestro país, por lo que el rodaje del video clip quedó en suspenso. “Pero como no sabíamos hasta cuándo durará esto, queríamos hacerlo ya”, prosigue Areces. “Así que decidimos grabarlo con una aplicación de móvil, cada uno desde nuestra casa y con nuestra torpeza técnica, que es toda”.

Hace tres décadas, decíamos, la canción ya se convirtió en un éxito fulgurante en España y los países de habla hispana, y deparó momentos tan memorables como esta actuación de Ana y Víctor en el festival de la canción de Viña del Mar (Chile) de 1983:

https://youtube.com/watch?v=oU2PyrrlBvM%3Frel%3D0

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Cabe atribuir parte de la popularidad que entonces alcanzó –y sobre todo de la que aún hoy disfruta– a una letra bastante descabellada, de un erotismo naïf y panteísta. Me hablas al oído/ Y todo tiene otro sentido, Agapimú / Y me siento nueva /Como la nieve cuando nieva, Agapimú. Poco se puede añadir a esto.

Lo que se ha dicho menos es que la canción no fue originalmente compuesta para Ana Belén. Se trata en realidad de una adaptación de José Luis Gómez Escolar sobre un tema que había arrasado en Italia cinco años antes. “Agapimú” (en realidad, “agapi mou”), quiere decir “amor mío” en griego, y en este idioma estaba escrita la canción que la italiana Mia Martini grabó en 1974 para su disco È proprio come vivere, de la que ella misma era autora junto a Giovanni Conte y el compositor Dario Baldan Bembo.

La letra original no era tan desatada como la que escuchamos en España (admitirán que no es lo mismo “quiero saber dónde estás para verte, amor mío” que “dices tú mi nombre como jamás lo dijo un hombre, Agapimú”), pero si Ana Belén es mucha Ana Belén, también Mia Martini era mucha Mia Martini.

https://youtube.com/watch?v=8PPLYorgKAs%3Frel%3D0

Nacida en 1947 en la localidad calabresa de Bagna Calabra, Domenica Rita Adriana Bertè (llamada Mimì) tuvo una infancia marcada por su tormentosa relación con un padre violento del que intentaba evadirse a través de la música. Con quince años se plantó junto a su madre en Milán para buscar fortuna como cantante ye-ye. Inició entonces el clásico recorrido por escenarios poco estables y festivales de segunda, probó varios estilos musicales y finalmente se trasladó a Roma con su madre y su hermana Loredana.

Por cierto, que Loredana Bertè también se convertiría en cantante multiventas, aunque fuera de Italia sería más conocida por su breve matrimonio con el tenista sueco Björn Borg que por temazos como Non sono una signora.

https://youtube.com/watch?v=6UEfCKeIFrQ%3Frel%3D0

Pero la gran explosión llego en los 70 de la mano de otro productor, Alberigo Crocetta, que fue quien convirtió a Mimì Bertè en Mia Martini: Mia por Mia Farrow, Martini por ser una de las tres palabras italianas más conocidas, ocupando spaghetti y pizza los otros dos puestos del podio. Por fortuna, Mia Spaghetti no llegó a plantearse como opción.

Llovieron entonces los éxitos, con canciones tan bellas (y tan tristes) como Piccolo Uomo, Donna sola, Inno o Minuetto. Piezas compuestas en su mayoría por Dario Baldan Bembo, también coautor de Agapimu. De trastabillar por festivales menores, Mia pasó a convertirse en presencia habitual y siempre reclamada en San Remo, y en 1973 fue la cantante italiana con más discos vendidos en su país junto a Ornella Vanoni y Patty Pravo.

En 1976 representó a Italia en el festival de Eurovisión, si bien el décimo tercer puesto alcanzado con el tema Libera no puede contarse entre sus triunfos. Sí lo fue en cambio un recital en la sala Olympia de París junto a Charles Aznavour, declarado admirador suyo.

En 1983 se retiró de los escenarios por causas nunca del todo aclaradas, aunque parece ser que los meandros del éxito tenían mareada a la cantante. Regresó en 1989 con una aclamada actuación en el festival de San Remo, donde obtuvo el premio de la crítica por la canción Al meno tu nell’universo, que se convertiría en otro de sus grandes hits. Al año siguiente ocurriría exactamente lo mismo con La nevicata del 56. Fue entonces objeto de un inesperado revival –vuelta a Eurovisión incluida- que duró hasta su muerte.

El 12 de mayo de 1995, su cuerpo fue hallado sin vida en su apartamento de Cordano al Campo, en la Lombardía. En principio se informó de un paro cardiaco como causa del fallecimiento, aunque meses más tarde se especificó que probablemente este se debió a una sobredosis de cocaína. Se recordó entonces su paso por la prisión en 1969 tras ser descubierta en posesión de un cigarrillo de marihuana: al parecer, en aquella ocasión ya intentó quitarse la vida, y la hipótesis del suicidio vuelve recurrentemente a plantearse en Italia cuando se rememora el auge y la caída de Mia Martini.

En cuanto a su vida privada, trascendió la relación con el cantautor Ivano Fossati, sobre la que la propia Martini declaró que fue un infierno debido a los celos de él: “Tenía celos de los directivos, de los músicos, de todos”, explicó. “Pero sobre todo tenía celos de mí como cantante, y como prueba de amor quería que yo abandonara por completo la sola idea de cantar, y destruir completamente a Mia Martini”.

Pero hablábamos al principio de los rasgos que caracterizan a las auténticas divas, y otro de ellos es que están hechas de un material más resistente que el grafeno. Así que difícilmente podría nadie destruir a Mia Martini a estas alturas.

Gracias a Ana Belén, Ojete Calor y un calcetín, nuestros días de reclusión se han vuelto mucho más llevaderos, pero además se nos ha brindado la ocasión de reivindicar a una de las mejores cantantes melódicas italianas de todos los tiempos. Y ahora cantemos todos: “Eres el sol cuando amanece / Eres la espiga cuando crece / Eres fuego y frío / ni más ni menos, amor mío / AgapimúAaaaa-gapimúAaaaaa-AGAPIMÚ”.

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