Se conoce como sonido Hum. También como el Zumbido. Otros lo llaman, y, la verdad, lo comprendo, es mucho mejor nombre: las Trompetas del Apocalipsis. Yo ni lo conocía. Para mí ha sido una de las grandes noticias de este confinamiento, aunque no haya ocupado telediarios y portadas, que es lo que suele suceder con las grandes noticias de verdad. El Hum es un sonido de baja intensidad, un zumbido metálico que recuerda a una turbina, que se escucha desde hace décadas en algunas partes del mundo. Desde Argentina a Inglaterra pasando, por supuesto, por Estados Unidos, porque no puede ocurrir algo extraño en el planeta sin que lo haga allí también. Hoy, con el aislamiento, con la reducción de ruidos y movimiento, con el congelamiento obligado de la alarma, parece escucharse más.
Digo parece porque solo lo oyen, como mucho, y yo no estoy (aún) entre las elegidas, cuatro de cada cien personas, que se creen cuando lo hacen que se están volviendo locas porque preguntan alrededor y nadie más lo oye. No se conoce su origen. Unos dicen que es ruido de máquinas lejanas, defectos del oído o vibraciones de la Tierra. Otros, hipótesis mucho mejores, por supuesto, están convencidos de que son experimentos con armas por ondas electromagnéticas e incluso contactos extraterrestres individuales. Como los teleoperadores de las telefónicas pero desde otra galaxia y sin ofertas de portabilidad. Al menos todavía. O, al menos, que se conozca.
En España donde más se escucha es en Cádiz. Cádiz es una isla utopía, un maravilloso escondite, ojalá perdido u olvidado, donde levantas los adoquines y, además de playa, encuentras mantos de huesos y de mundos. Que suene el Hum allí no debería sonar, valga la redundancia, tan raro. Sucede intermitentemente desde hace ya seis años pero se ha intensificado con el aislamiento. Sobre todo por la noche. A esas horas en las que, con las calles y las orillas desiertas, los fantasmas recuperan, más que nunca hoy, la ciudad y la habitan de nuevo como lo hicieron durante siglos.
David López Canales es periodista freelance colaborador de Vanity Fair y autor del libro ‘El traficante’. Puedes seguir sus historias en su Instagram y en su Twitter.
Fuente: Leer Artículo Completo