Mostrar empatía es mucho más que ponernos en el lugar o en la piel del otro. Para crecer en este valor y fomentarlo es muy importante mejorar la comunicación. Saber escuchar, estar atenta al lenguaje, no sólo al verbal, también al gestual y al corporal; transmitir emociones y comprender las emociones del otro. La empatía se trata de un valor positivo al alza.
Así se desprende de una encuesta realizada por el CEMS, Alianza Global de Escuelas de Negocios, entre alumnos y alumnas de 71 países: preguntados por las cualidades que más valoran en el liderazgo, la empatía sube cinco puntos (del 38% al 43%) respecto a encuestas previas a la pandemia. ¿Por qué? Según Clara Selva Olid (profesora de Estudios de Psicología de la UOC), «en momentos complicados como los actuales, la empatía permite crear puentes entre las personas y hacer fluir el interés mutuo, capaz de generar cambios para el bien común». Según la experta, la empatía debe actuar como catalizador, permitirnos identificar las necesidades de los demás y estimular la colaboración activa con otras personas.
En la familia desde la infancia
La empatía tiene una base genética, pero desde la infancia podemos desarrollarla, gracias a las relaciones tempranas con padres, madres y cuidadores. La doctora Selva Olid aconseja: «La escucha activa, la comprensión respetuosa alejada de prejuicios y de ideas preconcebidas y prestar atención a la comunicación no verbal de los demás, porque ese tipo de expresión encierra siempre un gran contenido emocional».
En el trabajo, para tener en cuenta
La experta comenta que un modelo de liderazgo en el trabajo «debe contar con una comprensión de las personas que integran la organización, sus habilidades, virtudes, puntos débiles… para potenciar el rendimiento, la participación y motivación». También da unas claves para fomentar las emociones empáticas en el entorno laboral: escuchar activamente; interesarnos por los demás, interpretar la comunicación no verbal y no juzgar.
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