Puede que seas de esas personas que, justo después de cenar o antes de acostarse, siente la necesidad imperiosa de dirigirse a la nevera para coger un trozo de chocolate. Y seguramente lo hagas con remordimiento, pensando que no necesitas dulce ni un extra de calorías justo para ir a la cama. Pero seguramente al leer esto dejes de pensarlo a partir de ahora.
No es nuevo la relación que existe entre los alimentos y el sueño. Y tomar un trozo de chocolate puede ser tu nuevo truco para conciliar el sueño y dormir mejor. Así lo ha confirmado la nutricionista y entrenadora personal Keris Marsden en Stylist’s Restival, un encuentro organizado por la revista británica Stylist.
Marsden abordó la relación entre los alimentos que comemos y el sueño que tenemos, destacando el papel de las hormonas en el proceso de sueño. Un ejemplo de ello es la importante de los niveles de serotonina, una hormona que es esencial en la producción de la melatonina, conocida como la hormona del sueño, cuyos niveles aumentan al comer ciertos alimentos como el chocolate.
«El chocolate puede ser un recurso esencial para el cuerpo, ¿no lo parece? Es una de las cosas que he practicado casi todos los días desde que lo aprendí, no hay día que no haya comido chocolate. Aumenta la serotonina y ella es la encargada de ayudarte a conciliar el sueño por la noche«, dijo Marsden.
La nutricionista hizo hincapié en la importancia de las hormonas y el complejo sistema que forman: «El cortisol nos despierta por la mañana, y después le pasa el testigo a la melatonina, que te ayuda a dormir. Todas las hormonas se comunican entre sí. La insulina, que regula la energía y el azúcar en la sangre durante el día, afecta al cortisol y la melatonina. Entonces, lo que comes, cuándo comes y también cómo comes, puede afectar tus hormonas», afirmó.
Y una cosa muy importante que no hay que olvidar: como el sueño juega un papel muy importante en la regulación de las hormonas involucradas en el apetito, una mala noche de sueño puede ser el paso previo a un día con un apetito mayor de lo habitual.
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