La guía definitiva para adelgazar la tripa

“Hago ejercicio y como bastante bien, pero no hay manera de conseguir un vientre plano”. ¿Te sientes identificada con esta frase? Suponemos que si has llegado hasta aquí es porque más de una vez te has preguntado por qué cuesta tanto adelgazar la barriga.

Pues bien, antes de empezar queremos avisarte de que en el proceso de pérdida de peso, lamentablemente, no es posible elegir de qué partes queremos perder más o menos. La acumulación de grasas no es igual en todas las zonas del cuerpo y la pérdida de las mismas, tampoco. De esta forma, cuando nos proponemos adelgazar, hay zonas que cuestan más que otras. No obstante, sí que existen una serie de hábitos que pueden contribuir a acelerar la pérdida de determinadas zonas como la tripa y eso es en lo que vamos a centrarnos aquí. La buena noticia es que, como podrás imaginar, poner en práctica estos consejos también beneficiará a otras zonas de tu cuerpo.

¡Actívate! (Y no nos referimos solo a hacer abdominales)

Seguro que cuando piensas en adelgazar lo primero que se te viene a la cabeza son los abdominales. Y sí, por supuesto que este ejercicio es adecuado para tonificar la zona, pero cuando hablamos de perder peso no nos podemos olvidar del ejercicio cardiovascular. Procura caminar siempre que puedas y hacer alguna otra actividad aeróbica como correr, bailar, nadar o montar en bici, al menos tres veces por semana. Lo ideal es que lo combines con abdominales y otros ejercicios que fortalezcan el abdomen para así alcanzar un equilibrio. Tampoco es conveniente que te saltes este último paso, pues ganar masa muscular ayuda a acelerar el metabolismo y, por tanto, la pérdida de peso.

Reduce el consumo de azúcar añadido y sal

El exceso de azúcares añadidos y de sal en la dieta son dos de las principales causas del sobrepeso, especialmente en la tripa. Ambos están relacionados con la retención de líquidos y, además, son perjudiciales para la salud. Desde la OMS recomiendan un consumo de azúcar inferior al 10% de la ingesta calórica diaria total (si es menos del 5% mejor) y un máximo de 5g de sal al día.

Seguramente estés pensando en el azucarillo que echas al café o en la sal que añades a tus platos, que también, pero lo cierto es que lo más sencillo es eliminar los ultraprocesados de tu dieta. Nos referimos a todos esos alimentos del supermercado, como las galletas, los refrescos o las salchichas, que esconden estos aditivos entre sus ingredientes. Por no hablar de que también están cargados de grasas de mala calidad que se acumulan en tu barriga.

Apuesta por alimentos ricos en fibra

El consumo de fibra soluble ayuda a reducir la grasa abdominal. ¿Qué alimentos la contienen? Frutas como el albaricoque, la manzana o la naranja; legumbres como los garbanzos o las lentejas; cereales integrales como la avena y verduras como las coles de bruselas o el brócoli.

Los diuréticos también son tus aliados

La piña, la sandía, la cebolla, las alcachofas, los espárragos o el pomelo son alimentos con propiedades diuréticas que te ayudarán a disminuir la retención de líquidos y evitar la sensación de hinchazón en el abdomen. Además, todos ellos son bajos en calorías. ¡Inclúyelos en tu dieta!

Come con calma y disfruta de cada bocado

Aunque no lo creas, no solo importa lo que comes sino cómo lo comes. Dedicar tiempo a masticar y comer de forma tranquila es fundamental para mejorar la digestión, evitar los gases y la sensación de pesadez en la tripa. Además, comer con calma te permitirá reconocer cuándo estás saciada y no comerás en exceso.

¿Para beber? Agua y, si te apetece, alguna infusión

Por supuesto, si quieres adelgazar la tripa es imprescindible que bebas agua a lo largo del día. Esta es fundamental para hidratarte, reducir la retención de líquidos, mejorar la digestión y evitar el estreñimiento. Y, por supuesto, esto supone que evites otro tipo de bebidas azucaradas y cargadas de gas, como refrescos o zumos envasados que solo te harán sentir más hinchada. Eso sí, puedes optar por incluir algunas infusiones como el té verde, la manzanilla, el jengibre o la menta poleo

Duerme lo suficiente

Y por último, ¡no te olvides del descanso! Estudios como el Predimed-Plus, llevado a cabo recientemente por la Universidad Rovira i Virgili (URV), determinan que dormir menos de 6 horas y no tener un horario regular para ello dificulta la pérdida de peso y de grasa corporal. No es la primera vez que la ciencia llega a estas conclusiones, pues dormir poco hace, entre otras cosas, que la hormona que regula la saciedad, la leptina, sea menor. Esto nos lleva a comer más y, por tanto, a engordar.

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