Íñigo Errejón y Pablo Iglesias: traiciones y abrazos envenenados

Como ya no comparten espacio, ni físico ni de partido, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se han mandado abrazos en la noche electoral en lugar de dárselos. Atrás quedaron los días donde los miembros de Podemos dejaban boquiabiertos a diputados del Partido Popular como Luis de Guindos o Alfonso Alonso con besos en la boca como el que le dio el líder morado a Albert Doménech o sorprendiendo al electorado con abrazos apretados en lugar del frío y protocolario estrechón de manos que suelen darse entre ellos otros políticos.

Pero la noche electoral del 10N ha puesto de manifiesto hasta qué punto se acabó el calor entre quienes antes habían sido uña y carne, alumno y profesor, número uno y número dos de una formación que nació para acabar con el bipartidismo. "Conozco a Iñigo Errejón, sé que es el día más difícil de su vida y le mando un abrazo solidario", ha dicho Iglesias en la rueda de prensa concedida tras conocerse los resultados. No parecía estar de broma, pero tampoco sincero del todo. Y así se lo ha tomado Errejón, que cuando una periodista le ha hecho saber lo del abrazo, ha respondido: "Me alegro de que me envíen abrazos, yo también envío abrazos calurosos". Lo ha hecho con cara de pocos amigos y cierto retintín, algo que han confirmado los aplausos y las medias sonrisas de los miembros de su equipo.

El afecto entre ambos empezó a menguar en 2016, cuando se descubrió la operación Jaque-Pastor, que tuvo como escenario Telegram, donde el equipo de Iglesias descubrió que se estaba produciendo un movimiento para desbancarlo y llegó a la conclusión de que Errejón estaba creando un partido dentro del partido. No ocurrió de manera inmediata, pero acabó siendo verdad: la prueba es que Más País existe y ha logrado tres escaños que abren la vía para que Errejón se siente en una mesa de negociación con Sánchez, que ya ha hecho un llamamiento a todos los partidos para desbloquear la situación política.

Además, la militancia socialista se lo ha dejado claro al presidente en funciones: “Con Iglesias sí, con Casado no”, han dicho recordando el cántico de los últimos comicios donde gritaron contra un pacto con Albert Rivera. Y aunque al secretario general del PSOE ha puesto una cara parecida a la de Errejón al "recibir" el abrazo de Iglesias y ha mandado callar hasta en cinco ocasiones a su militancia, es obvio que si quiere intentar una coalición de izquierdas, tendrá que escuchar a los socialistas que hoy se han acercado hasta la calle Ferraz.

Iglesias y la culpa

Cuando Podemos irrumpió en la política española trajo sus propias ideas y también sus propios gestos. De ahí aquel beso en la boca o los constantes abrazos y besos en las mejillas que se daban, especialmente entre los hombres. No sería destacable, si no fuera porque el resto de diputados suelen darse un apretón de manos o, como mucho, un golpecito en la espalda.

Pero Errejón e Iglesias llegaban incluso a cerrar los ojos en esos achuchones que parecían fraternales hasta que entre ellos los reproches empezaron a sustituir a las caricias: "En muchos partidos, quien pierde un congreso se va a su casa o abandona la primera línea. Yo quise que en Podemos eso no fuera así", escribió Iglesias sobre la marcha de Podemos de quien fue su alumno. “Nunca imaginé que iba a tener que interrumpir por unas horas mi permiso de paternidad por una razón tan triste”, expres Iglesias en aquel momento, como si intentara hacer sentir culpable a Errejón, a quien empezó a tratar como a un hijo desagradecido, un tono que también ha estado presente en el 10N.

Esa culpa también la ha rebotado en Sánchez: “Se duerme peor con más de 50 diputados de la extrema derecha que con ministros y ministras de Unidas Podemos”, ha dicho en referencia al ataque que les dedicó el Presidente en funciones cuando anunció nuevas elecciones y dijo que no podría dormir si hubiera llegado a un pacto con los morados. Pero a continuación, Iglesias, le ha tendido de nuevo la mano. Eso sí, añadiendo que todas las fuerzas que entraran en esa coalición debían estar "representadas proporcionalmente en relación a los votos y escaños que ha recibido", como si diera por seguro que Sánchez llamará a Errejón para formar goibierno.

La representación obtenida por Más País no sumaría una mayoría de izquierdas, pero añade un nuevo protagonista a una hipotética negociación entre Sánchez e Iglesias, que ya demostraron muy poca química en la anterior. Habrá que ver qué papel juega Izquierda Unida, cuya fusión con Podemos ve Errejón, según declaró este verano, como una de las causas de que los morados hayan ido perdiendo votos. La falta de sintonía con su líder, Alberto Garzón también es evidente: con él, ni ahora ni antes, hubo nunca buenos abrazos.

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