Que Michelle Obama se atreva con el color no es ninguna novedad. El triunfo de sus modelitos más arriesgados es culpa de su estilista, Meredith Koop. La mujer del expresidente Barack ha pasado de ser una comedida y adecuada primera dama, a convertirse en toda una celebridad que comparte escenario con Sarah Jessica Parker y llena estadios con su libro Mi historia.
Es precisamente en esas memorias en la que cuenta su experiencia trabajando junto a Meredith para elegir sus estilismos. "Nunca pensé que me convertiría en alguien que tuviera que contratar a gente para mantener mi imagen”, cuenta Michelle en el texto. Puede ser esa la razón por la que Koop hacía la mayor parte del trabajo y Obama solía no interceder en las decisiones.
El último estilismo con el que Michelle Obama nos ha deleitado lo firma Schiaparelli. Un auténtico vestido-joya. De satén impoluto y en un tono amarillo ácido, el vestido es lencero de arriba a abajo con el pecho estilo corsé y tirantes finos. Como colofón final, una decoración de pedrería sobrepuesta por encima del vestido lo decora y aporta el nivel de elegancia y originalidad necesario.
El cabello ondulado, cortado por encima de los hombros y con un volumen considerable, termina de darle el estilo años 20 al conjunto. Michelle se corona con unos labios efecto gloss y unos pendientes tan brillantes como el vestido (o más).
La ocasión era la American Portrait Gala y merecía un estilismo especial. Michelle le entregaba el premio Retrato de una Nación a su buen amigo, Lin-Manuel Miranda, creador del exitoso musical Hamilton. “Ha pintado el retrato más honesto de nuestro país que he visto nunca”, confesaba la ex primera dama. Miranda ha sido uno de los seis ganadores del premio que otorga la Smithsonian’s National Portrait Gallery. Entre los destinatarios del mismo también se encontraban Anna Wintour, o Indra Nooyi, CEO de PepsiCo. Sus obras estarán expuestas en el museo hasta el próximo 30 de agosto.
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