Podríamos decir que La marca del demonio sigue los cánones de El exorcismo o El exorcismo de Emily Rose, pero lo cierto es que se queda muy lejos de ambas. Aún así, en estos tiempos de cuarentena en lo que estamos deseando encontrar algo nuevo y diferente para disfrutar en la televisión, desde México nos llega a Netflix La marca del demonio, una cinta de terror dirigida por Diego Cohen.
Karl, un hombre que sufre una posesión demoníaca y Tomás, un sacerdote con problemas de adicción, emprenden una búsqueda de demonios encontrándose con el caso de Camila, una chica que ataca a su familia siendo controlada por un demonio. La historia comienza tres décadas atrás, en un sector rural de Norteamérica habitado por menonitas -un grupo religioso apartado de la sociedad-, hasta donde llega un sacerdote a brindar su ayuda con un exorcismo.
Pero las cosas no salen como se esperaba y el niño que estaba poseído muere tras el conjuro del religioso y este se lo lleva lejos, en su camioneta. Sin embargo, en el camino el pequeño da muestras de vida y el cura decide abandonarlo en un terreno baldío.
Después nos trasladamos a la Ciudad de México del presente. Se conoce al misterioso Karl (Eivaut Rischen), que trabaja como exorcista sin ser sacerdote. Aunque es muy cercano a un cura: el español Tomás (Eduardo Noriega).
Al mismo tiempo, en otro lugar de la capital mexicana, la docente y experta en lenguas antiguas Cecilia de la Cueva (Lumi Cavazos) recibe un extraño y antiguo libro que decide llevar a su casa para revisar con detenimiento.
Lo que ella ignora es que este volumen tiene relación con el niño y el demonio que lo poseyó hace 30 años. El mismo que hará blanco de su poder maldito a una de sus dos hijas y cruzará el destino de la familia con el de Tomás y su protegido Karl.
La crítica no la ha tratado bien
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