Elegir vestido para una boda no suele ser fácil. Menos aún debe de serlo cuando la boda se celebra en otro hemisferio, en otra estación y, además, quien se casa es conocida como una mujer de estilo pluscuamperfecto. Eso, de alguna manera, marca un listón. Se cumplen dos años de la boda de Alessandra de Osma y Christian de Hannover en Lima (Perú), una cita que reunió a gran parte de la aristocracia europea y a un buen número de celebridades, y que quedó para la historia como un manual ejemplarizante de invitadas bien vestidas.
La novia
Sassa de Osma tuvo la oportunidad de lucir no uno sino cuatro vestidos por su boda. Cuatro modelos que, curiosamente, son los cuatro pilares cuando una novia busca su diseño.
El primer atuendo, un vestido de tweed corto de Chanel (concretamente, el look 33 de la colección Otoño-Invierno 2017-2018 de la firma) que combinó con zapatos de Aquazzura (el modelo Heartbreaker, en ante de color beige), lo llevó en su boda civil en Londres cuatro meses antes del enlace religioso.
El segundo, con el que llegó a la iglesia de San Pedro en Lima, era un diseño clásico, romántico y atemporal firmado por el diseñador gallego Jorge Vázquez. El vestido, que recordaba al que llevó Grace Kelly en su boda con Rainiero de Mónaco, tenía un cuerpo de manga larga cubierto con encaje chantilly rebordado en hilo de seda con motivos florales que inundaban también la gran falda con cola, ceñida a la cintura. Estaba realizado en ganar de seda doble italiana y a su confección se dedicaron más de seis meses y 600 horas de trabajo. Eligió la impresionante tiara floral de la Casa Real de Hannover (que ya lució, entre otras, Carolina de Mónaco en 2004) y unos pendientes de oro blanco con diamante central talla brillante y pétalos de diamante de la joyería española Suarez.
El tercero, para el cóctel informal que ofrecieron aquella noche los novios a sus invitados en la casa Berckemeyer, una espectacular mansión de la familia de Osma ubicada en el centro de Lima, fue un slip dress de satén en color blanco nata inspirado en el legendario vestido de Narciso Rodríguez que llevó Carolyn Bessette en su boda con John John Kennedy y que se ha convertido en un icono para las novias de hoy. La hispanoperuana lo llevó con unas sandalias de tacón de tira fina y una diadema de paniculata.
El último vestido lo llevó al día siguiente, en la cena de gala que celebraron los recién casados en el Museo Pedro de Osma de la capital peruana. Y nuevamente fue un modelo clásico, esta vez minimalista, un vestido largo y sin mangas, de escote caja y espalda al descubierto.
Las hermanas conjuntadas
Beatriz y Eugenia de York volaron desde Londres para la boda y optaron por acudir combinadas con el estampado más favorecedor, primaveral y colorido que existe: el de flores. Mientras Beatriz escogió un vestido a la rodilla en azul marino con escote barco y detalle de margaritas, y lo combinó con unas sandalias en el mismo tono de Prada, su hermana Eugenia optó por un vestido cruzado verde con flores en tonos anaranjados, firmado por la marca Alice + Olivia, zapatos de Aquazzura y bolsito de mano de Chloé.
La anti-invitada perfecta
Kate Moss es Kate Moss en cualquier circunstancia. Siempre con ese equilibrio entre lo desaliñado y un estilo sobresaliente, escogió un diseño de lino estampado, con largo midi y un lazo salmón que partía del escote. No se quitó sus gafas de sol Wayfarer de Ray-Ban, y llevó la melena suelta y perfectamente despeinada. La acompañaba su novio, el conde alemán Nikolai von Bismarck.
La más fotogénica
La actriz mexicana Ana Brenda llevó de la mano a las damitas de honor hasta la iglesia, protagonizando su particular “momento Pippa”: por un momento captó toda la atención gracias a su vestido, un diseño amarillo, de falda plisada, escote con volantes y estampado de flores firmado por Self Portrait. Al instante se convirtió en el look más fotogénico para Instagram y en uno de los diseños que siguen inspirando hoy a invitadas de verano.
La invitada bohemia
Talita von Fürstenberg, nieta de la legendaria diseñadora, con un precioso vestido de estampado de escote haltera, ceñido a la cintura y falda larga.
La invitada descubrimiento
Victoria López de la Serna, del círculo de amigas de la novia, destacó con un vestido negro con estampado de flores grandes en amarillos y blancos, que combinó con un clásico bolso de Chanel con asa de cadena.
La que se hizo su propio vestido
Tamara Falcó también asistió al enlace y escogió para la ocasión un vestido con estampado de multitud de pequeñas flores de colores, detalles de pequeños volantes y escote en uve con una pequeña abertura en el abdomen, diseñado por ella misma.
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