Cuando el gobierno británico requisaba casas de campo nobiliarias para convertirlas en hospitales durante la guerra

El martes 24 de marzo, en lo que ya se ha convertido en una cita habitual, la sesión informativa de las 5 de la tarde, el secretario de salud británico Matt Hancock explicó a Reino Unido que el centro de convenciones ExCel de Londres -utilizado como ring de boxeo en las Olimpiadas de Londres 2012- se convertiría en un hospital de la NHS (Servicio Nacional de Salud), con espacio para 4.000 pacientes.

En el Times, Sir Simon Stevens, el director ejecutivo de la NHS, reconoció que el hospital temporal era “un modelo de cuidado nunca antes necesario o visto en este país”. El secretario de defensa, Ben Wallace,rindió tributo al personal que había transformado el centro de convenciones en un hospital temporal en tan solo diez días. “El NHS y nuestras fuerzas armadas son ambos líderes mundiales en su campo, y este ambicioso proyecto es solo un ejemplo de lo que pueden conseguir cuando se unen para ayudar a las naciones”, dijo.

Se espera que el centro ExCel sea, de hecho, uno de los primeros lugares convertidos en hospital, el Birmingham National Exhibition Centre ha sido barajado como otra opción, así como también los hoteles se han convertido en hospitales. Pero, ese gran paso nos ha llevado a preguntarnos; ¿llegará un punto en el que se necesite requisar las casas de campo de la gente, como en la Primera y Segunda Guerra Mundial?

Fue entonces cuando muchas casas de campo, desde el Castillo de Leeds, en Kent, entonces propiedad de Lady Baillie, hasta Wrest Park, en Bedfordshire (recientemente utilizado como escenario en Belgravia), fueron requisados para ayudar en la guerra y utilizados como hospitales para convalecientes. Ninguna casa quedó exenta, las más grandes fueron reorganizadas para funcionar como cualquier cosa, desde escuelas, hasta casas de maternidad, desde hospitales militares, hasta depósitos de material de guerra.

En lugar de esperar a que el gobierno tuviera que hacer uso de sus poderes draconianos para requisar las casas de campo, los propietarios ya se han mostrado dispuestos a ayudar al esfuerzo del país de la forma más tangible posible. En estos tiempos de pandemia por el coronavirus, hemos visto a los propietarios de las más grandes casas de campo ofrecer sus posesiones más valiosas.

Sophie Perkins de Anyhoe Park, una casa de campo del siglo XVII clasificada de Grado I al sur de Northamptonshire (donde el guitarrista Noel Gallagher celebró sus 50 años), publicó un conmovedor mensaje en sus historias de Instagram en el que decía: “los hospitales están cerrando, las operaciones se cancelan @uk_gov @nhs.england usad nuestra casa como hospital, 35 nuevas camas mientras que no podamos celebrar bodas ni eventos” y después le pedía a sus seguidores que “compartieran la publicación”. El coronavirus es un enemigo diferente al esfuerzo físico de una guerra, las heridas de guerra son muy diferentes a un virus altamente infeccioso, pero la iniciativa es significativa.

Fue en un número de 1940 de The Tatler, como se llamaba entonces, donde se informó de que habían subdividido las grandes habitaciones de la casa Goodwood para hacer salas de hospital, con una gran estancia quirúrgica establecida en el gran salón de baile, las camas de los pacientes se podían encontrar en la galería de esa casa de Grado I. La mansión había sido ofrecida al ministerio de Sanidad como un hospital de maternidad hacía un tiempo y con el estallido de la guerra fue convertida en tan solo doce horas: almacenaron los muebles en dos de las habitaciones, quitaron los cuadros, se etiquetó el espacio de las paredes, la biblioteca fue tapiada y se dispusieron 50 camas.

Es extraordinario y ¿podría pasar hoy? Por supuesto, las cosas pueden cambiar rápidamente y ya lo están haciendo. Sin duda, la gente está dispuesta -igual que lo estuvo entonces- a ofrecer toda la ayuda posible. Las propiedades del National Trust (Fundación Nacional para Lugares de Interés Histórico) como Beningbrough Hall al norte y Ham House al sur, por ejemplo, podrían servir como instalaciones ideales.

Igualmente, como en las Guerras Mundiales, estas casas son un ‘lugar perfecto para pacientes convalecientes’, lo que nunca podría ser más cierto que ahora, ya que la primavera realmente comienza a acelerarse.

Artículo publicado originalmente en Tatler.com y traducido por Paula Peña. Acceda al original aquí.

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