Antonio Banderas (Málaga, 1960) consiguió su primera nominación a los Oscar como mejor actor protagonista 30 años después de haber probado suerte en Hollywood. Su primer filme en la meca del cine fue Los Reyes del Mambo. El actor logró su participación de una manera completamente inesperada. En 1989, el malagueño había viajado a Los Ángeles para asistir a la ceremonia de los Oscar donde Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar, estaba nominada a mejor película extranjera. En los días previos a la ceremonia, unos trabajadores de la conocida agencia ICM entrevistaron a sus protagonistas buscando posibles perfiles para producciones americanas, pero la pruebas fueron desastrosas para Antonio: no sabía "ni papa" de inglés. Al salir del casting, Manuel Núñez, "un muchacho que estaba llevándole los cafés a los agentes de ICM", se propuso para ser su representante. Unas semanas después citaron a Antonio en Londres para una prueba. Él se aprendió una parte del guion de memoria. Les gustó. Lo citaron en Nueva York. Terminaron dándole el papel.
Pero el camino que Antonio recorrió hasta engrosar la escasa lista de españoles que triunfan en Hollywood no fue sencillo. El idioma fue una barrera muy complicada que derribar. El intérprete estaba entonces casado con la también actriz Ana Leza, quien se convirtió en su profesora de inglés particular y en una de las grandes impulsoras de su carrera. "Me ayudó a traducir el guión de Los reyes del mambo, a trabajarlo, me dio mucha confianza. Sin ella no hubiese conseguido el papel", dijo Antonio sobre ella, con la que se casó el 27 de julio de 1987 en la madrileña iglesia de San Nicolás tras solo seis meses de noviazgo. "Era imprescindible que lo acompañase a Estados Unidos, porque él no hablaba una palabra de inglés y yo lo hablo con fluidez", dijo Leza.
Antonio mejoró el dominio del idioma y rodó otras películas americanas, como La casa de los espíritus o Entrevista con el vampiro. Pero en 1995 se divorció de Leza, quien también aparecía en Mujeres al borde de un ataque de nervios e incluso hizo un cameo en Philadelphia y en De amor y sombras, ambas protagonizadas por Banderas. La madrileña, hija de la también actriz Conchita Leza Núñez (Goya en Burdeos, Valentina…), se quedó con la casa que tenían en Madrid, 570 millones de pesetas (3,4 millones de euros), una pensión alimenticia de 2,4 millones de pesetas al mes (algo más de 12.000 euros), así como el derecho vitalicio al 50% de todos los beneficios de las películas que Antonio había protagonizado durante su matrimonio. Ana fue lo mejor y lo peor de aquellos inicios en Hollywood. "Me dejaron más pelao que… Fueron ocho días de juicio. Es un negocio. Lo que el juez quiere saber es cuánto le vas a pagar a tu pareja. Te agarran de un pie, te sacuden y, cuando se acaba el último dólar, te dejan. Eso es lo que hicieron conmigo", recordaba el actor en 2004 ante el periodista Jesús Quintero.
Desde entonces, el paradero de Ana Leza se ha convertido en un pasatiempo ocasional para la prensa. Dejó la actuación y rehizo su vida con Dharma Villareal, un montador ydocumentalista en la empresa Xerox nacido en Ojai, California. La pareja se casó de nuevo en el año 2000 en Santa Bárbara, California, en una boda muy discreta en la que Carmen Maura ejerció de madrina. Tuvieron dos hijas, Clara María y Sofía Macarena. En 2003 intentaron abrir un negocio de restuaración en Madrid pero no funcionó. Han residido en muchos lugares -Madrid, Los Ángeles o Abu Dhabi- y hasta hace unos años la familia residía en South Fallsburg, en Nueva York (EEUU).
La verdadera pasión de los Villarreal-Leza es la meditación. Dharma, Ana y sus hijas están muy involucrados con la organización mística de origen hindú Siddha Yoga Meditation, conocida por las siglas SYDA, ubicada en su lugar de residencia, South Fallsburg. Tras el polémico divorcio con Banderas (hubo incluso, según ¡Hola!, acusaciones de presuntos malos tratos), Leza se refugió en esta fundación, donde a su vez acudía con regularidad el que terminó convirtiéndose en su segundo marido. Ahora, sus hijas también participan en esta ONG (algunos medios sostienen que es una secta), tanto que cuentan con sus álter ego budistas: la mayor, Clara María se hace llamar Clara Priya, y la pequeña, Sofía Macarena, es Sophia Sindhu. Así consta en la web de la asociación. Todos ellos han encontrado la paz en las doctrinas de un santón hindú ya fallecido llamado Swami Muktananda y en su actual líder, Gurumayi Chidvilasananda.
Mujeres al borde de un ataque de nervios también supuso un punto de inflexión en la vida personal de Antonio, que en 1995 ya se dejó ver con Melanie Griffith. "En los Oscar llegamos a la alfombra roja y de pronto veo a una mujer rubia que me sonaba mucho porque la había visto en películas, pero en ese momento no recordaba cómo se llamaba. Así que le dije a Pedro: ¿’quién es’?, ‘¿quién es?’, ‘¿cómo se llama?’ y Pedro me dijo: ‘Antonio, es Melanie Griffith’. Y dije: ‘Eso, eso. Ay Dios mío’. Pues bien seis años más tarde me estaba casando con ella. Todo lo que pasó en esos años que estuvimos juntos pasó muy rápido. Mi vida era fascinante, si la miro con perspectiva. Recuerdo esos años como un tiempo efervescente y realmente bonito. Yo ahora ya no estoy casado con Melanie, pero ella es mi familia", dijo Antonio en una entrevista en Málaga. Ahora, la vida de Antonio ha dado un giro radical. Hoy celebra su nominación a los Oscar junto a su inseparable novia, Nicole Kimpel. Mientras tanto, la mujer que hace 30 años le ayudó a abrirse camino en la industria americana sigue desaparecida del mundanal ruido mientras su ex entra en la sesentena más en forma que nunca.
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