Se acaba de estrenar la segunda edición del programa revelación de la pasada temporada, La isla de las tentaciones, y ya tenemos tema de conversación para rato. Esta vez comandado por Sandra Barneda (seguiremos echando de menos a esa figura regia que era Mónica Naranjo), ya conocíamos a las cinco parejas participantes, dos ‘recicladas’ de otros realities de Telecinco (Marta y Lester -ella, ex participante de Gran Hermano- y Tom y Melyssa -de Mujeres, hombres y viceversa). Justamente esas dos han sido las que más han dado que hablar en el primer programa. Escenas de celos que han encendido el debate: ¿una relación tóxica o una dinámica de malos tratos?
Seguramente estamos buscando la cuadratura del círculo aquí, porque todo el reality (cuya autenticidad guionizada se presupone) se basa en un entendimiento de la pareja muy cuestionable: poner ‘a prueba’ el amor a través de la tentación de varios solteros (para ellas) y solteras (para ellos). Sobre todo, cuando el punto de partida, en este caso, es la desconfianza previa de las novias hacia sus novios. Un patrón muy llamativo.
Melyssa Pinto es una chica de 28 años de Barcelona, que debutó en la televisión en el trono de Mujeres, hombres y viceversa. Tom Brusse, de 27, empresario de Marrakech, la conoció como pretendiente en el programa de dating y ambos salieron juntos. Su relación de ocho meses, sin embargo, parece marcada por la desconfianza de ella ante las supuestas infidelidades de él. Tanto es así que nada más comenzar el programa, un posible idilio entre Tom y una de las solteras, Liseth, casi acaba con el noviazgo antes de empezar.
¿Relación tóxica o maltrato emocional?
Melyssa y Tom han sido una de las parejas más polémicas por la dinámica que hemos visto ante las cámaras. Para unos, la histeria de Melyssa ante cualquier mirada o comentario de su pareja y su inseguridad son la prueba de que es una celosa patológica. Para otros, se trata claramente de una relación tóxica: ella no confía y él miente. Algunas mujeres en redes sociales han señalado que él maltrata a su pareja.
Esto último puede parecer bastante radical. Sin embargo, para varias personas, Tom despliega comportamientos típicos del maltrato psicológico y emocional. La luz de gas, una de las tácticas de manipulación más dañinas (y que muchos y muchas podemos haber practicado o sufrido sin ser conscientes de ello), sería una de ellas.
Tom ha llegado a decir que «miente porque la quiere [a Melyssa]». Escuchando frases como esta, es más fácil entender a Melyssa, que parece insegura y desconfiada per se. No obstante, como también señalaba Tom, él tiene una barrera importante a la hora de hablar con ella: el español no es su lengua materna y le resulta difícil y frustrante explicarse (de todos modos, no cuela como excusa de una infidelidad).
Otra de las parejas más problemáticas ha sido la formada por Marta Peñate y Lester. Sus 11 años de relación parecen resumidos en una de las frases que ella dijo en la primera entrega de La isla de las tentaciones: «Nos queremos mucho, pero nos queremos mal». Marta ha sido considerada, por consenso general, la más sobreactuada por el momento. Su bagaje televisivo (compartió Gran Hermano con Sofía Suescún) puede ser la respuesta. Muchos apuestan por que serán los Fani y Christofer de esta edición.
La canaria asegura que quiere tanto a Lester que se ha desenamorado de sí misma. De momento, lo que hemos visto es que ataca a cualquier mujer que considera ‘rival’ y que su pareja decide justamente elegir a las que más le molestan. ¿Se quieren mucho pero mal o es que no se quieren? Quizá es hora de descartar el dicho de ‘amores reñidos son los más queridos’ y abrazar la idea de que una relación tiene que ver más con la tranquilidad que con el drama.
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