Cómo combatir el síndrome postvacacional con la alimentación

La mayoría de españoles está a punto de volver al trabajo y despedirse del todo de las vacaciones. Y con la vuelta a la rutina viene el famoso síndrome postvacacional y como influye en nuestro descanso diario, nuestra vitalidad, e incluso en nuestro estado de humor. Pero… ¿sabemos realmente por qué se produce este síndrome y cómo superarlo? Aunque no es considerado como una enfermedad, el síndrome postvacacional existe y lo padecen muchas personas, según datos de la empresa de productos de salud y belleza www.nutritienda.com más de un 40% de los españoles sufren síndrome postvacacional, causado por la vuelta a la rutina tras las vacaciones, y su duración es de una media de 7 días.

Generalmente lo mejor para nuestro organismo sería adaptarse progresivamente a la vuelta a la normalidad, aunque muchas veces esto no es posible ya que volvemos de nuestras vacaciones justo el día antes de comenzar nuevamente con nuestra rutina laboral. Este síndrome se caracteriza por un cuadro de debilidad y astenia generalizado, acompañado de insomnio o somnolencia durante el día, nos cuesta más concentrarnos en nuestro trabajo y estamos más irritables y de peor humor. Los expertos nutricionistas de Nutritienda.com han elaborado una serie de pautas y alimentos para combatirlo.

Melatonina para el trastorno del sueño: tomates, cerezas, arroz, nueces, plátanos, avena y maíz dulce

Después de las vacaciones, lo más común es tener trastorno del sueño, primero porque nos hemos acostumbrado a acostarnos más tarde y segundo, porque muchas veces las hemos pasado en algún sitio donde haya diferencia horaria, ¡el temido jet-lag! Lo mejor es tener entre dos y tres días de adaptación, intentar retomar los horarios unos días antes de volver, acostarse más temprano y levantarse un poco antes cada día, de esta forma será más fácil volver a la rutina. Si aún así, llega la noche y cuesta conciliar el sueño de forma eficaz, la melatonina puede ser de gran ayuda. Se trata de una hormona natural sintetizada por la glándula pineal a partir del aminoácido triptófano. Esta hormona está implicada en numerosos procesos neurofisiológicos y metabólicos, por lo que resulta interesante mantenerla dentro de unos parámetros adecuados. Además de regular el ciclo sueño-vigilia y facilitar el descanso, a la melatonina se le atribuyen otras propiedades: acción antioxidante, neuroprotectora, mejora el estado de ánimo, regula la producción hormonal y ayuda a reducir ciertos dolores. Los alimentos que aumentan la melatonina son: nueces, plátanos, tomates, cerezas, arroz, avena y maíz dulce entre otros.

Triptófano para la desgana y apatía: leche, queso, cereales integrales, huevo, plátano, cacao y nueces.

El final de las vacaciones y el comienzo de la rutina y el trabajo vienen acompañados de una sensación de desgana y apatía.El triptófano puede ser la clave para superarlo. Es un aminoácido esencial, es decir que nuestro cuerpo no lo puede fabricar y es necesario aportarlo al organismo a través de la alimentación. A partir del triptófano, nuestro cuerpo segrega la serotonina o más conocida como “hormona de la felicidad”, que nos hará estar de mejor humor y más animados. Este aminoácido es abundante en alimentos como la leche, el queso, los cereales integrales, el huevo, el plátano, el cacao o las nueces… Aunque normalmente logramos cubrir las necesidades de triptófano mediante la alimentación, en épocas de mayor demanda o si llevamos una alimentación un poco desequilibrada, un complemento nutricional de triptófano podría ser interesante para ayudarnos a sobrellevar esta etapa.

Vitamina C para combatir la ansiedad: naranjas, fresas, papayas y kiwis

La vitamina C es de vital importancia en todas las épocas del año y en todos los periodos de la vida, ya que ayuda a combatir los signos de la edad gracias a su acción antioxidante. Asimismo, contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, a la formación del colágeno y ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga. Pero además de eso la vitamina C reduce la ansiedad al combatir el estrés oxidativo y la acción del cortisol, por lo que es fundamental para la vuelta a la rutina. Desde siempre se ha pensado que la naranja es el alimento que más vitamina C tiene pero hay muchos más alimentos que pueden brindar un alto contenido de esta vitamina como las fresas, la papaya o el kiwi.

Magnesio para reducir el cansancio: frutos secos, legumbres, cereales integrales, verduras de hojas verdes y cacao en polvo

El magnesio es un mineral esencial que participa en múltiples procesos en nuestro organismo, ya que forma parte de más de 300 reacciones metabólicas que tienen lugar en el cuerpo. Entre las principales funciones podemos destacar: estimula la liberación de insulina (necesaria para regular la glucosa en sangre); interviene en la contracción y relajación muscular; es necesario para convertir el glucógeno en energía y para metabolizar carbohidratos y proteínas. Además, junto con el calcio, es el responsable del mantenimiento de la función muscular y ayuda a reducir el cansancio y la fatiga. El estrés físico y mental que puede producir la vuelta al trabajo es una de las causas de niveles bajos de magnesio en sangre. Este mineral se encuentra principalmente en frutos secos, legumbres, cereales integrales, verduras de hojas verdes y cacao en polvo. Aunque podemos ingerirlo a través de la alimentación, ciertos factores pueden afectar a su absorción, como por ejemplo el consumo de refrescos o bebidas gaseosas.

Además de la alimentación debes practicar ejercicio para sentirte de mejor humor y para combatir el insomnio. ¡El deporte es una fuente de alegría! El ejercicio favorece la liberación de endorfinas, unas sustancias químicas que aumentan el estado de ánimo. Así que, una de las mejores formas de librarse del estrés es realizar ejercicio físico. Salir a correr, andar o volver al gimnasio son buenas opciones no solo para sentirse mejor sino también para cuidar nuestro cuerpo y perder esos kilos de más cogidos durante el verano. Lo ideal es la práctica regular de ejercicio de una intensidad moderada, unos 30 a 60 min al día y al menos de 3 a 5 veces por semana.

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