La alimentación del bebé a partir de los 6 meses, todo lo que necesitas saber

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Bienvenida a la alimentación complementaria del bebé que se inicia alrededor de los 6 meses de vida, que es cuando tu pequeño ya puede comenzar a probar alimentos nuevos distintos a la leche materna o de la leche de fórmula, eso sí, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos que descubrirás más adelante. Se inicia entonces una nueva etapa en el fascinante mundo de la maternidad que, como ocurre con otras, despierta todo tipo de dudas e inseguridades. Si al principio te inquietaba saber cómo evolucionaba la curva de peso de tu recién nacido, ahora que empieza a poder comer más cosas además de leche

¿Hay que seguir un orden específico a la hora de introducir nuevos alimentos? ¿Existen alimentos prohibidos? ¿Cómo saber qué cantidades son las correctas? ¿Es mejor darle papillas o sólidos? Estas y muchas preguntas más son las que suelen hacerse casi todos los padres cuando inician la alimentación del bebé a partir de los 6 meses. Y es que, al igual que ya antes de que naciera ya te preocupaba cómo alimentarte durante el embarazo de un modo sano para que no le faltara ningún nutriente, ahora esnormal que te preocupe cómo alimentar a tu hijo a partir de los 6 meses de un modo correcto para que crezca fuerte y sin ninguna carencia.

Te adelantemos que en este campo, al igual que ha ocurrido en otros, se ha avanzado, y mucho, gracias a diversosestudios que demuestran que las antiguas recomendaciones de los pediatras necesitaban ser actualizadas.Por eso, ahora los consejos sobre cómo alimentar al bebé a partir de los 6 meses ya no son los mismos que hace unos años.Los pediatras catalanes fueron los primeros en actualizarse gracias a una completa guía sobre la alimentación infantil de cero a tres años que supuso toda una revolución.

Poco a poco, las nuevas sugerencias que se recogían en este documento se han ido extendiendo por los centros de salud de todo el país. Ahora cada vez son más los pediatras que dan a los padres recomendaciones actualizadas sobre la alimentación complementaria en el bebé a partir de los seis meses como las que aquí recogemos.

Eso sí, antes de comenzar siempre es imprescindible acudir al pediatra para que sea él quien valore la situación de cada bebé y aconseje en cada caso como debe ser su inicio en la alimentación.

Lo primero que debes tener en cuenta es prestar atención al nombre. Se llama alimentación complementaria porque es eso, complementaria; es decir, hasta el primer año de vida la leche materna o de fórmula sigue siendo el alimento principal, el básico e insustituible.

Todos los demás que se vayan incorporando a su dieta serán alimentos complementarios que ayudarán a cubrir algunas necesidades nutritivas que el peque comienza a tener a partir de los seis meses. Ten esto muy presente para evitar agobiarte demasiado cuando creas que tu bebé no está bien alimentado o cuando alguien te diga que debería comer más.

Como has visto, la leche es la principal fuente nutritiva del bebé, la que le aporta la energía, el calcio y los ácidos grasos esenciales para que crezca sano y fuerte durante su primer año de vida.

Si le das lactancia, sigue con ella a demanda tal y como hacías antes. En caso de que les des biberón, ya sea con leche de fórmula o con leche materna, debes saber que
a partir de los 6 meses lo recomendable es que el bebé tome 500 ml de leche al día.

Lo habitual es comenzar a introducir nuevos alimentos alrededor de los 6 meses, pero es algo orientativo, no tengas ninguna prisa-Para saber que tu hijo ya está preparados para iniciar la alimentación complementaria, debe cumplir estos requisitos (que suelen darse sobre esas edad):

-Mantenerse sentado sin ayuda.

-Haber perdido el reflejo de extrusión, es decir que no saque la lengua fuera al introducirle la cuchara.

-Demuestra interés por la comida cuando está en la mesa.

-Es capaz de coger objetos con las manos y usar los dedos para llevarse lo alimentos a la boca.

En ocasiones, nos frustramos porque el peque no come y, a veces, simplemente puede ser porque no le hemos sentado en la trona en el momento más adecuado.

El bebé debería sentarse a probar nuevos alimentos cuando esté descansado y sin sueño. Evita ponerle a comer cuando tenga mucha hambre, porque eso hará que se ponga nervioso y esté más reacio a probar cosas nuevas.

En contra de lo que pueda parecer, lo ideal es hacerlo después de que haya tomado un poco de pecho o de biberón. De ese modo, estará relajado y con más ánimo.

Este es uno de los cambios más significativos en las recomendaciones de los pediatras. Atrás va quedando el calendario que marcaba cuándo introducir cada alimento. Ahora ya está claro que, a partir de los 6 meses, el bebé puede tomar ya cualquier alimento,excepto algunos que te detallamos adelante.

Frutas, verduras, legumbres, huevo, carne, pescado, cereales, frutos secos (molidos)Todo esto puede comerlo el bebé a partir de los seis meses sin que hay nada que obligue a que uno vaya antes que otro. Puede serinteresante priorizar los alimentos con hierro, como legumbres, cereales o carne.

Será en cualquier caso y en última instancia especialmente el pediatra quien te confirme todo esto. Además consulta con él las cantidades idóneas para cada grupo de alimentos, así como con cada frecuencia debe tomarlos.

Para empezar, antes del año, evita por completo la sal y el azúcar, incluida la miel que puede provocar una intoxicación por botulismo.

La leche de vaca, así como sus derivados, tampoco deben darse hasta que no tenga un año. Sí es cierto que, a partir de los 9 meses, el bebé puede consumir pequeñas cantidades de yogur y de queso tierno.

Hasta el año, el bebé también debería evitar comer acelgas, y espinacas, por su alto contenido en nitratos. Tampoco le des pescados como atún, emperador o cazón por contener mercurio.

Además retrasa hasta el año, y a poder ser más, alimentos superfluos como el chocolate, galletas, bollería, mermeladas, embutidos y fiambres.

Nunca le des a tu bebé alimentos con los que pueda correr riesgo deatragantarse como, por ejemplo, frutos secos enteros, palomitas o alimentos duros como manzana o zanahoria crudas.

Si le vas a dar de comer alimentos redondos como uvas, aceitunas o arándanos sin cortar, nunca se los des enteros. El mejor modo de ofrecérselo son cortados a lo largo en cuartos. Y recuerda los frutos secos siempre molidos o muy aplastados.

Aunque como hemos visto no hay un orden concreto a la hora de que tu hijo coma cosas nuevas, si hay alguna pauta a seguir con el fin de detectar posibles alergias o intolerancias alimentarias.

Introduce los alimentos de uno en uno y deja que pasen entre dos y tres días hasta darle el siguiente. De este modo, en caso de que el bebé no lo tolere bien o sea intolerante podrás detectarlo de inmediato.

No le des a probar alimentos nuevos de noche, ya que si le dieran alergia o le provocaran algún tipo de reacción no podrías verlo y resultaría muy peligroso.

No existe una respuesta definitiva. Sí es cierto que el BLW (baby led weaning), el método por el que bebé se alimentay autoregula él solo con alimentos sólidos, cada vez tiene más adeptos, debéis ser los padres junto con el pediatra quienes decidáis qué es mejor para vuestro bebé y con qué os sentís más cómodos.

Si bien es cierto que ahora ya los pediatras reconocen los beneficios de ofrecer al bebé los alimentos enteros o en trozos y no exclusivamente en papilla o triturados.

Es bueno que el bebé manipule por él mismo los alimentos y que los pruebe en distintas texturas, siempre bajo la vigilancia del adulto y evitando intervenir a no ser que sea necesario.

Que tu bebé tenga una alimentación sana y buenos hábitos depende de ti. Procura compartir al menos una comida diaria con el bebé sentándolo en la misma mesa con el resto de la familia, así podrá observar y aprender. Haz del momento de la comida algo agradable, sin imposiciones, ni gritos.

Evita distracciones a la hora de la comida, ni pantallas, ni juguetes, ni avioncitos.

No uses la comida ni como premio, ni como castigo si quieres que tenga una relación sana con ella.

No le fuerces a comérselo todo, respeta su ritmo, así como la cantidad que él decide comer. Comprende que su estómago es más pequeño que el tuyo y que, al igual que te sucede a ti, tendrá días con menos apetito y alimentos que no gustan.

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